El arquitecto ganador de un Pritzker, ele quivalente al Nobel de la arquitectura mundial, artista, soñador, creador... Luis Barragán Morfin nació en la perla tapatía, la ciudad de Guadalajara, aquí, inició su carrera, experimentó y creó. Una de sus obras fué el templo del Calvario en la colonia Jardines del Bosque.
Antes de ser construído se le hicieron modificaciones al proyecto por lo que Barragán se deslindó completamente de la responsabilidad y mérito en diseño, pero sí que lo publicó para que todos conociésemos el diseño origina.
No importa, aún así se ejecutó y resultó ser un pequeño Frankenstein.
Desde el exterior nos recibe una plazoleta a todo lo largo del frente, en la cual se puede disfrutar del exterior, donde los vecinos conviven y desde donde además se puede apreciar completamente la fachada del templo.
Aquí se celebran ceremonisas religiosas de cualquier tipo, y muchos egresados de arquitectura lo eligen como sede para su misa. Yo fuí el fin de semana pasado por el bautizo de mi primo, y lejos de verlo con ojos de solemnidad, lo vi con el alma y la cabeza.
El interior, aunque francamente puede notarse que no fué todo obra de Barragán, pero aún existen elementos que lo representan indiscutiblemente. La entrada de luz a partir del vitral de formas amarillas, la entrada de luz natural en el altar, y la perspectiva son elementos espaciales auténticos.
Esta visita la recomiendo tanto para las personas religiosas, como a los arquitectos que, visitando la obra de Barragán en Guadalajara, no pueden dejar de conocer su pasado en el espacio correcto.