¡Hola de nuevo a todos, viajeros! Escribo este post desde la capital danesa, en la que voy a pasar los próximos días, así que os iré contando cosas interesantes y hablando de los lugares que visite durante mi viaje. En la entrada de hoy voy a hablaros del que posiblemente sea el principal emblema de la ciudad de Copenhague: la sirenita.
La sirenita, en danés conocida como "den lille havfrue" es una pequeña estatua de bronce situada en una roca cerca del Parque Langelinie. La estatua, como su propio nombre indica, representa a la sirenita protagonista del cuento que escribió Andersen, y cuyo título se llama, precisamente, La Sirenita (que nosotros conocemos principalmente gracias a la adaptación cinematográfica de Disney). Por si no estáis familiarizados con la historia, ésta cuenta las peripecias de una sirena que, por enamorarse de un hombre, decidió sacrificar su condición de sirena para poder verle desde la orilla, de ahí que la escultura no sea de una sirena en sí (es decir, no tiene cola de sirena), sino de una humana, con sus dos piernas.
Es curioso que la figura de la sirenita fue donada por el dueño de la cerveza Carlsberg, y en honor al cuento del autor. Desde entonces, esta escultura se ha convertido en el símbolo más importante de Copenhague.
Lo cierto es que tengo que admitir que la estatua de la sirenita es bastante decepcionante. Para empezar, es más pequeña de lo que me había imaginado, y además estaba llena de turistas alrededor (y eso que había relativamente pocos porque he ido en un jueves cualquiera de enero...). Además, he de decir que el fondo detrás de la sirenita no era el más idílico porque, a pesar de que se ve el mar, hay una zona industrial a lo lejos que hace que se quite un poco el encanto.
Eso sí, el parque Langelinie de alrededor es muy agradable para recorrérselo, y el paseo por el puerto también, así que siempre puedes sacarle provecho a eso... Para poder llegar allí puedes ir ir en el autobús número 26, o bajarte en la estación de tren de Osterport.