En nuestro viaje a Colonia, y como en cada escapada que hago, me gusta probar la comida típica del país, o más específicamente de la ciudad si es que tiene. Podemos suponer la comida tradicional de Colonia iba a ser la salchicha, y efectivamente este plato nunca falta en sus menús, sin embargo su gastronomía va mucho más allá.
La carne de cerdo es la favorita de los alemanes, también la de res y la de pollo, casi siempre acompañada de verduras o de puré. La bockwurst también es el plato de comida rápida más típico, hablando en cristiano, la salchihcha. Sin embargo si lo que queremos son platos más elaborados, tienen los siguientes:
- Rheinischer Sauerbraten: adobo de carne de caballo con un guiso agridulce.
- Reibekuchen: similar a la tortilla de patatas.
- Salzkartoffeln: patatas cocidas.
- Himmel un Äd: morcilla con puré.
- Spätzle: pasta alargada hecha con huevo.
- Apfelmus: compota de manzana.
Y por supuesto, teníamos que probar la cerveza local: la Kölsch que existe desde el año 874.
Acabábamos de salir de la catedral cuando nos entró hambre y nos apetecía probar la comida local, así que nos quedamos por esa zona llamada Altstadt, que signica 'ciudad antigua' y constituía el casco antiguo de Colonia.
Encontramos un restaurante que parecía moderno pero a la vez vimos que ofrecía gastronomía alemana, se llamaba HOF 18 Bar-Bistro y sus grandes ventanales daban hacia la catedral, así que decidimos sentarnos ahí. Se ubica al lado de la cervecería más antigua de Colonia: Früh. En la entrada, una pizarra anunciaba que el plato del día era 'Rheinische Kartoffesuppe mit Mettwurst', en resumen, sopa de manzana con salchicha, era un poco una mezcla de los platos tradicionales de los cuales previamente me había informado, y por el módico precio 5,10€... así que yo supe en ese instante cuál iba a ser mi pedido.
El restaurante está afiliciado a un hotel y es por ello que numerosos clientes y turistas acudían a comer en él. Además del plato que yo ordené, sirven también especialidades de café, bocadillos recién preparados y su especialidad: Tartes Flambées (una especie de pizza de ingredientes variados pero con la masa extrafina), la cual ordenó mi amiga con bacon y rúcula.
La sopa estaba exquisita y la salchicha le daba un toque que nunca había antes había degustado en una sopa, quedé bastante satisfecha, una forma distinta de probar una salchicha.
Además, el restaurante cuenta con una amplia terraza con sombrillas, mesas y sillas rojas con vistas a la plaza lateral de la catedral, sin embargo el día que elegimos nosotras para visitar el centro histórico, el tiempo precisamente no acompañó demasiado, estaba lloviendo y la terraza vacía.
No obstante, desde dentro podíamos disfrutar de las vistas, además de hacia la catedral, hacia el "Heinzelmännchenbrunnen", una fuente histórica conocida como la fuente de los duendecillos que fue construida por los escultores Heinrich Redard y su padre Edmund Renar. Cuenta la leyenda de la fuente que por la noche, los duendecillos, quienes tienen la fama de ser muy trabajadores, realizan el trabajo de los habitantes de Colonia cuando duermen, pero si se les observa trabajando, desaparecen para siempre. La fuente fue donada a la ciudad de Colonia por el centenario de August Kopisch, un poeta y pintor alemán que escribió sobre estos duendecillos.
Por último, en cuanto a la cerveza Kölsh: es una cerveza de alta fermentación, la temperatura de servicio recomendada ronda los 10 grados centígrados, tiene una tonalidad amarillo brillante y es rubia, con un gusto un poco fuerte. Hoy en día se produce en unas 35 fábricas en Colonia: Dom, Sion, Gilden, Heller, Sester, Früh, etc...