Tortilla de patatas (o española)

Hay pocas recetas españolas tan conocidas como ésta; la tortilla española, la tortilla por excelencia.

Aunque aún hay gente que no sabe lo que es (en muchos países una tortilla la relacionan más con México, por ejemplo, aunque no tengan absolutamente nada que ver), lo cierto es que lo habitual es que sea casi tan conocida como la famosa paella.

La paella también está riquísima (de hecho, es uno de mis platos preferidos) pero es más cara y más difícil, además hay que tener una paellera, y los estudiantes no creo que estén muy por la labor de comprar un utensilio de cocina que sólo va a servirles para una cosa... Así que hoy nos vamos a inclinar por el que seguramente sea el segundo plato más conocido de la cocina española (sin contar con el jamón y el queso, que no son platos como tal, no llevan receta...): LA TORTILLA DE PATATAS.

Los ingredientes son muy básicos: huevos, patatas, aceite de oliva y, para quien le guste (mi caso), cebolla. Bueno, y un poquito de sal, claro... También necesitamos una sartén redonda que no se pegue, no muy grande, pero tampoco pequeña y a ser posible más bien profunda, nada de estas sartenes ridículas que he visto en otros países, que parece que son para hacer crepes...

En una sartén (en esta será en la que posteriormente cuajemos la tortilla en sí) añadimos un buen chorreón de aceite de oliva (por favor, no uséis mantequilla); sin que el aceite esté caliente aún, más bien templadito, añadimos la cebolla (al gusto, pero con media cebolla iría bien) que previamente hemos cortado y le echamos sal ("bastante", no os preocupéis porque esta sal se añade para que la cebolla sude y se poche mejor, pero no va a hacer que luego esté salado el plato puesto que se irá evaporando). En otra sartén, una grande, ponemos aceite de oliva, más o menos por la mitad, para que quepan todas las patatas.que previamente habremos cortado en cuadraditos (por ejemplo, 3 o 4 patatas medianas); cuando el aceite esté caliente, pero sin pasarse, añadimos las patatas y dejamos que se frían. Hay que ir removiéndolas para que no se hagan más las de abajo ni se peguen.

Mientras esto se hace, batimos 4 huevos en un bol grande. En principio batid 4, pero si luego veis que queda mucha patata y poco huevo podéis batir otro más, porque sino la tortilla os quedará muy seca. Cuando estén las patatas y la cebolla, lo añadimos todo al bol en el que están los huevos y lo mezclamos hasta que se haga una masa homogénea. Añadimos algo de sal (no sabría decir exactamente cuanta...).

Toda esa mezcla la echamos en la sartén, que estára puesta a fuego medio tirando para bajo (jamás fuego fuerte porque sino se quemará por fuera y no se hará por dentro) y la vamos aplastando un poquito hasta que quede lisa, pero gordita. La dejamos ahí hasta que comprobemos que podemos levantarla un poquito por un exremo con un tenedor (unos 2-3 minutos). Ahora llega la hora de lo más temido: darle la vuelta. No os preocupéis porque parece mucho más difícil de lo que es. Simplemente poned un plato encima y girar la sartén. La tortilla se quedará en el plato, y tenéis que volver a pasarla a la sartén pero por el lado que aún no está hecha; para esto simplemente tenéis que volcar un poco el plato e ir empujando: ella sola caerá por su propio peso. Repetid la acción de darle la vuelta cuantas veces sea necesario, hasta que esté hecha.

El problema es que por dentro nunca sabréis si está hecha hasta que la cortéis, pero con dejarla por cada lado unos 5 minutos, es suficiente. Claro, depende de cómo la queráis: hay gente a la que le gusta muy hecha y a otros muy poco. A mí me gusta en un punto intermedio, pero tirando a menos hecha.

Todo es cuestión de probar, pero como veréis si os animáis a hacerla, es fácil de hacer, y muy socorrida, ya que además se puede guardar en el frigo y dura un par de días, y te la puedes llevar en un tupper y comerla fría en cualquier sitio, incluso sin cubiertos.

Como aderezo: mayonesa o salmorejo, y un poquito de pan :)

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