Preparar pasta como un verdadero romano

Hola, queridos lectores, hoy quiero compartir una receta muy especial que igual muchos ya conocéis, pero esta es una buena oportunidad para daros unos consejos para que salga perfecta. Como podéis imaginar, la comida es una parte fundamental de la cultura italiana y como he vivido aquí (en Italia) los últimos cinco años, he tenido la oportunidad de probar y ver con mis propios ojos los pequeños trucos y consejos de cocina que marcan la diferencia. El otro día quedé con unos amigos para comer y como algunos eran de la capital (Roma y sus alrededores), no lo pensamos dos veces y decidimos hacer el mejor plato de pasta (en mi opinión), conocido como pasta a la amatriciana. Es el tipo de plato que haces cuando vienen amigos y quieres ofrecerles una comida rica y abundante. Os cuento esto para convenceros de que la próxima vez que quedéis con amigos para comer, no hagáis la misma pasta cutre de siempre, probad esta receta y dejad asombrados a vuestros amigos con vuestras habilidades culinarias con este impresionante plato de pasta. Debo decir que la receta es muy clara y sencilla, así que intentaré ir directo al grano.

Ingredientes

Para el sugo (salsa en italiano) necesitáis los siguientes ingredientes:

• Aceite de oliva;
• 1 cebolla pequeña;
• 150 g de panceta;
• 1 bote de salsa de tomate (600 g);
• Sal y pimienta.

Para la pasta necesitáis los siguientes ingredientes:

• Una olla grande llena de agua;
• 1 kg de espaguetis;
• 2 cucharadas de sal.

Los ingredientes que os he dicho son para una buena comida para seis hambrientos fans de la pasta a la amatriciana (o sea, otras cinco personas y yo). No pasa nada por hacer pasta de más, pero podéis reducir los ingredientes para que salga la cantidad que queráis.

Preparación

Ahora, seguid estas instrucciones paso a paso. Aunque la receta original no lleva cebolla, podéis ignorarla y picar una cebolla pequeña. Poned aceite de oliva en una sartén grande (esto es el pilar de prácticamente todas las recetas italiana, haceos con un aceite de oliva de calidad) y añadid la cebolla picada.

Mientras la cebolla se fríe a fuego medio, añadid la panceta. De nuevo, la receta tradicional es con guanciale (carne de cerdo de los carrillos) y no panceta (también carne de cerdo, pero de la panza). Como no encontramos guanciale, usamos panceta que va igual de bien. Pero no lo digáis muy fuerte porque un fanático de la comida se puede enfadar si se entera.

Vigilad la panceta y mientras, coged una olla de pasta (o sea, una olla profunda, como la que veis en la foto de abajo) y llenadla de agua fría (unos 3/4 del volumen total). Cuando esté llena encended el fuego y dejad que el agua hierva. Mientras tanto, la cebolla y la panceta deberían estar caramelizadas y blandas. En este punto, añadid un bote de salsa de tomate (es mejor si usáis una de tomate troceado, no la passata di pomodoro = puré de tomate) y sazonad (sal y pimienta al gusto). Removed bien y poned la tapa. De vez en cuando, abrid y removed bien, o sazonad más si fuera necesario. La salsa debe hacerse durante unos 15 minutos.

Si habéis prestado atención, veréis que hay unos tiempos muy interesantes y efectivos al preparar la salsa y hervir el agua de la pasta. Lo ideal (no siempre, pero para que os hagáis una idea) es poner el agua para la pasta cuando la salsa está a medio hacer. De este modo, si por ejemplo el agua tarda 5 minutos en hervir y la pasta otros 10 minutos en hacerse, la pasta y la salsa estarán listas más o menos a la vez. Si no es así, es mejor que la salsa se haga primero porque podéis dejarla en la sartén con el fuego al mínimo. Pero si se hace la pasta mucho antes que la salsa, puede enfriarse o pegarse.

No olvidéis hacer la scarpetta

Ahora os voy a explicar una de las cosas más típicas en una mesa italiana, especialmente cuando terminas el plato. Este pequeño gesto tan lleno de significado se llama «scarpetta» (palabra italiana que significa zapatos pequeños o zapatos de niño). Ya sea pasta, carne o cualquier plato con salsa, nunca olvidéis hacer la scarpetta. Para ello necesitáis un trozo de pan y mucho amor por la salsa que queda en el plato. Con el pan en la mano, limpiad el plato lo mejor que podáis y comed ese pan bañado en salsa. Es un signo para la persona que ha preparado la comida de que estaba buena y que os ha gustado. Es un pequeño gesto que hay que hacer al final de cada plato, es como dejar una nota diciendo que te ha gustado la comida. Por tanto, la próxima vez que vuestros amigos italianos os inviten a comer o tengáis que comer con italianos, no olvidéis la scarpetta. Puede que incluso queráis compartir y divulgar esta costumbre en la mesa.

Aunque una parte de mí dice que este es un gesto típico italiano, debo decir que en mi país, Etiopía (quitando en algunas circunstancias que desconozco), al menos en mi casa es muy importante terminarse todo lo que hay en el plato para hacer feliz a tu madre, pero también porque tirar comida está muy mal visto. Ahora tengo curiosidad por saber si esto de limpiar el plato al terminar de comer pasa también en otras culturas de distintas partes del mundo.

El postre

Por supuesto, ninguna comida termina sin algún tipo de dulce. Así que se nos ocurrió un postre de último minuto. Es algo llamado Crema della Nonna (natillas de la abuela). Los ingredientes para este postre rápido son leche, maicena, azúcar y ralladura de limón. Mezcláis todos los ingredientes en una olla, encendéis el fuego y lo dejáis a fuego medio-bajo mientras removéis continuamente. En no más de 5 o 7 minutos, la mezcla se vuelve densa y podéis darla por terminada cuando tenga la consistencia que más os guste. Ahora pasadlo a otro recipiente y cuando se enfríe, metedlo en el frigo un par de horas. Como veis en la foto, podéis espolvorearle canela o cacao al gusto. Advertencia: al preparar las natillas, nos pasamos con la maicena y acabaron saliendo muy densas, pero nos las comimos encantados. Seguramente es porque cuando preparas comida ya no es tanto por los ingredientes que usas, sino por las emociones que sientes: sentid amor hacia la comida que hacéis.

Como podéis ver, eran bastante sólidas y pegajosas (cosa que a mí me encantó). La consistencia ideal es blandita para poder partirla con un tenedor. Experimenta reduciendo la cantidad de maicena y todo saldrá bien.

Aperitivo antes de comer

Este es un hábito que quiero adoptar en el futuro, cuando vengan mis amigos a comer o a cenar. La idea del aperitivo (la palabra viene del latín y quiere decir que abre el apetito) antes de comer es disfrutar de unos canapés o de tentempiés pequeños. Otra parte importante del aperitivo (o precomida) es la bebida: puede ser alcohólica o no. Las bebidas alcohólicas van de una simple cerveza a opciones más clásicas como el Prosecco o el Martini. Sin alcohol hay muchas opciones de refrescos, como el Aperol.

El aperitivo que veis consistía en pan de semillas recién horneado de la panadería del supermercado. Cortáis el pan en rodajas y le ponéis orégano y un chorrito de aceite de oliva. Metedlo en el horno hasta que se tueste sin llegar a quemarse, estad atentos. En un horno muy caliente no debería tardar más de 7 minutos. Al dar un bocado, notaréis todo el sabor y la sensación crujiente de la corteza os hará disfrutar como locos de esos tentempiés antes de comer.

Por suerte, teníamos un prosciutto muy bueno (que quiere decir jamón, pero ya os digo que el prosciutto italiano no tiene nada que ver con el jamón). Fue un apertivo perfecto que iba genial con el pan crujiente.

Probadlo vosotros con distintos alimentos. Otras alternativas son poner en el pan trozos de queso y anchoas o aceitunas y salsa de tomate.

Pos data: me ha llevado un tiempo escribir este artículo, así que si tú, el lector, tienes algún comentario o sugerencia, estoy más que encantado de recibirlo. Puedes dejar un comentario más abajo.

Gracias por tomarte el tiempo de leer este artículo, espero que lo pruebes en casa y me cuentes cómo ha ido. ¡Saludos a todos!

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