Patatas rellenas (frías).
¡Hola!
Hoy no teníamos muchas ganas de complicarnos con la comida, ni en lo que se refiere a ingredientes, ni en lo que se refiere a tiempo de preparación, así que hemos optado por un plato muy, muy sencillo que se prepara con ingredientes bastante básicos y fáciles de encontrar en cualquier supermercado. Hoy hemos preparado patatas rellenas.
Es cierto que si estáis de erasmus quizás andáis algo hartos de comer patatas o platos que lleven este ingrediente como principal o acompañamiento, y es que las patatas siempre son algunos de esos alimentos comodín de los que he hablado en otras entradas por aquí, como en mi caso siempre lo eran el tomate, la mozzarella o el aguacate. Hay muchísimas maneras de prepararlas, y seguro que os hartáis a haceros patatas fritas o tortilla de patata, pero hay otras formas también rápidas, sencillas e incluso más sanas de comer las patatas.
Por eso hoy, aprovechando que he comido este plato y he podido sacar algunas fotos para explicarlo mejor, he decidido escribir sobre este plato que me salvó varias comidas erasmus sobre todo cuando todavía no hacía demasiado frío y se podían tomar platos templados o completamente fríos.
La preparación quizás os suena un poco, ya que es bastante similar a la preparación de las berenjenas rellenas de carne. Las principales diferencias entre ambos platos es que las berenjas siempre suelen ir en caliente (al menos a mí me gustan más así que frías) y si uno quiere puede echarle bechamel, cosa que no recomiendo en un plato prácticamente frío como son las patatas rellenas. Además, por lo general las berenjenas llevan algo más de tiempo de preparación, puesto que hay que hacerlas al horno. Las patatas, por otro lado, también pueden ir al horno, pero en la receta que os traigo no es suficiente, ya veréis.
Ingredientes de las patatas rellenas (para una persona):
La mayoría de los ingredientes de este plato son opcionales y variables, por lo que aunque yo os vaya contar los que yo añado, si preferís cambiar algunos por otros o incluso hacer el plato en caliente, podéis hacerlo sin problema.
Una patata grande
Un tomate fresco
Lechuga
Atún (yo utilizo siempre el atún en aceite que viene en latas)
Aceitunas
Pepinillos
Palitos de cangrejo
Mayonesa
Pesto
Aceite de oliva
Pimienta y sal
Como veis, realmente el único ingrediente fijo que necesitáis sí o sí es la patata. Yo he decidido rellenarlas con una especie de ensaladilla, que cuando hace buen tiempo viene siempre bien. Si preferís hacer el plato en caliente, podéis utilizar también carne en lugar de atún, mayonesa etc y preparar un plato prácticamente igual que las berenjenas de las que os hablaba antes pero utilizando un recipiente hecho de patata.
Preparación:
Si la patata está sin lavar la lavamos para quitarle la tierra antes de empezar a trabajar con ella. Una vez que esté limpia, la metemos en una olla y la cocemos a fuego lento. Yo no utilizo un tiempo determinado, simplemente pincho la patata con un tenedor o un cuchillo para comprobar si está lo suficientemente blanda. Si se puede introducir el tenedor sin problema porque está blanda, entonces está hecha.
Una vez que la patata esté cocida, llega el paso que hace que no se necesite horno para la preparación de este plato. No es que tenga nada en contra de los hornos, al contrario, pero por experiencia propia sé que en un erasmus no todo el mundo tiene, así que hay que buscarse la vida como se puede, por eso he decidido hablar de esta preparación sin él.
A lo que vamos. Ponéis aceite en la sartén y esperáis a que esté caliente. Cuando lo esté, añadís la patata cocida a la sartén. Así podéis dejar que la cáscara de la patata se tueste. A mí personalmente la piel me gusta y siempre me la como, pero eso sí, solo si está bien hecha. Por eso pasarla por la sartén es una buena opción si no tienes la posibilidad de hornearla. Mientras está en la sartén la salteas con sal y pimienta. Esto hará también que la piel adquiera mucho más sabor y esté más rica. Cuando creáis que está lo suficientemente hecha y tostada para vosotros, la retiráis de la sartén y dejáis que se enfríe.
Mientras la patata se enfría, os dedicáis a cortar en trozos muy pequeños todos los ingredientes. Hay que tener en cuenta que los ingredientes tienen que entrar bien en la patata, así que no tienen que estar triturados, pero sí tienen que ser trozos lo suficientemente pequeños.
Una vez que hayáis cortado todos los ingredientes, los introducís en un bol o plato hondo, añadís el atún (no hace falta retirar el aceite, así dará un toque jugoso) y los mezcláis bien teniendo cuidado de no aplastar ni triturar nada. No es una pasta (a no ser, claro, que queráis comer patatas rellenas de puré, que eso ya es cosa vuestra), sino una especie de ensaladilla rusa.
El siguiente paso también es opcional. Yo esta vez he añadido un poco de mayonesa a los ingredientes y he seguido mezclando para que todo quede uniforme, pero es cierto que con el aceite del propio atún tampoco es muy necesaria, así que si queréis que le dé un toque al plato, siempre podéis ponerle solo un poco.
Después de esto, cortáis la patata por la mitad y con ayuda de una cuchara, vacíais ambas partes dejando al menos un centímetro de borde para que no se rompa la base de cada mitad. Cogéis los restos sobrantes de la patata, los que habéis quitado del recipiente de patata, los cortáis bien y también los añadís a la mezcla ya hecha con el resto de ingredientes.
Y por último, con ayuda también de una cuchara, rellenáis ambas partes de la patata con la mezcla de los ingredientes. Si además queréis darle otro toque, podéis ponerle una cucharada de pesto por encima, pero esto, como casi todo, también es opcional.
¡Y ya está! Este es el resultado que queda. La verdad es que es un plato bastante consistente (todo lo que lleve patata lo es) y fácil de preparar, así que si no tenéis demasiado tiempo ya sabéis.
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