Mis primeras albóndigas.

He decidido que la primera receta de este pequeño blog sean álbondigas por varias razones. La primera es que cuando te vas de erasmus una de las cosas que más echas de menos es la comida casera de tu abuela, y uno de los platos favoritos que me hacía la mía eran albóndigas. La segunda es que cuando me decidí a hacerlas no me imaginaba bajo ningún concepto que iba a acabar tan satisfecha con este plato. Nunca antes había cocinado albóndigas, así que cuando probé las que hice, no me creía que ese plato lo hubiese hecho yo. La tercera es que buscaba algún plato consistente para comer en cualquier época del año, pero mirando siempre hacia el invierno, porque sabía que me iba a atiborrar de sopas hechas de supermercado y noodles, pero necesitaba algo con lo que coger fuerzas a mediodía para una noche que empezaba a las cuatro de la tarde. Por todo eso quiero contaros cómo las hacía, con ingredientes muy básicos y el tiempo justo que siempre se tiene cuando estás conviviendo con mucha gente a tu alrededor.

Teniendo en cuenta que la receta era para una sola persona...

Ingredientes para las albóndigas:

250 gramos de carne picada (en mi caso, siempre era ternera porque, dentro de la carne decente del supermercado, era la más barata)

1 cebolla picada

1 vaso pequeño de leche (yo usaba leche semidesnatada)

Migas de pan (en mi caso, en Dinamarca no compraba barras de pan, así que utilizaba pan bimbo)

1 huevo

Harina y aceite para freir

Sal y pimienta

Ajo picado (es opcional, yo allí no lo incluía pero es cierto que el sabor mejora bastante)

Perejil

Queso rallado (también opcional, pero yo a todo lo que pueda añadirle queso...)

Ingredientes para la salsa:

Salsa de soja

Pesto

Verduras: zanahoria, cebolla, calabacín...

Preparación de las albóndigas:

Mete en un bol las migas de pan y añade la leche para que se empapen bien. Cuando está bien empapada, le incorporamos un huevo muy bien batido y todas las especias que vamos a utilizar (una pizca de sal, pimienta y perejil). Si vas a ponerle queso rallado y ajo picado, es el momento. Mezcla bien todos los ingredientes, y después incorpora la carne picada. Vuelve a mezclar los ingredientes hasta conseguir formar una masa uniforme, y si ves que ha quedado muy líquida, incorpora un poco más de migas o pan rallado (sin pasarte).

El siguiente paso es opcional, de hecho yo la primera vez me lo salté, pero la diferencia entre incluirlo y no hacerlo se notó cuando decidí volver a probar a cocinar el plato, así que si tienes algo de tiempo sí que te recomiendo seguirlo. Pon papel de aluminio de film transparente al bol para tapar la mezcla y dejalo reposar en la nevera. Con media hora es suficiente, aunque tampoco pasa nada si lo dejas un poco más.

Cuando creas que la masa ha reposado lo suficiente empieza a hacer las bolas de carne. Puedes ayudarte de una cuchara para que todas sean del mismo tamaño o formarlas según os van saliendo.

Una vez tengas todas las bolas hechas, pones el aceite a calentar en la sartén. Después pasas las albóndigas por harina y las fríes en la sartén hasta que estén bien doradas.

Preparación de la salsa:

La salsa que decidí preparar es muy sencillita y se puede hacer fácilmente mientras la masa de albóndigas está reposando en el frigorífico. Soy consciente de que es posible que la salsa de soja no le guste a todo el mundo, así que si tienes preferencia por otro tipo de salsa como la de tomate, basta con hacer un sofrito. En la última foto que os añado, la salsa está hecha con nata, queso y un poco de mostaza. Es cuestión de probar sabores, a veces te equivocarás, y otras te saldrá algo muy rico. Para mi gusto, las dos salsas acompañaban muy bien a las albóndigas y fueron un gran acierto.

En una sartén saltea las verduras bien picadas, añadiendo primero la cebolla y después la zanahoria y el calabacín. A mí la cebolla me gusta muy dorada, por eso es lo primero que echo. Eso sí, hay que moverla bien para que no se queme. Cuando la verdura esté bien hecha, se apaga o baja mucho el fuego y se añade abundante salsa de soja y dos cucharadas de pesto, y se mezcla todo muy bien. Si echásemos la salsa cuando el fuego está muy caliente, prácticamente toda la salsa se evaporaría. Se mezcla todo muy bien y se prueba. Si ves que está muy fuerte, añádele una cucharada de agua y vuelve a remover. 

Por último, añade la salsa con las verduras al fondo del plato, y después las albóndigas, o baña las albóndigas con la salsa que hayas hecho, como prefieras. ¡Y eso es todo! Si has seguido bien los pasos y los ingredientes que has utilizado son buenos, te quedarán unas albóndigas muy jugosas que serán el próximo sustitutivo de tu comida casera. Disfruta.

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