Limoncello en veinte días

Hola, queridos lectores. Ha llegado el momento de daros una idea para la primavera que está llegando. Hablo de una bebida muy conocida en la mayoría de regiones italianas. Amada por todos los italianos, de norte a sur. Atemporal y perfecta para cualquier época del año (aunque algunos dirán que el momento ideal para beberla es en verano). Con un embriagador aroma a limón, esta bebida será lo único que queráis tomar después de comer, pues os dejará un aliento refrescante gracias al limón. Supongo que va siendo hora de revelar el misterio (igual lo habéis adivinado ya): me refiero al incomparable limoncello.

Fuente

Origen del limoncello

Este licor mágico tiene unos orígenes no muy claros que datan de hace cientos de años. Como para elaborar esta bebida hacen falta limones frescos de buena calidad, apostaría a que esta práctica comenzó en el sur de Italia. Esto quiere decir que regiones como Calabria, Abruzos, Basilicata, Sicilia, Apulia y Cerdeña son posibles candidatas, pues todas producen limones lo bastante buenos como para hacer limoncello. Todas tienen en común un clima de temperaturas cálidas (de media) y mucha luz solar. Algunas se benefician de las tierras fértiles que hay cerca de un volcán (en este caso, los volcanes Etna, Vesubio y Estrómboli).

Tuve oportunidad de pasar varios días en un precioso pueblo de la región de Sicilia para visitar a un amigo y ocurrió que fuimos a recoger limones de uno de estos limoneros dispuestos a darnos sus frutos. Imaginad lo buenos que son estos limones: más naturales, imposible. Sin aditivos ni fertilizantes químicos. Un regalo de la naturaleza, por así decirlo. Pero si no podéis coger limones directamente de un árbol, siempre podéis usar los que tengáis y esperar que funcione.

Preparación del limoncello

Si tenéis buenos limones a tu disposición y algo de tiempo para aprender algo nuevo, podéis preparar un licor para compartir con vuestra familia y amigos. Si sois de los míos, estoy listo para compartir una receta de la madre de un amigo. ¡Vamos allá!

Ingredientes

• 7 limones de tamaño mediano;
• 1/2 litro de alcohol puro.

Sé lo que estáis pensando: «¿solo dos ingredientes para esto? ». Muy buena pregunta. Estos son solo dos de los ingredientes que vamos a usar en la primera fase de preparación del limoncello. Os aseguro de que las cosas se complicarán más adelante en el proceso de creación de este licor mágico.

Procedimiento número 1

Primero, tenéis que lavar bien los limones y secarlos con un paño de cocina. A continuación, pelad los limones, con cuidado de pelar tan solo la primera capa de la piel del limón. Prestad atención para no pelar trozos con piel blanca porque eso harán que el limoncello esté amargo y por tanto, malo. He probado a pelar limones con un cuchillo pequeño y con un pelador de verduras y he de decir que con el pelador de verduras era más fácil y rápido, pero depende de lo que vosotros encontréis más cómodo.

Procedimiento número 2

Para el siguiente procedimiento necesitáis un tarro hermético. Es crucial que sea hermético porque la mezcla de piel de limón y alcohol estará dentro bastante tiempo (para esta receta tenéis que dejar reposar la mezcla 20 días lejos de la luz del sol). Si usáis un tarro que no sea hermético, el alcohol se acabará evaporando y al final el limoncello no tendrá buen sabor y será un intento fallido.

Una vez que tengáis un tarro hermético, meted la piel del limón que acabáis de pelar dentro. Esta parte es genial porque podréis disfrutar del increíble aroma de los limones. Yo olí el tarro y... sin palabras. Es una manera ideal de pasar la tarde si os encanta el limón.

Antes de seguir, comprobad que las pieles de limón no tengan partes blancas. Siempre está bien comprobarlo dos veces.

Y ahora el gran momento: poner alcohol en el tarro. De nuevo, llevad cuidado al hacerlo porque el alcohol es muy fuerte y concentrado, no lo vayáis a derramar (y además es muy caro).

Ahora cerrad rápidamente el tarro y agitadlo bien. Si sois valientes, os reto a darle la vuelta, como en esta foto. Puede ser un método arriesgado para comprobar si el tarro es de verdad hermético.

Dejadlo reposar veinte días en un lugar seco y sin que le de directamente la luz del sol o calor. Para que todo vaya bien tenéis que agitar el tarro cada dos días (según la tradición, hay que agitarlo los días pares). Los primeros días deberíais notar cambios en el color del limoncello.

Con los siete limones que quedan, podéis hacer limonada. Para ello tenéis que exprimir el zumo de todos los limones, añadir azúcar al gusto y ponerlo en una botella de 1 o 1, 5 litros de agua. Agitadlo bien y dejadlo en el frigorífico un par de horas. El resultado debería ser una bebida refrescante con un dulce sabor a limón que podéis disfrutar en cualquier momento del día. Es un buen modo de usar los limones que sobran al hacer el limoncello.

Resultado final después de veinte días

Tras esperar pacientemente veinte días, agitándolo de vez en cuando, por fin ha llegado el día y podéis abrir el tarro y proceder a la preparación de esta riquísima bebida. Lo que necesitáis para terminar de preparar el limoncello es:

• 1/2 litro de alcohol reposado con limón;
• 900 g de azúcar;
• 1 litro de leche;
• 1 sobre de vainilla en polvo.

Primero, colad el alcohol de las pieles de limón con un colador muy fino para que no quede ningún resto de piel de limón en el alcohol. Después, preparad un cuenco grande y echad el alcohol, el azúcar, la leche a temperatura ambiente y la vainilla en polvo. Mezclad los ingredientes con una cuchara hasta que el azúcar se disuelva del todo (esto puede tardar, tened paciencia).

Una vez que el azúcar se haya disuelto, lo único que tenéis que hacer es poner el licor en botellas (por cierto, la botella que llevaba el alcohol puro es perfecta para el limoncello, pero antes de usarla recordad lavarla bien). Con los ingredientes que os he dicho y siguiendo los procedimientos que he explicado, os deberías salir casi dos litros de limoncello.

Cuando terminéis, dejad el limoncello en el congelador un buen rato. Al día siguiente empezaréis a ver cambios en la consistencia: se vuelve denso, como miel líquida. De hecho, según la receta, tiene que estar veinte días en el congelador y luego servirlo a los seres queridos. Para mí la verdad fue duro tener que esperar otros veinte días para que el limoncello tuviera la consistencia adecuada, así que lo probamos ese mismo día. El resultado fue muy bueno y mereció la pena esperar.

Por lo que he oído y probado, es un placer tomar un vasito de limoncello después de comer.

Todo esto de compartir la receta y de preparar limoncello ha ocurrido gracias a un amigo que fue tan amable como para enseñarme todo el proceso.

¡Gracias por leer y dejad un comentario si alguna vez habéis preparado o probado el limoncello!

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