De cuando una tarta de queso se convirtió en helado

Era otra tranquila tarde en el Uniforum de la Universidad de Rurh, en Bochum. Mis amigos y yo ya no teníamos más clases ese día y nos encontramos sin nada que hacer. Queríamos hacer algo juntos, pero no sabíamos qué; al final, se nos ocurrió que podíamos cocinar algo, solo nos quedaba decidir qué preparar: ¿dulce, o salado?, ¿comida española, polaca o alemana? Después de mucho pensarlo, alguien —no recuerdo quién— tuvo una magnífica idea: ¡tarta de queso! Todos estuvimos de acuerdo, ya que llevábamos varios meses con queriendo hacer una tarta. Una vez nos pusimos de acuerdo con los ingredientes, fuimos al supermercado.

Esto fue lo que compramos —y lo que tendrás que comprar tú si quieres preparar esta receta:

Ingredientes

  • 2 tazas de galletas (de cualquier tipo, aunque preferiblemente que no sean de mantequilla),
  • 2 cucharadas de azúcar moreno (opcional),
  • 225 gramos de margarina (o mantequilla),
  • 225 gramos de queso crema (cuanto más dulce, más rica saldrá la tarta),
  • 170 gramos de nata montada,
  • 2 cucharadas de vainilla.

Puedes cubrir la tarta con cualquier fruta o mermelada que te guste. Nosotros usamos mermelada de arándanos porque es la que había en el supermercado.

Preparación

Lo primero que hay que preparar es la base de galleta. Derrite la margarina (o la mantequilla) por completo y luego añade el azúcar moreno. Desmenuza las galletas hasta que queden en trocitos muy pequeños y mézclalas con la margarina y el azúcar. Luego, ponlo todo en un molde y mételo en la nevera para que se enfríe. Nosotros usamos una bandeja rectangular en lugar de un molde y nos salió igual de bien.

Mientras que la base se enfría, prepara el relleno. En un cuenco grande, mezcla el queso crema con la nata montada. Te saldrá mejor si dejas que el queso se ablande un poco antes de hacer la mezcla. Una vez obtengas una mezcla heterogénea, añade la vainilla y sigue mezclando. A continuación, mete el bol en la nevera y deja que la mezcla se enfríe durante una hora.

Saca de la nevera la base de galleta y el relleno. Vierte el relleno sobre la base de galleta y asegúrate de que la base queda bien cubierta.

Ahora prepara la cobertura. Coge la mermelada —si es la cobertura que has elegido— y extiéndela por la tarta. Si prefieres usar fruta, lávala, pélala y córtala como prefieras y ponla por encima de la tarta.

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Así debería quedar una vez le añadas la mermelada por encima.

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También puedes decorarla con las frutas que quieras.

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Y si no te apetece fruta, ¡siempre puedes cubrirla con chocolate!

Una vez la tarta esté hecha, métela en la nevera un par de horas. Como mis amigos y yo no teníamos sitio en la nevera, la metimos en el congelador. La idea era sacarla en unos quince minutos, cuando se suponía que ya estaría lista, pero nos olvidamos y la sacamos al cabo de tres horas.

Cuando sacamos la tarta, se había convertido en un enorme cubito dulce. Decidimos esperar un poco antes de probarla, pero una hora después se nos había acabado la paciencia y le hincamos el diente. Al fin y al cabo, ¡la habíamos hecho nosotros!

Y sí, estaba congelada. Pero al final no nos salió tan mal; era como un helado de tarta de queso.

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