Cena de empanadas
Cena de empanadas
No cabe duda de que la vida de Erasmus es maravillosa. Nadie se preocupa por nada y tenemos los mismos objetivos: ¡pasarlo lo mejor que podamos, conocer gente de todo el mundo y divertirnos! Por eso todo el mundo está tan contento. Sin embargo, no todo es ir de fiesta y emborracharse en las discotecas, o eso creo yo. A veces la gente prefiere organizar cenas, ir de picnic o viajar.
Yo creo que los dos tipos de actividades son importantes en el programa de intercambio porque sirven para cosas distintas. Primero, necesitas conocer el mayor número de gente posible para poder decidir con quién te sientes más cómodo. Y las fiestas son un lugar perfecto para conocer gente, allí todo es más sencillo. Después puedes profundizar en esa relación cocinando, viajando, estudiando o simplemente pasando tiempo juntos. Por suerte, tuvimos muchos de estas actividades durante el semestre y así es como conocí a mis amigos más cercanos. Hoy me gustaría hablaros de una de mis favoritas: la cena de empanadas que tuvimos a principios de abril.
Desde enero, mis amigos y yo estuvimos hablando mucho de empanadas. Juan ya las había preparado con otros alumnos de intercambio y cuando vi las fotos de su cena quise probarlas. En mi historia sobre Londres ya os conté que compré una empanada en la tiendecita cerca del London Eye, pero claro, no es lo mismo comprarla que hacerla tú misma. Las empanadas son hojaldre o pan horneado o frito y son típicas de muchos países del sur de Europa, Latinoamérica, Estados Unidos y Asia. Se pueden rellenar de carne, queso, verduras y otros ingredientes. Lo mejor es que mi amigo Juan es argentino, por lo que sabía hacer empanadas a la perfección. Cuando vimos que necesitábamos horno para hacerlas, me quedó claro que la cena sería en mi casa, ya que no todos tenían horno en su piso. Mi casera siempre es muy maja y me dio permiso, a pesar de que le dije que seríamos unos 13. ¡Y comenzamos a organizarlo!
Juan y Lucía lo compraron todo y llegaron a mi casa sobre las 21. 00. Esa noche también era especial porque decidí abrir la botella de ron Captain Morgan que me había traído de la República Checa y que, por alguna razón, ¡aún no habíamos probado! Todos teníamos alguna tarea. Yo decidí preparar cócteles. Estaba bien cambiar un poco, puesto que aquí solo bebíamos vino. Juan preparó la ternera con cebolla y huevo. Paulina amasó la masa con la botella de vino porque no teníamos rodillo y después le dio forma.
Lucía preparó un aperitivo con una barra de pan con mantequilla, especias y queso, todo tostado en el horno.
La tarea más importante era la de Andreas, que nos grabó a todos e hizo un montón de vídeos. Todo esto llevaba su tiempo, por lo que se nos hicieron las 23. 00 y aún ni habíamos empezado a comer. El aperitivo desapareció enseguida y nos moríamos de hambre. Arnaud trajo a sus amigos y supongo que su tarea fue entretenernos. Recuerdo que antes de cenar decidieron que iban a poner unas normas especiales, como pedir permiso antes de hacer cualquier cosa o hacer ruidos raros antes de hablar. Con ellos siempre te lo pasas bien. Esa noche encendimos la chimenea por primera vez y me recordó a mi hogar.
El primer problema llegó cuando nos dimos cuenta de que no teníamos suficiente masa y las tiendas ya estaban cerradas. Por suerte, Katarina sacó a relucir sus habilidades culinarias e hizo su propia masa. Llenó la cocina de harina y gastó mi mantequilla, es todo lo que recuerdo. Me asusté al ver la cocina cubierta de harina, pero al final la masa estaba tan buena que ni la distinguíamos de la que habíamos comprado. ¡Nuestro horno funcionaba tan despacio que empezamos a comer casi a medianoche! ¡Aunque tengo que admitir que valió la pena! Hicimos dos tipos de empanada, de ternera y de jamón y queso.
A mí me parecieron riquísimas, podría comer empanadas todos los días. ¡Al escribir esto me doy cuenta de que tengo ganas de comer otra vez! Lo gracioso es que estuvimos unas 3 horas haciéndolas y nos las comimos en menos de 20 minutos. Espero que a todos les gustaran y que apreciaran la maravillosa comida argentina de Juan.
Por suerte, la cena fue sábado, así que después de la comida salimos de fiesta. Primero fuimos a La Plage, donde algunos pidieron Triple Dragons. Me gustaría hablar de los Triple Dragons porque no es una bebida común y no la puedes pedir en todas partes. Yo solo la he probado una vez, pero quiero probarla de nuevo antes de irme de Lila. Los Triple Dragons son tres chupitos y entre chupito y chupito tienes que inhalar vapor. No sé qué chupitos son exactamente, pero creo que uno es vodka. Da igual, la cosa es que os lo recomiendo porque el proceso es gracioso, la bebida está muy rica y el precio está bastante bien, 6 euros. En general le doy buena puntuación a La Plage. Es un bar interesante con el suelo de arena y decoración isleña, mitad bar, mitad discoteca. Lo malo es que es muy pequeño. Después de La Plage fuimos a Shooters, donde nos pedimos chupitos todos menos Juan y Lucía, que estaban de camino. Este sitio también me gusta porque tienen un chupito que sabe a caramelo que es mi favorito. Por último, terminamos la noche yendo a Smile.
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- English: Empanadas dinner
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