Arroz con pollo, comida de sábado
Hoy vamos a hablar de una receta clásica de las cocinas de nuestras abuelas, con ingredientes básicos y que suele gustar a todo el mundo; arroz con pollo.
El arroz es un alimento muy presente en mi día a día, por eso me gusta conocer varias formas de prepararlo y no siempre acompañarlo con tomate y atún, que es de la manera que más lo suelo comer. Tanto el arroz como el pollo son ingredientes con una gran variedad de preparación, por eso le gustará hasta al invitado más exquisito.
Ingredientes para cuatro personas:
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2 vasos de arroz.
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1 pechuga de pollo troceado.
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1 cebolla pequeña.
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½ pimiento verde.
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½ pimiento rojo.
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1 tomate maduro.
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1 diente de ajo.
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Caldo de pollo.
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Pimienta negra.
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Sal y aceite.
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1 ó 2 hojas de laurel.
Pasos que hay que seguir:
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Primero, en una sartén o paellera con una fina capa de aceite, freiremos un poco el pollo (anteriormente le habremos salpimentado), pero no del todo y lo retiraremos en un plato a parte.
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Dedicar tiempo para preparar un buen sofrito es una muy parte importante de esta receta a priori sencilla. Primero trocearemos los pimientos, la cebolla y el ajo, en trozos pequeños para procurar que se note poco a la hora de comer. También sacaremos el interior del tomate maduro.
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En la misma sartén que hemos usado para freír el pollo, calentaremos una fina capa de aceite y echaremos primero el ajo y a los dos minutos la cebolla y los pimientos troceados. Dejaremos que se haga a fuego medio-bajo durante unos 15 minutos. Cuando veamos que se ha pochado todo, añadiremos el tomate maduro y dejaremos que se acabe de hacer otros 3 minutillos a fuego lento.
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Cuando tengamos el sofrito, añadiremos el pollo y lo acabaremos de freír.
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Una vez acabemos de dorar el pollo, añadiremos los dos vasos de arroz y lo rehogaremos también un poco para que absorba el sabor del pollo y las verduras.
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Cubriremos el arroz con el doble de caldo de pollo, es decir 4 vasos de caldo de pollo, aunque a mí me gusta echar un poco más (medio vaso más). En lo que se va a haciendo podremos ir viendo si necesita más caldo nuestro arroz. También dependerá del gusto de los comensales, si les gusta un poco jugoso o no. Añadiremos sal y la hoja de laurel (o las 2).
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Comenzará a cocer a fuego alto y cuando rompa a hervir lo bajaremos a fuego medio-bajo durante unos 15-20 minutos sin taparlo. ¡Las cosas a fuego lento están mucho mejor!
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Cuando veamos que nuestro arroz ya casi está (lo podemos ir probando para) apagaremos el fuego, retiraremos la sartén y la taparemos con un paño o unas servilletas de papel durante 5 minutos para que repose. ¡A comer!
Unos pequeños consejos:
El pollo que podemos usar puede ser tanto un pollo entero troceado en la carnicería o simplemente pechugas de pollo troceadas. Las pechugas son más “cómodas” pero personalmente creo que el plato queda mejor con un pollo troceado. Además para dar todavía más sabor podemos rehogar también hígados de pollo aunque luego no nos los comamos (aunque hay gente a la que le encantan).
En cuanto al caldo de pollo podemos emplear el que viene ya hecho en bricks y que se pueden comprar en cualquier supermercado o también pastillas de sabor. Estas opciones son mucho más cómodas y conllevan menos tiempo pero ya sabemos que lo natural está por encima de todo, así que es preferible hacer nuestro caldo de forma casera. Como son todo, se pueden hacer caldos caseros muy elaborados o menos elaborados; yo voy a explicaros brevemente como hacerlo. En una olla pondremos un muslo de pollo y varias verduras como pueden ser puerro, zanahoria, patata o nabo. Lo cubriremos con agua y lo pondremos a fuego fuerte. Los huesos del pollo soltarán una espuma que deberemos quitar. A fuego medio dejaremos que cueza durante 20 minutos y ya tendremos nuestro caldo casero.
Podemos hacer una salsa con el sofrito en vez de dejar los trozos visibles. Para ello añadiremos al sofrito tomate frito y cuando y lo trituraremos con una batidora. Dicen que queda más sabroso, pero yo aún no lo he probado.
Si lo preferís podéis echar azafrán para que le de color y más sabor aunque yo prefiero no hacerlo ya que no queremos que parezca una paella.
¿Nos gusta el “socarrat”? El famoso arroz “socarrat” es el que se queda un poco quemado y pegado en el fondo de la sartén o paellera. Esto se produce cuando se ha consumido todo el caldo de nuestro arroz; lo sabremos porque el sonido de la cocción cambiará a un sonido más crepitante. He de decir que es complicado obtener un buen arroz “socarrat” que esté en su punto y que no llegue a quemarse. Lo que yo hago es, antes de retirar el arroz, dar un golpe de calor a la máxima potencia durante unos 3-5 minutos. Los expertos seguramente me cuestiones esta forma de hacerlo ¡pero yo así lo consigo! Aunque no siempre, también tengo que decirlo…
Este plato tiene una gran cantidad de variantes; el pollo se puede sustituir por costillas, se pueden añadir otros ingredientes como guisantes, calamares… En definitiva, es un plato muy moldeable, pero eso sí, el caldo preferiblemente debe ir acorde con nuestro ingredientes, no vayamos a echar caldo de pollo a un arroz con gambas.
En próximas recetas nos volveremos a topar con el arroz así que… ¡hasta pronto!
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