Para los amantes de los deportes extremos, he aquí una opción completamente emocionante, diferente y única. A unas cuantas horas de la ciudad de San Francisco, Californis, se encuentra un lugar que te permite disfrutar de una expeeriencia en la cual vives la "libertad" pura en el momento en que saltas del avión. Este lugar se llama Parachute Center y cuenta con todas las normas requeridas para realizar este tipo de actividad. Instructores certificados y con una amplia experiencia en saltos de este tipo.
Al llegar, nos encontramos con un ambiente libre, particular y alegre, varias personas con una gran sonrisa luego de haber saltado, otras conversando sobre lo vivido, los instructores doblando los paracaídas, dando la bienvenida y las explicaciones pertinentes a quienes estaban próximos a saltar y banderas de varios países, mostrando que para disfrutar de este tipo de experiencias, lo único que se necesita es pasión por lo mismo.
Cuando llegó el momento de pasar a la preparación, en tierra firme, el instructor explica paso a paso los movimientos que hay que hacer mientras estemos en el descenso de caída libre. Igualmente, una vez estando en la avioneta, el instructor repasa la instrucción, verifica correas, gafas, altura, y las condiciones en general para un salto seguro. Minutos antes del gran salto, sentía una sensación de vacío en el estómago y mientras observaba por la ventana el hermoso paisaje, varios pensamientos llegaban a mi mente, pues, aunque estaba tranquila, la tensión entra a juagar en algunos momentos. Hay que rescatar que los instructores dan mucha seguridad porque nos hacían reír y disfrutar del instante.
La avioneta reduce la velocidad y una voz que sale por los parlantes nos anuncia que ha llegado el tan anhelado salto!. En ese momento la adrenalina empezó a recorrer todo mi cuerpo y la sonrisa permanecía en mi rostro. Tuve la oportunidad de ver a través de la ventana cómo mis amigos saltaban antes que yo y bueno, debo confesarlo que estar parada en la puerta de la avioneta, saltar al vacío, literalmente, sentir el aire, la velocidad, sentir que por unos segundos no piensas, no actúas, no hablas, simplemente fluyes tal como la situación quiere, es de los momentos más vívidos y conscientes que haya podido experimentar; es un estado de conciencia pura, de realmente vivir el presente sin pensar que lo que ocurrió o en lo que pueda ocurrir. Es un estado de disfrute máximo... es... uffff!!!... quedo sin palabras y más bien permito que las imágenes hables por sí mismas...
Una vez el paracaídas se abre, sentí una tranquilidad infinita y me dediqué a admirar la belleza de la naturaleza a muchos metros de altura. "Volar" con total libertad, el cielo completamente despejado y recargada de una inmensa alegría, fue un gran regalo que disfruté por varios minutos. Luego volvimos a pisar tierra firme y con una enorme gratitud en mi corazón por aquella oportunidad que espero se repita una vez más.
¿Y la lección aprendida?:
Locura: todas aquellas acciones que rompen esquemas rutinarios, van en contra de lo común y sacan sonrisas del alma! Por eso dentro de cada locura se encuentran las mejores experiencias!
