Memorias de un viaje de mochileros II
Lo prometido es deuda y aquí continúa nuestra experiencia... ¡en Macchu Pichu!
Cuzco es el sitio idóneo desde el que partir hacia el pueblo de Aguas Calientes, donde está Machu Picchu (literalmente la "Montaña Vieja").
Existen varias opciones para visitarlo: puedes ir caminando durante 5 días y durmiendo a la intemperie (una forma muy atractiva pero para la que hace falta tiempo) o ir en algún tipo de transporte, ya sea tren, que te lleva hasta la misma ciudad de aguas calientes, o en furgoneta que te deja a 2 horas de camino a pie del pueblo.
Por falta de tiempo y por ser la opción más económica, nosotros escogimos la última. Desde el luego el viaje en furgoneta no tiene desperdicio, las vistas son increíbles. Durante 8 horas (con parada para comer) recorres unas vistas increíbles, bordeando la montaña por unos caminillos por la que apenas caben 3 personas en línea (a veces juraría que la propia rueda de la furgoneta estaba en la ladera del barranco). Pero sin duda, espectacular.
Estar en Macchu Pichu fue una de las mejores cosas de este viaje. Hemos visto otros sitios igualmente preciosos, pero ninguno tan deseado como éste. Creo que en parte se debe al tirón turístico que tiene Macchu Pichu o esa aparente inaccesibilidad, sin embargo, una vez allí, te das cuenta de que no deja de ser otro negocio de atracción turística, lo que sin embargo no le resta encanto.
Para llegar a las ruinas del antiguo poblado inca, desde el pueblo de Aguas Calientes (donde nos hospedamos una noche), nos levantamos a las 5 de la mañana para coger el primer autobús y llegar a las 6 a la cima (hora a la que abren al público) y ver el amanecer desde lo alto. El autobús cuesta 26 soles (unos 6. 5 euros) y el trayecto dura 30 minutos: son 8 Km bordeando toda la montaña hasta la cima.
Otra posibilidad es hacer el camino inca, se trata de subir andando por unas escaleras que parece ser son originales conservadas de la época, durante 1h 30 min, para lo que tendríamos que levantarnos aproximadamente a las 4 de la mañana, para llegar al amanecer. Es increible las colas, tanto para subir en autobús o para entrar en las ruinas, a cualquier hora del día gente, gente, gente, gente....
Una vez arriba, nuestro tour incluía un guía que nos explicó el contexto y la historia de las ruinas, así como la función de cada construcción (merece la pena que alguien te lo cuente, sino para mi no serían más que un par de muros levantados con formas extrañas). Para disfrutar de las ruinas como es debido, la visita a toda la zona lleva más tiempo del que parece, más todavía si llevas a un guía que lo explica todo. Merece la pena subir a primera hora para poder aprobechar bien el día sin prisas.
Además de disfrutar de las ruinas, subimos a la Montaña de Macchu Pichu (3082m frente a los 2490m de las ruinas).
600 m totalmente cuesta arriba, con escalones irregulares y con cierta sensación de vértigo en algunas ocasiones. Sin embargo, aunque costó llegar a la cima, después de 1h 40 min, disfrutamos de unas vistas en miniatura de las ruinas a través de las nubes y del paisaje que las rodea. Después para bajar no creais que cuesta mucho menos... físicamente es mucho más llevadero, pero igual tardamos 1h20min porque hay que ir con bastante cuidado.
El mismo día que visitamos Macchu Pichu nos volvimos a Cuzco. El día siguiente lo disfrutamos descansando, conociendo un poco más de la ciudad y decidimos desplazarnos un poco para conocer las ruinas de Moray y las Salineras de Maras, siempre por libre (sin contratar packs, ni excursiones. El total de las visitas con desplazamientos y entradas nos costó 34 soles, unos 9 euros, mientras que los tours contratados cuestan el doble, aproximadamente 76 soles), aunque tuvimos que negociar con un taxista para que nos metiese a los 7 en el mismo taxi, asi que dos de nosotras tuvimos que ir en el maletero.
- DATO:
De nuevo aquí hay descuentos con la tarjeta ISIC. La entrada a las ruinas de Morais cuesta 10 s, o 5 s con tarjeta ISIC.
Para cualquiera de las dos excursiones, si uno no lleva un guía contratado que suele venir en los packs que se contratan, recomiendo buscar un poquito e informarse para saber qué es cada cosa, porque una vez allí es bonito, pero pierde mucho valor si no tienes ni idea de qué va el tema.
Las ruinas de Moray, tienen la apariencia de un anfiteatro. Parece ser que era una zona de investigación agrícola de los incas, donde en cada terraza, cultivaban un producto diferente, ya que debido a su disposición circular se generaban diferentes microclimas, disminuyendo la temperatura desde el centro hacia los andenes superiores.
Las Salineras de Maras se consideran minas de sal, el sustento económico de la población. Son unos 3000 pozos de unos pocos metros cuadrados en donde se deja evaporar el agua salada que emana de un riachuelo subterráneo en la montaña para solidificar la sal. En época de sequía, se llenan de agua los piletones para dejarlos evaporar, y solidificar la sal para luego granularla, y embolsar en plástico hasta comercializar. El proceso se repite cada un mes en cada pozo.
Es una montaña se recorta en miles de terrazas blancas en declive que vistas desde lo alto, y según la luminosidad a cada hora del día, conforman texturas y tonalidades sorprendentes.
Volvemos a la ciudad y de nuevo hacia otro destino. Desde Cuzco, tomamos rumbo a Arequipa. Fueron 10 horas de camino en autobús con la Compañía Cruz del Sur, llegando a Arequipa a las 6:30 de la mañana, con el famoso volcán Misti de fondo.
Estos éramos nosotros, a las 6:30 de la mañana en la estación de Arequipa, desayunando los bocadillos que habían sobrado de la cena, ¡con internet!, mientras decidíamos qué hacer.
Dado que la estancia allí era tan breve que solo duró medio día, cogimos un par de taxis que nos hicieron una ruta por los lugares más destacados de la ciudad: la casa del molino donde tenían alpacas y llamas, la mansión del fundador, el mirador desde donde pudimos ver toda la ciudad y la plaza de Armas (y la verdad, no defraudó. Además los taxistas hicieron de guías pues llevaban toda la vida en Arequipa). Nos quedamos con la espina de no haber visitado el cañón del Colca, el lugar más aclamado por los turistas que pasan por allí.
El día 7 de Julio casi consistió en viajar únicamente: amanecer en Arequipa, luego hacia Tacna, cruzar la frontera de Perú a Chile para entrar en Arica y dirigirnos a San Pedro de Atacama, ya entrado el día 8 de Julio.
En Arica (¡donde vimos el Pacífico por primera vez en nuestras vidas! ) tuvimos algún problema para encontrar transporte hacia Atacama. Allí comenzaban las vacaciones de la ciudad y estaban todas las plazas ocupadas. Finalmente conseguimos viajar dividiéndonos en autobuses y haciendo trasbordos.
Martes 8 de Julio, hora: 10:15, llegada a San Pedro de Atacama. La sensación que tuvimos al llegar allí era de estar en el mismo desierto, y así era, literalmente estábamos en el desierto de Atacama, el más árido del planeta.
En el pueblo al que llegamos, que es desde donde se organizaban las excursiones a los diferentes sitios, San Pedro de Atacama, nos encontramos con gente de todas las nacionalidades, pero sobre todo españoles. Incluso uno de los chicos que vino a ofrecernos hostel era catalán. Todo el mundo se conocía allí, y es que aquello era realmente pequeño, y totalmente diferente.
Incluso ese pequeño pueblo tuvo la capacidad de sorprendernos a medida que lo conocíamos, por ejemplo con esta plaza donde destacaba lo verde.
Desde allí, nos ofrecieron varias excursiones y elegimos las que mas atractivas nos parecieron (teniendo en cuenta lo que nos habíamos informado desde casa previamente).
En el próximo tomo de "Memorias de un viaje de mochileros" continuaré contándoos como siguió el viaje, y que otros sitios increíbles conocimos!
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Comentarios (3 comentarios)
Javi BM hace 10 años
¿Recomendarías también la ascensión al HuaynaPicchu? Porque he estado leyendo para ir y parece complicado y confuso el tema de conseguir las entradas para poder acceder a esta montaña. La montaña que coronasteis no la conocía y parece mucho más alta que el Huayna. Al leerte los problemas con las monedas y las pérdidas de dinero en cada cambio, me surge la siguiente duda: ¿Las tarjetas europeas funcionan bien allí? Es decir, comisiones, disponibilidad, ¿se puede sacar en cualquier cajero?
Maria Fernandez hace 10 años
Esa es la típica pregunta. ¿Huayna o Macchu Pichu? Desde mi punto de vista te diré que Huayna recibe más visitas, no porque sea más o menos bonita, porque merezca más o menos la pena, sino como bien has dicho, porque es la que más se conoce. Es posible que esto se deba a dos motivos: 1. Es la montaña que aparece e fondo en todas las fotos que conocemos de las ruinas del pueblo inca de Macchu Pichu. 2. En la cima tiene construcciones incas y la “Silla del Inca”, a las que se le da "bastante bombo". Te explico un poco lo que sé: Como bien has dicho tú, el Huayna se sitúa a unos 2500 metros mientras que la montaña de Macchu Pichu está a unos 3000m. La subida a Huayna es menor, tanto en altura o en recorrido, pero es mucho más vertical. No es recomendable para la gente que tenga vértigo (aunque yo tampoco recomendaría la que hemos hecho nosotros). Nos han dicho que es un camino muy empinado, estrecho, que incluye varios tramos con escaleras talladas en la misma roca y que incluso tiene una cuerda a modo de manillar para sujetarse. No podría recomendar una u otra ya que solo he subid a una, pero si lo que buscas son las vistas de las ruinas y del río desde las alturas, sin duda la montaña Macchu Pichu es la mejor opción, por su altura. Además la llegada a la cima es muy satisfactoria.
Gerard Feliu hace 10 años
Hola Maria! Me encanta tu viaje. En menos de 24 horas salgo para Perú para realizar un viaje de lo mas parecido al vuestro. Me está encantando leerlo! Si tengo alguna duda quizás te contacto desde allí! Un abrazo y saludos viajeros!