Vasitos de Quesada

Publicado por flag-es Héctor Vera — hace 7 años

Blog: Comidas y bebidas del mundo
Etiquetas: Recetas Erasmus

Vasitos de Quesada

La quesada es un postre muy típico sobre todo en la zona de Cantabria y Asturias pero ha sido adoptado por el resto de españoles por su suavidad, cremosidad y sabor. Es un postre rico en calcio, necesario para que los músculos se contraigan pero no apto para los que tienen problemas con la lactosa. Sin embargo, se puede cambiar la leche y la nata por preparados de soja, aunque el sabor no sea el mismo queda bastante rico también pero con ese toque curioso del aroma de la soja.

Este postre, es una variante de la quesada, y es una buena opción cuando estas entre amigos quiere cocinar algo para todos y no quieres complicarte. Es muy fácil y sencillo de preparar y los ingredientes se encuentran sin problemas en todas las tiendas de comida. Además se puede hacer sin horno lo cual es muy práctico para los estudiantes erasmus porque no siempre tienes la suerte de estar en una residencia o casa que posea uno, de hecho conozco estudiantes aquí en Madrid que en su vivienda alquilada no tienen horno y el casero tampoco tiene intención de proporcionarles uno. A pesar de que la quesada original necesita horno y a un fuego fuerte, esta variante presenta la ventaja de que el uso de ese electrodoméstico sea prescindible.

Para este postre los ingredientes necesarios serán:

  • Dos huevos 
  • Cien gramos de queso blando: yo suelo utilizar queso filadelfia pero vale cualquier otra variedad que tengáis a mano. 
  • Cincuenta gramos de azúcar 
  • Un tetrabrik de doscientos mililitros de nata líquida 
  • Una cucharada de canela molida (del típico bote de especias) 
  • Una naranja de zumo 
  • Ocho hojas de menta o hierbabuena: serán dos por vaso. Con esta mezcla tendremos para uno 4 vasos por lo que habrá que incrementar la cantidad en función de las raciones que se hagan.

Empezaremos cascando los huevos en un cuenco grande en el que luego añadimos los cincuenta gramos de azúcar. Batimos ambos ingredientes con varillas manuales o bien con un tenedor (que es un elemento que solemos tener más a mano y que es más probable que dispongamos de él). Tendremos que batir la mezcla hasta que los huevos queden un poco blanquecinos. También tienen que quedar espumosos por lo que para alcanzar el estado óptimo de la mixtura puede llevarnos tiempo, más o menos unos quince minutos. Este paso es lo único malo que tiene el postre porque es un poco cansado pero solo requiere paciencia y luego merece la pena. Una vez conseguimos el resultado adecuado tenemos que incorporar los doscientos mililitros de nata y los cien gramos de queso en el recipiente. Una vez echados estos ingredientes hay que continuar batiendo con las varillas o el tenedor hasta que nos quede una mezcla bastante cremosa.

Cuando ya tengamos la crema hecha lo siguiente es poner una cacerola en el fuego a una temperatura baja, es decir ponerlo a fuego muy suave, y acto seguido ponemos la crema dentro añadiendo después la canela (para los amantes de la canela, si en vez de una cuchara se pone cucharada y media no pasa nada). En este momento lo importante es que hay que remover constantemente para evitar que se pegue hasta que la crema rompa a hervir y en cuanto veamos que esto ocurra hay que retirarla inmediatamente del fuego. Entonces la dejamos templar y cuando tome la temperatura adecuada, templadita, la pasamos a la batidora y la trituramos para mezclar más los ingredientes.

Cuando ya está bien triturada y mezclada la repartimos en pequeños vasos de unos 300 mililitros, los tapamos con el típico papel de plástico transparente y la dejamos en la nevera un rato muy largo para que se enfríe bien. El resultado es un postre parecido a la crema pastelera pero mucho menos engordante, más sano y con sabor a queso.

Mientras se enfrían los vasitos podemos preparar la segunda parte del postre que es una especie de mermelada que constituye el complemento perfecto además de quedar como un adorno bonito. Cogemos la naranja, cortamos unos cachos de corteza y después la pelamos del todo y la exprimimos. Entonces ponemos el zumo que queda del líquido exprimido junto con la ralladura en un cazo al fuego con medio vaso de agua y dos cucharadas de azúcar y se cuece hasta que se consuma el líquido.

Lo siguiente es meter la mezcla entre papel sulfurizado (papel de horno) y aplastarlo y dejar que se enfríe en la nevera pero como este paso es algo más difícil también está la opción de dejar la mezcla fuera sin papel de horno ni nada y dejar simplemente que se espese. La idea es que quede como mermelada pero es complicado por lo que se puede utilizar mermelada industrial de la que más os guste, a este postre le van muy bien los frutos rojos como la frambuesa o la fresa. Una vez fríos llega el momento de adornar los vasos con la mermelada (comprada o hecha) y unas hojas de menta (dos por vaso). Y así con esta receta tan fácil tenemos una quesada típica pero de una forma más moderna y práctica.


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