RECETA CASERA DE CROQUETAS

RECETA CASERA DE CROQUETAS

Es duro hacer el Erasmus en invierno en Finlandia. Las temperaturas en el exterior pueden llegar a los treinta grados bajo cero y la nieve te llega por las rodillas. Por lo tanto era normal, por no decir obligatorio, reunirnos todos los compañeros en casa de alguno.

En mi caso nos reuníamos todos los días sin falta para hacer la cena todos juntos. En estos momentos aprendí que cocinar para diez personas todos los días no es lo más fácil del planeta y menos para gente proveniente de tantos lugares diferentes: lituanos, franceses, holandeses, alemanes, etc.

Había ocasiones en las que queríamos mostrar nuestra gastronomía tradicional al resto del grupo. Así tuve ocasión de probar platos típicos alemanes como el “Kloß” (palabra que sigo sin saber pronunciar) o las “stroopwafels” de los Países Bajos.

En mi afán por dar a conocer algo de España, lleve para que todos probaran la torta del Casar, un éxito rotundo, e incluso llegue a hacer torrijas en Semana Santa, que dejo a la gente chupándose los dedos. Sin embargo, lo que más gusto sin lugar a dudas fueron las croquetas, que tuve que repetir más de una ocasión.

Aquí os dejo la receta de mis croquetas que tuvieron tanto éxito.

INGREDIENTES

Los ingredientes que vas a necesitar son los siguientes:

-          Jamón Serrano: 200 gramos

-          Leche: 1 Litro

-          Mantequilla: 50 gramos

-          Huevos: 3

-          Harina: 5 cucharadas grandes

-          Aceite de oliva

-          Pan rallado: 200 gramos

PASO 1  

Lo primero que tienes que hacer es cortar con un cuchillo el jamón serrano en pequeños cuadrados o cubos (dependiendo del tipo de jamón que uses) para más tarde añadirlo en la bechamel.

PASO 2

Estamos ante uno de los pasos más complicados: hacer la bechamel. Esta debe de quedar espesa y suave para después mezclarla con el jamón y proceder a hacer la forma redondeada de las croquetas para freírlas.

Lo primero que tienes que hacer es poner la sartén a calentar en la vitro cerámica. Para ello poner la mantequilla (o de margarina si es lo que se ha encontrado o se tiene) y dejarlo calentar.

Una vez la mantequilla se haya disuelto completamente se añaden cinco cucharadas soperas de harina y se mezcla todo bien.

A continuación hay que ir echando poco a poco leche mientras mezclamos todo. ¡Importante! No asustarse si al principio no parece bechamel, después de mucho mezclar e ir añadiendo poco a poco leche iremos viendo como la bechamel va tomando consistencia.

Es importante mezclar muy bien y evitar la formación de grumos que luego darán una textura rara a las croquetas. Así que a mezclar muy, muy, bien.

Cuando veamos que la bechamel está hecha, podemos entonces quitar la sartén del fuego y ponerla aparte para mezclarla con el jamón de la forma más homogénea posible, así la dejamos reposar y enfriar.

En este momento cabe decir que en cada familia que hace la bechamel por tradición familiar: esta es la forma en la que lo hacemos en mi familia.

PASO 3

A continuación, con las manos limpias, coger con las manos la bechamel con el jamón y darle forma de bolita en forma de balón de rugby. La tradición es hacerlo con dos cucharas soperas para darle la forma y quizás esto lleva algún tiempo de dominar. Ahora bien, lo introduciremos en un plato hondo con huevos previamente batidos y las mojamos bien.

Después lo que tenemos que hacer es llevarlas a otro plato con pan rallado y embadurnarlas bien rotándolas hasta que quede uniforme adherido al pan rallado por toda la croqueta.

Por último, en una sartén con aceite muy caliente, freír las croquetas hasta que tengan un color dorado. Ir sacándolas y dejándolas en un plato con un papel de cocina absorbente para eliminar el aceite que sobre y que se haya podido quedar ahí. Cuando estén listas, quitar el papel y dejar enfriar.

PASO 4

¡Comer croquetas y disfrutar como un niño pequeño!