Popcorn Solony ¡PARTE 2 GÜAU! - FIN DEL BLOG DE COCINA

En el post anterior vimos un poquito de cultura sobre las geniales palomitas de maíz. Pero muchos son los que no han parado de enviarme mensajes e incluso emails desde entonces preguntando: "Ey Mike, te dejaste a medias la receta de las palomitas, ¿cuándo tendremos la segunda parte?". No sufráis muchachos. Aquí llega:

¿Cómo preparo unas palomitas que den envidia?

Estando de Erasmus el plan peli-manta con palomitas se dará en pocas ocasiones, por la naturaleza ajetreada de la vida del Erasmus. Por este mismo motivo, cuando se de debe ser tratado con la delicadeza y mimo que merece.

La noche de peli-manta con palomitas debe ser una noche única que te haga entrar en contacto con tu yo interior. Con ese niño que llevas dentro. Con ese crío alegre que se emocionaba con el olor de las palomitas recién hechas en el cine cuando se pagaban cien pesetas por ver una película. Qué tiempos aquellos. 

El caso es que las palomitas tienen esa magia de hacernos retroceder en el tiempo, de volver a un estado nostálgico y melancólico de alegría y necesidad de cine. De buen cine, si estamos mal acostumbrados, como es mi caso. No soporto comer palomitas viendo una película mala. Las veces que me ha pasado me ha dado mucha rabia.

Pero lo importante no es la película en este artículo. Sino las palomitas. No podemos hacer que la película sea mejor o peor. Pero podemos hacer las pelomitas perfectas.

Estos son los pasos a seguir para que queden deliciosas:

Primero deberíamos dividir la manera de cocinarlas, así que empecemos por la más primitiva (entendiendo por primitiva la receta que hacía nuestra abuela para cocinar las palomitas), la que me enseñó mi abuela. Que ya lo decía ella, "que cada perro se lama su culo". Sabias palabras de una sabia mujer, que vienen totalmente al caso. 

Palomitas de maíz tradicionales del chache Maik:

1. Cogemos un recipiente alumínico (o de aluminio, como les gusta decir a los pijos), a saber: sartén, cazuela de acero inoxidable (es mejor que el acero normal, porque este no se oxida), o cubo de aluminio apto para cocina. 

2. Echamos un chorro bien generoso de aceite de oliva virgen extra (o de aceite de girasol si nuestro presupuesto es bajo) en el recipiente elegido. Y lo calentamos unos cinco minutitos a fuego medio tirando a bajo. Ponle que si tienes vitrocerámica y números de uno a seis donde uno es el más fuerte y seis el más flojo. Pues le pones tres. Si el botón no funciona muy bien y se va un poco hacia el cuatro o hacia el dos no pasa nada. Pero mejor si se queda en el tres. 

Si por el contrario tienes cocina clásica de gas, pues el fuego ni que la llama te queme las cejas, ni que sea tan pequeño que con una cerilla calentarías más. Un punto intermedio, como de un centímetro y medio de llama llameando a buen ritmo.

Cuando el aceite alcance los doscientos grados de temperatura, ya estará a temperatura de fritura. Pero Mike, ¿cómo sabré si el aceite ha alcanzado los doscientos grados?. Fácil, mete el dedo. Si se pela la piel y puedes verte el dedo en carne viva, burbujeante y duele hasta agonizar, ya está a doscientos grados.

3. Echa las palomitas en el recipiente sin miedo. Bueno no serán palomitas aún, serán granos de maíz, a eso me refiero. Échalos ahí sin orden alguno, como caigan, no vamos a ponernos exquisitos con eso. Ponle la tapa al recipiente. La tapa es importante porque mantiene el calor dentro y evita que las palomitas salten fuera. ¡No queremos que caigan al suelo chicos! JA JA JA JA.

Ahora menéalas un poco (las palomitas, se entiende), alegría. Empezarán a explotar los primeros y entonces debes coger el recipiente y darle un meneo al ritmo de la popular canción: "¡Maaaaayonesa! ella me bate como haciendo mayonesa". Pues así. Con salero. 

4. De cuando en cuando con el bailecito las mantienes al fuego hasta que dejen de explotar. Entonces hay un corto espacio de tiempo que tienes para parar de calentarlas porque ya estarán listas. Así que sácalas del fuego, échalas en un recipiente de plástico (más fácil luego para quitar el aceite, claro que si tienes de cartón de usar y tirar, eso sería lo más pro). 

5. Les echas sal, azúcar, ketchup o mostaza al gusto. ¡Y a comerrr!  ¡Ñami ñami!

6. EXTRA:

Si las quieres dulces, pero echas en plan más profesional. Puedes echar azúcar mientras se calientan al fuego, así el azúcar se caramelizará un poco y quedará distribuida por las palomitas. Mano de santo.

7. EXTRA PARA LOS MÁS GOLOSOS:

Si aún el azúcar te parece poco puedes incluso hacerlas con miel. Al mismo tiempo que pones el maíz en la olla con aceite y están explotando, coges aparte otro cachibache de cocina (discúlpenme si soy demasiado técnico a veces, la costumbre) y mezclas azúcar con miel puesto a fuego también. Luego es cuestión de echar la mezcla en la olla con las palomitas cuando están a punto de terminar de hacerse. Ahí viene la intuición y la clase de cada uno.

Muy bien Mike, nos ha quedado claro. Pero qué pasa con el dichoso microondas. 

Dinos, ¿Cómo carajo se hacen las palomitas usando el microondas eh? ¿Cómo?

No sufráis criaturillas del señor, que ahora mismo llegamos a eso.

Palomitas al microondas con el chache Maik: 

Hay muchos rumores sobre la preparación de las palomitas de maíz compradas de paquetito (como el que ilustra el post). Que si producen cáncer, que si tienen demasiada sal, demasiados estabilizantes, demasiado aceite. Demasiados "demasiado" para mi gusto. 

Aunque puede parecer un método sencillo, el microondas, cuidado, porque puede ser letal.

Así que tomad todas las precauciones propias antes de usar cualquier electrodoméstico. No lo enchuféis con las manos mojadas, ni metáis un tenedor en el enchufe para limpiarlo y luego poder enchufar bien el micro. No lo hagáis, en serio.

Ahora vamos con los sencillos pasos de esta recetita de palomitas de paquete:

1. Cogemos el paquete por una punta y cortamos con unas tijeras o cuchillo. Lo que tengáis más a mano, realmente no importa. Incluso un elemento cortante x valdría y cumpliría su función. No os devanéis los sesos con eso. El caso es cortar el paquete de plástico para poder sacar el paquetito de cartón típico en el que notaréis el aceitillo (por eso lo envuelven con otro extra de plástico) y los granos de maíz dentro. 

No sé si es cosa mía o las palomitas polacas tienen especialmente un toque más aceitoso. Tal vez es que las del Biedronka, que son las de la foto, son de una calidad bastante malucha. ¿En qué se diferencian de unas de calidad más buena? En que al hacerse se quedan menos crujientes y mientras muchas quedan sin hacerse otras se queman. Digamos que no son homogéneas en la temperatura necesaria para el "plop, plop" típico de cuando se hacen en el microondas.

Así que eso, cortad el paquetito y sacar el de cartón. ¡Pero cuidado chicos, no os cortéis con las tijeras los dedos! ¡Y cuidado también chicos, no cortéis el paquete de cartoncillo con las tijeras si no queréis que se arme un buen lío en el microondas! Puede que a vosotros os haga gracia ver palomitas volando por la cocina pero seguro que vuestra mamá no se reirá tanto cuando le toque limpiarlo JA JA JA JA JA.

2. Una vez ya tenéis el paquetito de cartón en vuestras manos, lo metéis en el microondas. ¡Pero cuidado chicos, metedlo con el lado que corresponde hacia arriba! Normalmente lo pondrá en el paquete. Algunas veces, cuando nadie me ve, como me gusta vivir al límite, lo pongo con el lado que pone "Este lado hacia arriba" lo pongo hacia abajo. Así de chulo soy. Pero no recomiendo que lo hagáis en casa. A mí me pasa eso porque soy un rebelde sin causa y nadie me da órdenes. Y menos un paquete de palomitas. Tsé. Paquetes a mí...

3. Una vez colocado en la bandeja del microondas pulsad el botón que corresponda. Siento no poder ayudaros más, pero cada microondas es un mundo, y claro si tuviera que ponerme aquí a explicar los tipos de microondas que hay y cómo funcionan y demás, nos pondrían dar las uvas  JA JA JA JA. 

El caso es que tenéis que ponerlas tres minutos con una potencia estimada de ciento y pico vátios de esos. Lo de la uve doble, vaya. Decibelios o lo que sea.

4. Empezarán a explotar, "plop, plop" y así. Cuando terminen sacáis el paquete de cartoncillo. ¡Con mucho cuidado, no os vayáis a quemar los deditos jejeje!

5. Abrís el paquetito y echáis un toque de sal al gusto. Sazonáis, que se suele decir. Y ya a un bol de plástico. A mí me gustan los boles que caben todas las palomitas de golpe y así no tienes que star volviendo a por el paquetito para rellenar. Pero ahí ya, cada uno como más le guste, es libre a elección del chef.

Y ya están listas para comer.

Y ahora los super consejos del chache Maik:

1. Cuando las pongáis en el miccroondas, poned un cuadradito de papel de cocina debajo. ¡Así la bandeja no se llenará de aceite! Bueno sí lo hará, pero no tanto. ¡Así reduciréis el aceite que queda en la bandeja! ¿No es genial?
2. Acompañad las palomitas con una buena película. O una mala si tiene disparos, explosiones y pechotes de mozas de buen ver. También vale. 
3. También podéis acompañarlas con una buena serie. Recomiendo las series de la cadena HBO. Pero para gustos colores, así que si es una serie más mala que... algo muy malo. ¡No pasa nada, las palomitas seguirán estando igual de buenas!
4. Incluso viendo un partido de fútbol podéis usarlas como aperitivo. Harán las delicias de grandes y pequeños. Tanto si se las ponéis a colegas como a vuestro padre o hijo o primo o sobrino, ¡a todos les gustarán! ¡Triunfaréis seguro!
5. Acomapadlas con un refresco o bebida isotónica. Las palomitas suelen ser saladas, por lo tanto dan sed. Si tenéis a mano refrescos edulcorados os lo agradecerán un montón. ¡Seréis los reyes o reinas de la fiesta!

Y nada muchachada. Toma pareado. Espero que estos consejos y esta primera recetita haya sido de vuestro agrado y hayáis aprendido un montón de cosas con el chache Maik.

Pronto habrá nuevas y mejores recetitas, así que seguid atentos eh. 

Bon appetit!

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