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monasterio santo tomas


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monasterio santo tomas

Publicado por flag-ro Patricia Ioana — hace 9 años

¿De qué se trata en esta ocasión?

Me toca volver a Ávila, esta vez a otro de los sitios clave de la ciudad, con encanto, y con esa cosa de que de no haber ido con la gente que fui, jamás hubiera conocido plenamente como sí he hecho en esta ocasión. Era verano, y tarde o temprano llegaríamos al lugar del que me toca ahora contaros: el Monasterio de Santo Tomás.

¿Dónde podemos encontrar este lugar?

Se encuentra en la Plaza de Granada, número 1 con código postal número 05003 en Ávila, muy cerca del Hospital provincial a escasos dos o tres minutos de allí andando, y perpendicular a la Calle Jesús del Gran Poder. Es un entramado mayúsculo en el cual no simplemente encontraremos un monasterio sin más, sino que por el contrario nos sumergiremos en la historia viva de la ciudad, viendo tumbas, figuras, pinturas antiguas y ese tipo de cosas más de visita turística con guía que por el hecho de pasear y campar un rato por él.

Está a unos veinticinco minutos andando desde la Catedral, por lo que no es que sea del todo céntrico, si bien al no ser demasiado grande en cuanto superficie la misma, sí que podríamos ir andando como luego comentaré. Aquí os dejo un link de la dirección exacta del monasterio y todo lo que le rodea: https://www.google.es/maps/place/monasterio+de+santo+tomas+avila/@40.650474,-4.689774,15z/data=!4m2!3m1!1s0x0:0x8bf7481df6c91626?sa=X&ei=xfYPVd2WDsbeU42UgVg&ved=0CJIBEPwSMBA

¿Cómo llegar de manera simple hasta lo que me estás explicando?

Todos me habían comentado que lo mejor era aparcar con el coche cerca del Hospital provincial y desde ahí tirar hacia el monasterio y sus instalaciones varias andando. Pero claro, si te vienes desde este tipo de medio de transporte te pierdes cosas como las que me ocurrió a mí, que tras ser leída mi mano como si de tierras del sur se tratara y me dijera que quedaría embrujado para siempre por el monasterio y la energía que emanaba de él; lo cierto es que a decir verdad algo sentía.

Intercambié unas palabras con la señora que vendía las entradas en Santo Tomás. Le dije que veía el monasterio apartado de las rutas habituales de turismo y era, sin embargo, un monumento digno de visitar.“Además es la cuesta”. “¿Cómo?”. “Sí”, confirmó, “lamayoría de los visitantes son gente de edad y no puedensubir una cuesta como ésa. Como no vengan en autocar...”.Entonces comprendí que, efectivamente, no sólo está apartado de las rutas habituales del turismo que pasa el día en Ávila sino que me esperaba un esfuerzo para volver a recuperar el nivel de la ciudad amurallada.

Aquella mañana con los que iba se habían propuesto visitar este lugar, las guías decían que merecía la pena. Por eso me interné por la calle del mismo nombre tras preguntar a algunos viandantes. La cuesta caía en una fuerte pendiente que no costó nada bajar pero que me dejaría bastante cansado a la subida. Si a ello le unimos el tipo de turismo que es más frecuente en esta ciudad, el de grupos de personas jubiladas que siguen los pasos de Santa Teresa, habrá de concluirse que el monasterio no recibe tantos visitantes como merece la riqueza de su interior.

En definitiva, qué mejor que ir andando por esta bella ciudad te pares donde te pares con el bus, el coche, el taxi o lo que sea que hayas cogido para venir hasta allí.

¿Algo de historia me puedes comentar con respecto a ello?

Estuve investigando y descubrí entonces que en 1479 Hernán Núñez Arnalte, tesorero y secretario de los Reyes Católicos, en su lecho de enfermo, otorgó poderes a su mujer María Dávila y a fray Tomás de Torquemada, por entonces prior del monasterio dominico de la Santa Cruz, en Segovia, para que a su muerte se invirtiera una cantidad en torno al millón y medio de maravedíes, en la construcción de un monasterio en Ávila para esta Orden.

Las dos personas en quienes delegó para redactar la donación estaban estrechamente relacionadas con la Corte. María Dávila fundaría con el tiempo y ostentaría el cargo de abadesa de un monasterio de clarisas en sus tierras, a unos veinte kilómetros de Ávila. Sería llamado popularmente de las Gordillas. Pero en aquel entonces era la mujer del tesorero real y, además, estrecha amiga de

Isabel la Católica. Pues bien, fray Tomás era confesor de los reyes y colaborador suyo desde su monasterio de Segovia, que la monarquía habría de embellecer encargando a Juan Guas ese trabajo.

Pues bien, Arnalte moriría al año siguiente y María Dávila, aunque atenta, delegó la iniciativa de la construcción en fray Tomás. De manera que fue él quien compró una casa, huertas y prados de un canónigo de la Catedral de Ávila, Fernán González, que años más tarde sería condenado por judaizante y todos sus bienes requisados precisamente por el Tribunal de la Inquisición que dirigía su antiguo comprador. Las obras se iniciaron en 1482 siendo dirigidas por Martín de Solórzano hasta su conclusión once años después. El período es muy corto y el dinero del fallecido tesorero debió agotarse en poco tiempo, no en vano los terrenos habían costado más de un cuarto de millón de maravedíes. Sin duda hubo otros donantes y quiénes fueron se observa con claridad dado el gran interés que siempre sintieron los Reyes Católicos por este monasterio, los escudos reales que campean en la fachada que acabamos de comentar, en todo el último y mayor de los claustros donde los reyes se alojaron en cierta luctuosa ocasión de 1497 en que tuvieron que velar el cadáver de su hijo Juan, heredero de la corona, tras su muerte en Salamanca.

¿De qué horarios dispone y qué días podemos encontrarlo abierto?

En su amplia página web, viene todo lo que estoy contando un poco más resumido y también información y fotos útiles que nunca vienen mal. Lo primero que recomendaría a todo aquel que esté pensando en embarcarse en la historia de la ciudad mediante la ida al momasterio, que primeramente visite la página: http://www.monasteriosantotomas.com/

En cuanto al horario para visitar los alrededores que son también preciosos, lógicamente no tienen un “stop” para ello, pues son libres de entrada y por tanto también en cualquier día de la semana. Por otro lado, ya hablando de la parroquia y de los sitios de dentro en los cuales para entrar tendrás que pagar la consiguiente entrada, decir que de nuevo perfectamente en la página web vienen descritos: http://www.monasteriosantotomas.com/parroquia/despacho-parroquial.html, pero que igualmente yo personalmente también os pongo aquí para mayor facilidad (http://www.monasteriosantotomas.com/monasterio/la-visita.html):

- Todos los días de 10h30 a 14h00 y de 15h30 a 19h30.

  • Horario de Verano (del 1 de julio al 31 de agosto)

    • De 10h30 a 21h00

Hora despacho parroquial: de martes a viernes de 18:00h a 19:00h.

  • Párroco: Fr. Jerónimo Fuertes.

  • Vicarios Parroquiales: Fr. Rafael Laya y Fr. Javier del Valle.

  • Colaboran en la parroquia, toda la comunidad de dominicos.



En cuanto al horario de las misas (http://www.monasteriosantotomas.com/parroquia/misas.html)



Laborales: 13:00h. y 19:30h.

  • Domingos y festivos: 10:30h. - 12:00h. - 13:00h. y 19:30h.

  • Misa de niños:domingos y festivos a las 12:00h.

Se pueden reservar las misas en la Portería del Convento.



Y para otras actividades parroquiales: http://www.monasteriosantotomas.com/parroquia/caritas.html

¿Me podrías describir físicamente el sitio?

Al llegar hasta una amplia verja que permanece abierta uno encuentra la fachada principal tras un amplio patio. Hay muchos tipos de arcos pero aquí se puede comprender mejor qué es uno escarzano, aquel que tiene una longitud menor que una semicircunferencia, porque el que se presenta en esta fachada es monumental. Además, junto a lo que se denominan machones que sobresalen de la fachada para recibir su empuje, forman una H grandiosa que resulta premeditada, puesto que se quiso recordar a la Hispanidad. Por otro lado, la puerta de la iglesia, que permanecía cerrada ya que se entra a ella por la sacristía, mostraba diez estatuas de Gil de Siloé y Diego de la Cruz de una gran belleza. Sobre el arco un rosetón que es grande pero que más debería ser para iluminar la que resultaría oscura iglesia.

Hay que ir a la derecha para entrar en la portería, lugar de acceso para poder recorrer los tres claustros que se alinean en el interior. Entonces no sabía que quedaría abrumado por el tamaño de estos claustros, sobre todo el último, acostumbrado a monasterios que tenían uno solo, como es habitual. También desconocía que pocos meses después visitaría el monasterio de San Esteban, en

Salamanca, también de los dominicos y que, pese a mostrar una mayor belleza en conjunto, recordaría mucho a éste.

El cuerpo del monasterio está formado por la iglesia y los ya nombrados claustros consecutivos. El primero de ellos da una clara sensación de antigüedad, sencillez y hasta severidad ante la falta de cualquier adorno: es el Claustro del Noviciado. Es pequeño, casi un cuadrado de unos trece metros

de lado. Los hierbajos crecen en su parte central, se puede observar el pozo típico en tales construcciones y que respondía al objetivo, tanto de disponer de agua, como de recordar a los monjes la escena de Jesús y la samaritana. Núñez Arnalte mandó poner su escudo en este claustro pero no se hizo así, no se sabe bien la razón.

El segundo claustro resulta algo mayor, también un cuadrado de alrededor de veinte metros de lados. Se denomina del Silencio por ser lugar de lectura y meditación, también de los Difuntos puesto que aquí eran enterrados los monjes que fallecían dentro del monasterio. El estilo gótico ya es notable y contrasta claramente con el primero. Las bóvedas interiores son de crucería, como en la iglesia con la que se comunica, y las columnas están adornadas con las bolas típicas del tiempo de los Reyes Católicos, promotores tanto de este claustro como del siguiente, como se puede deducir por la aparición del yugo y las flechas, marca real distintiva. Se observan hasta ocho puertas diferentes, una de las cuales permite acceder al coro y la sacristía por donde iría después. Mientras tanto trataba de eludir en mi recorrido a un grupo de jóvenes franceses que escuchaban la explicación de su guía y cuchicheaban entre sí.

Cuando se llega al tercer claustro, el de los Reyes, la impresión es de una gran amplitud y luminosidad. Es el más grande, de nuevo casi un cuadrado de hasta 36 metros de lado resultando así en una superficie que casi cuadriplica la del anterior. La extensión es considerable y da gusto pasear por allí sin la presencia de los incómodos franceses, que siguen escuchando explicaciones en el claustro anterior. Se aprecia la disparidad existente entre el cuerpo bajo, con 32 columnas, y el alto, que dispone de 40. De esta manera las bases de las columnas no coinciden y da la sensación de que las del cuerpo superior del claustro no se apoyan sobre base muy firme. Sin embargo, resulta llamativo ese contraste, la diferencia en el tipo de arcos, semicirculares en el caso inferior y polilobulados en el superior, con la señal distintiva todos ellos de las bolas de adorno que ya hemos mencionado.

Camino por el claustro observando que hay muchas puertas, casi todas ellas cerradas, sobre todo las del lado sur. Son el paso a estancias de la desaparecida Universidad de Santo Tomás de Ávila. Una de las señas de identidad de este monasterio era la constancia de un alto nivel intelectual entre los monjes dominicos que vivieron aquí.

Asciendo por la escalera de los Papas hacia el coro. Se llama así por una efigie de cuatro papas dominicos que dirigieron la Iglesia en algún momento de su historia. Está construida en 1712 y, siendo amplia y monumental, no muestra una riqueza especial. El coro sí tiene mayor interés. Presenta 45 sillas en la parte superior y 34 en la inferior, con dos asientos en los extremos reservados en su tiempo a los Reyes Católicos. Su autor es Martín Sánchez de Valladolid, el mismo que realizó la sillería para la Cartuja de Miraflores en Burgos.

Puedo pasear tranquilamente por el coro, fijarme en detalles, observar y fotografiar tanto como quiero. Es de estilo gótico, los respaldos aparecen cubiertos de trazados geométricos y animales y plantas fantásticos, ninguno igual a otro. Desde arriba miro con curiosidad la iglesia, observo un hermoso retablo y, sobre todo, un catafalco de lo que parece alabastro que bajo enseguida a mirar de cerca.

¿De qué ambiente dispone el lugar en sentido número de personas y qué tipo?

Siempre habrá gente en horario de apertura dispuesta a seguir aprendiendo de su ciudad o bien de su visita turística, por lo que podemos decir fácilmente que centenares de personas pasan cada día por el Monasterio de Santo Tomás con un perfil claramente de persona entrada en edad, de más de 30 años de media y que los jóvenes se cuentan con los dedos de una mano sin que por ello se menosprecie el monumento y es que será siempre uno de esos que ves y siempre llevas en el recuerdo por mucho tiempo que pase (también por la cosa de que dudo que vea a lo largo de mi vida muchos mas monasterios o conventos si no es como en este caso, por el impulso de mis acompañantes que claramente tenían más edad que yo y les gustaban este tipo de visitas).

¿Qué nos ofrece de manera general y sobre todo, qué mejor en particular?

Las salas del lado norte de este claustro constituyeron para mí la mayor y más agradable sorpresa

de la visita. Había leído de la existencia de un Museo Oriental con piezas de aquella parte del mundo y no conseguía entender ni su presencia en un monasterio castellano, incluso dudaba de su interés. Ya que formaba parte de la visita me dije que habría de verlo, aunque me robara algo de tiempo. En primer lugar me interné en un Museo de Ciencias Naturales que me resultó muy grato de ver y que debía de causar interés en los colegios que pudieran visitar el lugar. Un conjunto amplio de animales disecados repartidos por continentes en lo que debió ser uno de esos gabinetes de los siglos XVIII y XIX destinados a la formación en Zoología, Botánica o Geología. Un león me miraba en medio de un rugido congelado, aves sobre todo, de espléndidos plumajes exóticos, algunos pequeños mamíferos completaban la colección en dos salas pequeñas.

Lo que vi en la parte oriental, sin embargo, me dejó asombrado. Ignoraba que la presencia de los dominicos en países como China, Japón y la actual Vietnam había sido tan importante. El museo se extiende por varias salas que fueron residencia de los Reyes Católicos, todas ellas repletas ahora de objetos de gran belleza que me es difícil describir por mi ignorancia en el arte de aquella zona. Pero intentémoslo con algún detalle, gracias a las explicaciones que salpican el lugar. Los esmaltes fueron introducidos en Oriente durante el tiempo de Kublai Khan, a finales del siglo XIII, por mercaderes árabes. Están formados por vidrios junto a otros elementos (sosa, cal, borax y potasa) añadiendo óxidos metálicos como colorantes antes de la fusión. Los colores obtenidos son espectaculares, al igual que en el caso del peltre que, aunque sea muy posterior, se muestra en una serie de jarrones, platos y otros utensilios decorados.

Y es que continuo la descripción porque para mi es lo que particularmente más me gustó: Las salas se suceden presentando grandes budas de porcelana como el simpático por sonriente Budai Hesheng, al parecer un monje del siglo X que recorría los pueblos de China con un saco de cáñamo a los hombros para recoger limosnas (saco que es denominado budai) y que se representa siempre con un gran vientre (representación de la riqueza) y sonriente (indicativo de su felicidad interior). Otros budas más típicos e hieráticos se exponen en distintas vitrinas de una manera tan profusa y distinta de lo habitual que uno no sabe dónde fijar su atención. Junto a él se encuentra otro tipo de porcelana, la que es más famosa y dicen que insuperada desde la dinastía Song que la creó allá por los siglos X al XIII. Se empleaban en su fabricación decenas de miles de obreros por entonces.

Además de porcelanas, esmaltes y peltres, una sala recuerda uno de los productos chinos más afamados: la seda. Hay verdaderas maravillas que rinden de admiración al visitante, una tela delicada, sutil, de una belleza deslumbrante que apenas puede reflejar la fotografía. Me gustaron especialmente la figura de un anciano y de Hai Wang Mu, la Dama Real del Oeste, un personaje

legendario que se suponía viviendo en un palacio sobre unas lejanas montañas.

Cuando se terminan las salas de la parte inferior se ascienden unas amplias escaleras para llegar a alguna más en la planta superior dedicadas a mostrar objetos de uso más cotidiano pero no menos artístico, desde maquetas de casas o palanquines hasta muebles y biombos francamente interesantes. Pero si bien todo esto permite hacerse una idea de la vida de las capas superiores de la sociedad oriental por entonces, me quedo en esta parte con los recipientes de bronce, elegantes, sólidos, impresionantes en sus formas tan artísticas y con las graciosas muñecas que, en algún caso representan a vírgenes como Nuestra Señora del Rosario, con su pelo natural implantado, su

linda cara de cerámica y sus lujosas vestiduras. Termino la visita al Museo Oriental con la sensación de lo novedoso, lo bello y posiblemente lo irrepetible de la misma. Desde el piso superior me permito fotografiar nuevamente el claustro, sentarme incluso un momento para contemplarlo todo, reposar de lo contemplado. Después vuelvo hacia el claustro del Silencio, el intermedio, para poder visitar el coro y la iglesia del monasterio, pero ya no son para tanto y aquí acabo la respuesta.

Algo parecido sucede en el interior de la iglesia. Es de una sola nave pero amplia y con una serie de capillas laterales dedicadas en algunos casos a nobles enterramientos. Hay un ambiente oscuro que no permite apreciar bien los detalles pero que crea un ambiente peculiar, sobre todo si se pasea por la nave en soledad, como fue mi caso. Sobre esta oscuridad destaca espléndido el catafalco en mármol blanco del príncipe Juan, hijo y heredero de los Reyes Católicos. El catafalco es de una belleza deslumbrante, similar al de los propios reyes en Granada o al del cardenal Cisneros en Alcalá de Henares. Todos ellos son obra de un mismo autor: el florentino Doménico di Alessandro Fancelli. Ahora se puede admirar la noble figura con las manos separadas como corresponde a un noble que no ha muerto en combate. Dentro de este sepulcro en forma de cama sobre pirámide truncada, original dentro de su época, no hay prácticamente nada. La iglesia fue ocupada por los franceses durante la toma de la ciudad hasta 1812 y destinada a hospital de sangre para atender a los heridos de la batalla de Arapiles. Algunas de las estancias cercanas se transformaron también en cuadras. Se cree que los soldados abrieron el sepulcro y deshicieron los restos que quedaban de aquel joven destinado a heredar un imperio. Cuando posteriormente se abrió para comprobar el destrozo sólo se encontraron unas falanges y algunos restos de ropa.

El altar mayor y este sepulcro se encuentran bajo un amplio arco escarzano y sobre él, algo inaccesible, se puede contemplar lo que es una joya dentro de esta iglesia: el retablo de Pedro Berruguete, pintado desde 1494 hasta 1499. Es el último completado por el famoso pintor al que

luego se le encargaría el de la Catedral, que no llegaría a terminar. Al tiempo, se considera a éste de Santo Tomás su obra maestra: Diecinueve pinturas en un retablo de 21 metros de altura dedicadas a glosar la vida del santo titular, Tomás de Aquino.

Oye, pero.... ¿qué pasa con los precios?

Pues como dice la página web y doy fe de ello que es lo que me cobraron, http://www.monasteriosantotomas.com/monasterio/la-visita.html sería de cuatro euros en total, que para todo lo que te ofrece está muy bien y sale rentable pagarlos. Además, el mismo contiene audioguía con el que irás aprendiendo a medida que vayas campando a tus anchas por la zona, y eso es un punto añadido a tener en cuenta. En cuanto a si vas en grupo, te piden al menos veinticinco personas para que te hagan un descuento, el cual te lo dirán directamente allí. Si es similar como en otros sitios de la ciudad parecidos, como la Catedral, el descuento no os penséis que sea brutal, porque bajará en torno a los tres euros (que bueno sí, menos da una piedra como se dice).

¿Lo recomendarías para otra ocasión?

Sin duda de que sí, y es que solo hace falta leer las historias, lo que te ocurre y lo que vas viendo como podéis también comprobar en las fotos, para llegar a la conclusión de que al menos una vez en la vida hay que visitar el monasterio, y todo aquel que te digan que verdaderamente merece la pena, porque de verdad que la merece.

¿Para quiénes está pensado este lugar de la ciudad?

Sobre todo para los que les encanta la historia, y todo ello de la mano de un guía que aunque sea si no vais en un grupo muy amplio, un audioguía, siempre suma y siempre aprendes y sacas de allí cosas importantes, que si bien no crees que te sea útil para tu vida cotidiana, sí que irás relacionando cosas con ello y cerrando dudas y lagunas que tenías en el tintero seguro de haber pasado por allí y no haber jamás entrado. Con todas estas herramientas modernas se ahorra en coste, pero te dan un servicio que siempre beenficiará al visitante.

Y tras haberlo visitado.... ¿ahora qué me recomiendas?

No hay duda de que seguir paseando por la zona e irte desviando poco a poco hasta el centro y la zona de la Catedral. Las vistas siempre serán interesantes, bellas, emocionantes y te entrarán muchas ganas de perderte por allí para que el gusto de conocer la ciudad sea completo.

¿Valoración en punto del uno al diez y razones?

Le voy a poner un 9 por el hecho de ser un monasterio, lo cual jamás me atrajo y aún así acabé totalmente encantado. Mis razones se van a resumir en una pequeña historia que nos contaron allí y que es digna de mención (para que se pueda comprobar lo cargado de historia que está tanto el monasterio como toda la ciudad de Ávila en sí): era llegando a la sacristía y paso por ella sin fijarme, camino de la iglesia. Sin embargo, luego habría de saber que aquel pequeño espacio sin especiales elementos que llamasen la atención, encerraba una vieja historia. Parece que fue aquí, en el suelo, donde fue enterrado en 1498 el famoso fray Tomás de Torquemada. Hoy en día sigue arrastrando la fama que sin duda mereció como defensor de la intolerancia hacia otros cultos religiosos, su persecución consiguiente de judíos sobre todo, la iniciativa de su expulsión, el hecho de que no le temblara la mano para condenar a los conversos judaizantes confiscando sus bienes y sometiéndoles a tortura y muerte. Sin embargo, sería de interés encontrar su tumba y recordar a este hombre, sin duda convencido de su destino y que pudo ejercer toda su influencia sobre los Reyes Católicos. No puede ser, dado que en 1836, después del decreto de exclaustramiento de los monjes dominicos tras la desamortización, un grupo desconocido entró en el lugar y, de igual modo que otros se dedicaron a robar lo que encontraron y suponían de valor, este grupo desenterró a Torquemada, lo trasladó a la Dehesa, el lugar donde se quemaba a los herejes en tiempos del Inquisidor General y allí quemaron sus restos aventando las cenizas. Nada queda, por tanto, de él ni de su lápida cuyo paradero se desconoce.

¿Algún link que me haga dejarlo todo más claro en cuanto a imágenes se trata o información?

En resumidas cuentas, en la página web del monasterio y sus distintos puntos arriba que encontrarás, lo tendrás todo y no creo que haga falta mucho más que eso: http://www.monasteriosantotomas.com/

¿Conclusión?

Fantástico lugar lleno de embrujo y encanto, que no se te puede llegar a pasar si visitas la ciudad que se encuentra al lado de la capital española, como es Ávila. Altamente recomendable no solo desde mi parte, sino desde cualquier punto en el que lo leas. Siempre que estés allí unas horas, será suficiente para poder pasearte por el lugar en el que todos se quedan sorprendidos. Nada más que añadir, disfruten con la visita.

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