las gordillas
¿De qué se trata en esta ocasión?
Hablaré de otro sitio mágico de la ciudad abulense de Ávila, en este caso se trata de otro convento, que no se parece para nada al ya mencionado de Santo Tomás en otro artículo, y se llama en esta ocasión Santa María de Jesús, conocido popularmente como “Las Gordillas” (y en adelante pronunciado como tal excepto cuando vea que me repito en exceso).
¿Dónde podemos encontrar este lugar?
En la Calle Santa Clara sin número, con el código postal número 05001, en Ávila que se encuentra por supuesto en la comunidad de Castilla y León. Está a menos de diez minutos andando de la Catedral, siendo perpendicular a la Calle Fontiveros y paralela a una cercana como es la Calle Cristo de la Luz. Y para los que tengan la cosa un poco dudosa, aquí va un enlace de Las Gordillas: https://www.google.es/maps/place/Calle+Santa+Clara,+05001+%C3%81vila/data=!4m2!3m1!1s0xd40f306fe4e0b09:0x24a5bafecffbeb2a?sa=X&ei=pSMQVY3-CNWxafmIgZgC&ved=0CCAQ8gEwAA
¿Cómo llegar de manera simple hasta lo que me estás explicando?
Debido a que la ciudad es pequeña, lo suyo será ir andando desde donde te deje el medio de transporte en el que te has venido, ya sea en autobús en la Plaza Santa Ana, ya sea en blablacar donde hayas pactado la llegada; por lo que igualmente siempre excepto en casos extraordinarios recomendaré andar como medio de ver lo máximo posible en menos tiempo, ya que no pierdes tiempo ni trayecto en otro medio de transporte. Además, sus numerosos conventos e iglesias cercanas, hacen que merezca hacer el esfuerzo.
¿Algo de historia me puedes comentar con respecto a ello?
María Dávila fue una mujer rica por sus dos matrimonios a finales del siglo XV. Primero se casó con el contable real Núñez Arnalte, al que vimos dejar un gran legado en 1479 para empezar la construcción de Santo Tomás a su muerte. Entonces su viuda se apartó de dicha iniciativa, tras dar poderes amplios a fray Tomás de Torquemada. Con el tiempo la reina Isabel, de la que era íntima amiga, le aconsejó que se volviera a casar con Fernando de Acuña, virrey de Sicilia. El matrimonio duró hasta el fallecimiento de éste en 1494, volviendo a enviudar María Dávila, que a su regreso de Sicilia optaría entonces por la vida religiosa, profesando dentro de las clarisas en un pueblo de Zamora. Su intención fundadora la llevó a adquirir unas tierras propiedad por entonces de los mismos reyes en un pueblo cercano a Ávila. La finca se llamaba tradicionalmente de las Gordillas porque, antiguo coto de caza comunal, sufrió varias vicisitudes hasta que fue adquirida por los reyes al objeto de preservarla de la tala sistemática de sus hermosos y “gordos” árboles, así como del hecho de que en dicha finca y su castillo algunos nobles díscolos acogieran bandas dispuestas a llevar a cabo correrías para robar ganado y riquezas ajenas. El caso es que fue allí donde María Dávila levantó un pequeño convento de clarisas denominado “Villa de Dios” en el que vivió hasta su muerte en 1511. El tiempo pasó sobre las monjas que quedaron y, pese a recibir amplias rentas, poco gasto podían llevar a cabo dada su lejanía de la ciudad y aislamiento. Por estos motivos y el hecho de que tuvieran la misión de velar por distintas obras pías instituidas por su fundadora en Ávila, en 1553 decidieron trasladarse a la ciudad. Primero se alojaron en unas casas que eran de Diego del Águila, junto a la capilla de la Anunciación fundada por María Dávila. Poco después, en 1557, entraron en el actual convento que siguió llevando el nombre de Las Gordillas entre la gente del pueblo.
¿De qué horarios dispone y qué días podemos encontrarlo abierto?
Si bien solo es visible el exterior del convento y las partes anejas al mismo, es también verdad que en horario de culto por las mañanas de lunes a domingo, pero también alguna tarde los mismos domingos; se puede entrar al mismo y poder divisarlo por dentro.
¿Me podrías describir físicamente el sitio?
Frente al convento o lo que queda de él se levanta una plaza algo descuidada por el momento, casas modernas sin lujo alguno y, contrastando con el lugar y el edificio al que se enfrenta, un pub de copas. En mi último viaje, sobre el descampado que se extiende delante de la portada principal, un letrero inmenso anuncia la próxima construcción en el lugar de un lujoso edificio de oficinas y apartamentos. No sé si lo harán finalmente, si respetarán al menos la iglesia del convento, pero algo tendrán que hacer antes de que el cuerpo del mismo se derrumbe por sí mismo.
El hecho conocido era que los conventos estaban necesitados de suministro de agua pero, al tiempo, las monjas de clausura no podían estar guardando cola ni empujándose con los abulenses de cualquier nivel social que accedían a una fuente pública. Es por ello que era habitual que parte del caudal destinado a estas fuentes fuera desviado hacia el convento originando todo tipo de altercados y reclamaciones. En el caso de las Gordillas la cuestión fue aún más insultante para el pueblo porque el marqués de Navas, propietario del terreno donde vendría a ubicarse el convento, cercó con una muralla tanto sus prados y huertas para dicho destino como la misma fuente pública, que
reclamó como inserta en su propiedad y que, de este modo, se hurtaba al uso de los vecinos.
Ello originó una agria polémica además de todo tipo de insultos y enfrentamientos con las nuevas monjas clarisas y sus protectores. Hasta el propio rey Felipe II tuvo que terciar en el tema disponiendo que la fuente volviera a ser pública pero que las aguas sobrantes se vertieran en un canal que llevara al convento, en vez de discurrir hasta el acueducto de la ciudad. Una muestra más
de cómo este rey atendía todos sus asuntos personalmente, incluso los más nimios. En 1981 las clarisas marcharon de un convento que amenazaba ruina hasta otra ubicación cercana al monasterio de Santo Tomás. Se llevaron con ellas, entre otras cosas, el sepulcro de su fundadora María Dávila. Quedó entonces el convento viviendo una lenta ruina a la que fueron ajenas las autoridades que adquirieron los terrenos, contentándose con rehabilitar la iglesia para el culto de la barriada.
Así, la antigua portada principal que permitía acceder a su interior, en la fachada norte, quedó inutilizada y por debajo del nivel de la carretera cercana una de cuyas desviaciones va bajando por ese lado hasta el nivel del descampado que preside el lado oeste. Esa puerta es renacentista, elegante con sus pilastras de orden corintio, el arco de medio punto y un frontón triangular donde aparecen los escudos de la fundadora del convento original y de sus dos maridos.
En la reforma de 1981 se optó, dados esos desniveles en la carretera, por abrir una puerta nueva, antes inexistente, en el lado oeste. Se acudió para ello a materiales y restos de otras iglesias, como es el curioso tejadillo que protege la entrada y donde alguna persona se detiene para leer las consabidas esquelas. Fue tal la improvisación de lo realizado entonces que dicho tejadillo se instaló sobre un óculo que iluminaba el coro bajo y que ahora aparece cortado en dos, quedando uno más dando luz a la parte alta del coro y la iglesia.
¿De qué ambiente dispone el lugar en sentido número de personas y qué tipo?
La plaza donde se ubica no tiene demasiado tráfico y tampoco comercios, con lo que el paso de transeúntes es más bien escaso, y ello significa que el perfil queda supeditado a quien pase bien porque quiere visitarlo con esa idea clara, bien porque simplemente vaya por allí y se cruce de camino a otro lugar, por lo que esta pregunta entonces, tendría menos sentido que en otros posts.
¿Qué nos ofrece de manera general y sobre todo, qué mejor en particular?
Me impresionó del convento de Santa María de Jesús, popularmente conocido como Las Gordillas, su abandono, la ruina que alcanzaba a toda la techumbre aneja a la iglesia, lo que antiguamente constituyó parte de un convento más grande. Me había acercado, como lo hice en cada viaje, porque estaba muy cerca de la plaza de Santa Ana, apenas a cien metros, y había leído de su antigua riqueza en rentas que le permitió descollar dentro de los conventos del reino hasta el punto de decirse:“Conventos hay en Castilla, Tordesillas, Madrigal y las Gordillas”.
Oye, pero.... ¿qué pasa con los precios?
Tal y como dije anteriormente, el hecho de que se pueda ver siempre desde fuera sin acceder a él, más sumado que en los momentos de culto (en especial el domingo) se puede entrar dentro sin necesidad de pagar por ello; y que encima gran parte de su superficie e instalaciones se encuentran en la ruina; pues lógico que no tenga mucho sentido pagar por ver este tipo de lugares.
¿Lo recomendarías para otra ocasión?
Recomendaría su visita como retrospección interna sobre lo que nos rodea. Y es que el poder del hombre en este tipo de cosas es muy grande, quizás a veces demasiado, ya que hay veces como con la Catedral, que gracias a su buen hacer, las obras pertinentes y su método de conservación; se mantiene durante años y años y parece en perfectas condiciones para que así continúe décadas y más décadas; mientras que por otro lado, no solamente hablando de edificios, sino por ejemplo con el caso de los animales que cuando conviene los criamos y reproducimos para que jamás se extingan como el caso del toro, y por otro nos da igual y están al borde de la muerte como es el lince ibérico. ¿Es justo el poder tan inmenso que tiene el hombre? Os lo dejo para pensar.
¿Para quiénes está pensado este lugar de la ciudad?
Para aquellos que quieran ver el otro lado de Ávila, el lado en el que la historia ha dejado en gran medida su paso por la ciudad, pero con la cosa de no haber hecho demasiado bien con el estado de las cosas, que simplemente se ha dejado que siga así como medio de prueba del pasado.
¿Valoración en punto del uno al diez y razones?
Le pongo un 3, debido a que pasé varias veces por delante de este convento, lo rodeé en la medida que pude, paseé por el descampado a que ha quedado reducida la edificación aneja no acercándome demasiado por el evidente peligro de derrumbe. Miré hacia el otro lado de la plaza mientras algunos paseantes me miraban, extrañados. Podía ver el bar de copas, silencioso afortunadamente a las horas en que pasaba por el lugar. Luego me separaba para fotografiar el tejado vencido, las tejas rotas, los maderos que sobresalían como testigos mudos de la ruina y el abandono. Pensaba en la riqueza que había atesorado este convento durante el siglo XVI, el gran tiempo de dichas edificaciones en la historia de Ávila. Cómo pasa el tiempo, sobre la aparente abundancia, sobre la vida religiosa llena de animación, visitas de nobles, donaciones, actos litúrgicos, vida de recogimiento.
No tiene sentido que un punto histórico tan importante como Las Gordillas, esté así de mal y con ninguna premisa de cambiarlo a mejor en el sentido de reformarlo. Es una pena que edificios emblemáticos como éste se queden finalmente como un conjunto de piedras tiradas las unas sobre las otras sin más sentido que el aparente, es decir, ninguno. No puedo más que suspender al ayuntamiento y todo el que permite que esto esté tal cual está. Una pena.
¿Algún link que me haga dejarlo todo más claro en cuanto a imágenes se trata o información?
Aquí dejo el link donde te cuenta información sobre el convento, un poco de sus historia, fotografías, etcétera que seguro encontráis de provecho: http://www.clarisasavila.org/las-gordillas/+
Además, en la página de turismo del ayuntamiento de la ciudad, se podrá encontrar más información e imágenes: http://www.avilaturismo.com/es/
¿Conclusión?
Triste me largué de aquel lugar que a priori parecería de lo más simbólico de la ciudad pero que a decir verdad te deja una sensación de vacío que es difícil de llenar. La clave siempre estará en que todo acaba como todos quieren, porque por un lado y por el otro simplemente se ha dejado pasar el tiempo y el tiempo es el único que no se la deja pasar a nadie.
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