Torino es una ciudad que me gustó mucho. Las personas son muy amigables y simpáticas. Además, los precios de los restaurantes, helados y cafés no es nada caro en comparación a Lyon o a Milano, por ejemplo.
Creo que algo que hizo que me gustara aún más esta ciudad (¡además de su hermosa arquitectura, evidentemente! ) es que pude visitarla con personas que viven ahí mismo. Y es que gracias a mi amiga Claudia pude descubrir un lugar al cual, de otra forma, nunca habría ido: la Cavallerizza Reale.
Cuando mi amiga me dijo que me quería llevar ahí, me explicó que había exposiciones de obras, performances artísticos… no entendí mucho de qué se trataba, a decir verdad x) Pero bueno, no dije no y me dejé llevar por la curiosidad ^^
La Cavallerizza Reale es un colectivo que se apropió de un gran terreno que antes era (si no mal recuerdo) un jardín público. Sin embargo, fue descuidado y llegó un punto en el que las autoridades de Torino quisieron venderlo para que se construyeran oficinas o algo así. Pero hubo un grupo de personas y vecinos que decidieron ocupar este lugar para crear en él un espacio de convivencia colectivo y público.
El día que fuimos a la Cavallerizza Reale había una serie de muestras artísticas. Debo decir que eran más bien modernas. Había por ejemplo una chica que estaba pintando con sus manos en un gran lienzo (¿de plástico? ) con pintura negra, al ritmo de la música. Su obra final era un rostro femenino.
Y ese dibujo... lo hizo ella solita con sus propias manitas ^^
Había otros artistas que habían hecho más bien instalaciones con objetos y otros más que hacían una especie de “artesanía”, creo que eran unas joyas con productos reciclados.
Mi amiga Claudia conoce a algunas de las personas de la Cavallerizza Reale. Además de ser un espacio cultural, uno de los edificios de este espacio es utilizado por personas que habitan ahí en una especie de “comunidad” en la que todos colaboran en el mantenimiento y el funcionamiento del lugar. Ese día, habían preparado unas brochetas de frutas y verduras para venderlas en la muestra artística. Estaban hechas con productos recuperados (es decir, de los que los comerciantes están a punto de tirar porque “ya no están tan bonitos” pero que aún son perfectamente comestibles). Además, vendían también cerveza y jugo. Pues como ya tenía hambre, me compré un menú.
Además de ver las obras y los artistas presentes, dimos un tour al lugar. En un jardín muy grande y, a pesar de estar descuidado, tiene su encanto. Vi un letrero que hablaba sobre cómo había sido ese lugar en un inicio y vaya que debió haber sido bonito. Lástima que no lo hayan mantenido así.
Cuando le pregunté a Claudia por qué las autoridades de Torino no hacían algo para ponerlo en buenas condiciones y abrirlo al público, me dijo que ellos no tienen interés alguno en ello. Que lo único que les interesa es el lado económico, así que si las personas que están ahí ahora se fueran, el proyecto de oficinas seguiría su curso.
Pues estuvimos ahí como una hora y media, más o menos. Incluso ayudamos un poco para llevar las cosas de comer desde la cocina hasta el stand en el gran jardín.
Ah, acabo de recordar otra cosa: en la Cavallerizza Reale tienen también un teatro. Y me parece que ese mismo espacio es utilizado para fiestas nocturnas. Entramos de hecho en él: era una gran pieza con cortinas obscuras y material improvisado para las puestas en escena.
Pues en fin, la Cavallerizza Reale es un lugar que no habría conocido de no haber sido gracias a Claudia, mi amiga de Torino. De otra forma, sólo habría visitado los lugares típicamente turísticos, los cuales son hermosos y cautivadores (¡además de imperdibles!, claro está. Pero que vaya, algo que adoro en los viajes es el tener la oportunidad de descubrir estos lugares fuera de lo común y tan particulares. Si van a Torino, les recomiendo definitivamente el ir a dar una vuelta por la Cavallerizza Reale :)