Ayer conocí un lugar que me dejó fascinada por lo bonito que es y lo rico que estaba lo que me pedí. Es el Pub Momo, ubicado justo frente al Mercado de Abastos, en una calle muy concurrida y por la que pasé miles de veces sin sospechar que ahí se encontraba un lugar tan bonito y perfecto para ir por un trago. Su fachada es bastante sencilla, como la de cualquier casa de esa calle, y aunque sí tiene un letrero con su nombre y su trayectoria, no llama demasiado la atención.
Llegué ahí por una recomendación y me arrepentí mucho de no haber ido antes.
Una vez que entras te das cuenta de que en realidad es bastante grande y profundo, tiene varias partes y hasta el fondo hay una terraza-jardín con muchas flores muy coloridas, un par de fuentes y vista hacia el Parque de Belvis. En las zonas que no dan al exterior cuentan con una mesa de billar, una de futbolito y unos dardos. Para usar el futbolito cuesta un euro por nueve tiros; la misma mesa tiene una entrada para monedas. No investigué el precio de los otros dos juegues, pero lo haré la próxima vez que vaya (definitivamente volveré), y se los haré saber.
La parte de la terraza es muy agradable cuando hace buen clima. Yo recomendaría ir a la hora que yo fui, alrededor de las ocho o nueve de la noche, pues ya no hacía tanto calor y el sol no pegaba directamente, aunque todavía había mucha luz. El único problema que hay es que por estar en esta zona se pagan treinta centavos más por cada producto que se consuma, pero por ser la primera vez que íbamos decidimos pagarlos.
Si quieren saber qué productos ofrecen y cuáles son sus precios deben verlo antes de entrar en el menú que está afuera del restaurante, pues adentro no tienen menús y esperan que tú ya sepas lo que vas a pedir. Los precios de los cocteles son caros, como en toda Europa. Las margaritas, mojitos y caipirinhas no cuestan menos de seis euros. Otras bebidas como cerveza y refresco, por lo que recuerdo, costaban entre dos y dos cincuenta, como en otros bares que he conocido en el mismo Santiago de Compostela.
Yo me pedí una sangría que me costó tres euros (más los treinta centavos de la terraza) por un vaso de buen tamaño con dos rodajas de naranja. Estuvo deliciosa y estoy tentada a repetir la próxima vez que vaya a Momo.
Fui con una amiga y ella se pidió una bebida algo exótica que incluía un shotcito o "chupito" de cerveza y uno de vodka con una pizca de salsa tabasco. Le salió en poco menos de cinco euros. Además de llevarnos nuestras bebidas, nos llevaron un bowl con palomitas para acompañar.
Quedé muy satisfecha con el lugar. Aunque los precios me parezcan caros en relación a mi país, debo admitir que están normales en relación con los otros precios que he visto en la misma ciudad. Mi sangría estuvo deliciosa, y por comentarios que he leído en internet parece que los cocteles especiales que ofrecen son muy ricos también.
Además de esto, el lugar es sumamente agradable, tanto adentro como la terraza, y te da la posibilidad de jugar una partida de billar, futbolito o dardos con tus amigos, o de disfrutar de una vista muy agradable y un clima hermoso.
De los mejores lugares que he conocido no solo en Santiago de Compostela, sino en mis viajes en general, y al que definitivamente volveré pronto. ¡Ciento un por ciento recomendado para quienes pasen por Compostela alguna vez!