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Llegando a Italia

Publicado por flag-co Cristhian Basabe — hace 4 años

0 Etiquetas: flag-it Experiencias Erasmus Roma, Roma, Italia


El viaje a Italia empezó un día en el que estábamos almorzando con un amigo en la cafetería de la universidad, ya habíamos hablado de hacer un viaje pero no habíamos decidido a donde ni cuando lo único que teníamos era las ganas de viajar a algún sitio.

No queríamos que ese plan se quedara solamente en eso, en hablar de algo con tanta ilusión pero que en la tarde del mismo día el tema ya se haya olvidado completamente, por eso después de almorzar fuimos a la librería de la Universidad Complutense.

Nuestras dos facultades quedaban cerca, relativamente estaban cerca de la estación del metro, sin embargo a esa hora teníamos clase, pero teníamos más ganas de planear un viaje que de entrar a clase por eso empezamos a mirar tiquetes por Ryanair, a cualquier destino, de hecho vimos la sección en donde aparecen tiquetes baratos desde Madrid.

Allí vimos que habían unos tiquetes demasiado económicos y un destino que desde el primer momento nos llamó la atención, Roma, wow en serio Roma y los tiquetes estaban supremamente económicos de ida, de vuelta estaban un poco más costosos sin embargo miramos otras ciudades de Italia para devolvernos y fue allí cuando el señor nos ilumino con la vuelta desde Milan.

En ese momento nos emocionamos tanto pues habíamos encontrado tiquetes ida Madrid-Roma vuelta Milán-Madrid por menos de 50 euros por persona, así que sin pensarlo mucho ya habíamos comprado los tiquetes que nos llevarían al país en forma de bota.

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Ese mismo día le avisamos a una amiga que íbamos a ir a Italia y la misma noche ella también compró los tiquetes, ya éramos tres personas con un mismo destino que tenía fecha para dentro de menos de un mes y para mí era más o menos una locura pues al empezar el día era un simple día mas de ir a la universidad pero al terminarlo ya teníamos asegurado un puesto en un avión con destino a Italia.

Días después me enteré que otros dos amigos se nos habían unido al plan, así que ya éramos cinco personas de un plan que salió de la nada, de un viaje que sin programar mucho se llevaría mi corazón por los momentos y las personas con las que lo compartí.

Italia siempre es un destino soñado para cualquier persona que conocerá Europa, se escuchan tantas cosas sobre sus ciudades que pensar que iba a tener la oportunidad de conocer este país a mis 22 años de edad era algo que no se me habría pasado nunca por la cabeza hace un año atrás.

Llegó el esperado día del viaje, nos encontramos en la estación del metro que nos llevaría directo al aeropuerto, llegamos a este con tiempo necesario de antelación, estábamos muy emocionados pues éramos cinco colombianos que hace más de cuatro meses ninguno de nosotros se conocía entre sí pero ahora estábamos viviendo esta experiencia tan única.

El vuelo lo teníamos programado para las seis o siete de la tarde sin embargo estuvimos esperando mucho más en el aeropuerto ya que por algún motivo se retrasó entonces el vuelo despegó de Madrid más o menos a las nueve de la noche.

El vuelo tuvo una duración de dos horas y media aproximadamente eso quiere decir que llegamos a Roma casi a la media noche, la cuestión fue que llegamos al aeropuerto de Roma Ciampino este queda un poco retirado de la ciudad yo diría que más o menos a cuarenta minutos.

Como llegamos a un aeropuerto tan lejano el transporte era muy difícil de conseguir, así que nos pusimos a la tarea de encontrar un transporte que nos llevara a los cinco y a un precio razonable.

Preguntamos a varios taxis pero nos cobraban más de 70 euros por llevarnos hasta el Airbnb y para ese momento no teníamos muchas opciones sin embargo pagar por un taxi 70 euros era una locura pues en pesos colombianos eran más de 250.000 pesos y a decir verdad con este dinero en mi país se pueden hacer bastantes cosas.

Otro de los inconvenientes era que el señor que nos alquilaba el Airbnb se suponía que nos estaba esperando a las nueve y media de la noche en el alojamiento pero por el retraso del vuelo llegamos a Roma dos horas después de lo esperado, aunque le avisamos al señor de lo ocurrido y que claramente no era nuestra culpa le pedimos que nos esperara y nos manifestó que no podía hacerlo hasta luego de la media noche porque tenía que trabajar.

Vale lo entiendo, tiene que trabajar y es entendible que este cansado ya que no llegamos a la hora acordada, sin embargo fue algo que se nos salió de las manos e independientemente de todo estamos pagando por un servicio, el alojamiento no es gratuito entonces que nos pusiera en afán aun cuando no fue nuestra culpa fue un poco molesto y más que todo porque nosotros también estábamos pasando por nuestras dificultades, en ese momento lo que nos preocupaba era poder encontrar un transporte que no nos costara un ojo de la cara.

Finalmente después de preguntar a otros tres taxistas encontramos uno que no llevaría por 60 euros, era algo elevado el precio pero era la mejor oferta que teníamos así que lo tomamos, era media noche y la ciudad estaba oscura no era tan iluminada en la noche, pero nos dimos cuenta que el centro era grandísimo.

Realmente cualquier persona que visite Roma se dará cuenta de que el centro no está todo acumulado en un solo lugar sino que se encuentra disperso por muchos lugares y a comparación de otras ciudades (en las cuales el centro esta acoplado en un solo sitio) allí se pueden caminar horas para recorrer el centro a pie, es realmente grande.

Afortunadamente las chicas de grupo, Sam y Paula, se encargaron de la logística de todo el viaje, lo que fueron hoteles, entradas, pasajes de buses, etcétera y pues el hospedaje que consiguieron estaba en el centro, específicamente al lado del Panteón de Roma el cual es un templo de planta circular construido entre los años 118 y 125 después de cristo.

Esto era bueno ya que estaba en el centro y al ver que el centro de Roma era tan grande pues fue una buena opción quedarnos en uno de los puntos importantes de la ciudad.

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Cuando llegamos al sitio de la estadía, el señor nos estaba esperando, entramos al edificio, el cual era antiguo pero el apartamento era moderno con toques de antigüedad, por ejemplo tenia espacios amplios, varios ambientes y utilería suficiente para pasar un buen tiempo allí.

Sin embargo espacios como el baño eran antiguos, los grifos de estas, la ducha y el inodoro también lo era y esto no era malo, para nada ya que estábamos en una ciudad antigua en pleno centro, que rico vivir en un ambiente de estos, es decir estamos de turistas pero estamos en Roma, claramente hay que respirar un toque de antigüedad.

Esa noche salimos a conocer un poco del centro de Roma, por la zona no había muchos lugares abiertos y además creo que era como miércoles o jueves, entonces la vida nocturna en la ciudad no estaba al tope, sin embargo salimos a comer y encontramos la gracia del señor en el camino.

Una pizzería, era una pizzería pero era en Italia y además en la zona era la única que estaba abierta a esas horas de la noche, pero hay que sumarle el hecho que no habíamos comido nada desde Madrid, bueno solo el tragón de Eduardo que en el avión se comió una lasagna, dijo que no estaba muy buena y pues era comida de avión, era entendible.

Cuando encontramos esta pizzería había tantas de diferentes sabores pero me comí una clásica, la margaretha y debo decir que hasta ese momento no había comido una pizza tan deliciosa como esa, desde su sabor, su textura, su sazón, era muy rica ya entiendo porque a los italianos no les gustan las pizzas que se preparan en otros países y siempre nombran la pizza en Italia.

Lo bueno es que no viene una porción ya establecida sino que el señor pizzero establece una medida y uno dice si quiere más que eso o menos y según eso el precio varía ya que es proporcional, y pues ese día con hambre, y con ese saborcito, calculen cuanto pudimos haber comido.

Cuando salimos de la pizzería quisimos dar una vuelta por la ciudad pero realmente todo estaba cerrado entonces lo que hicimos fue comprarnos un par de cervezas y nos fuimos al hotel a descansar un poco ya que el día en si había estado largo.

Llegamos al hotel y colocamos música empezamos con canciones conocidas colombianas mientras hablábamos de la vida pero en algún momento empezó la tanta italiana y con ellas Andrea Bocelli, un maestro de la música.

No nos sabíamos ningún canción completa al pie de la letra, por consiguiente íbamos cantando e íbamos mirando la letra, así un día no sabíamos decir nada más que Ciao y pizza y en ese momento ya estábamos ahí bien italianos o bueno un buen intento de italianos tratando de cantar canciones de Andrea Bocelli.

Empezamos con Vivo per lei, éramos más aullidos y alaridos que música pero que lindo combo, tratando de cantar en italiano yo creo que nos escuchábamos así bien criollos con nuestra pronunciación pero para nosotros el momento era invaluable.

La segunda canción nunca la había escuchado en italiano solo en sus versiones en inglés y español pero luego sería una canción que se quedaría grabada en mi por siempre, se llama Con te partiro, la letra de esta canción es simplemente espectacular, es tan linda que en realidad me la traté de aprender y no solo esa noche sino el resto de mi Erasmus y de hecho en Colombia, es una canción que de corazón espero podérsela dedicar algún día a alguien pues siento que se canta y se recibe con el alma.

Después de una noche de creernos Andrea Bocelli pero sin el vozarrón caímos en la cama rendidos, eran más o menos las tres de la mañana y al siguiente día teníamos que despertaros muy temprano pues íbamos a ir al vaticano (aunque eso fue parte del primer día en Italia hablare del Vaticano en otro blog) entonces necesitábamos despertarnos temprano.

Gracias a Dios habían niñas en el grupo ya que ellas fueron las que se despertaron primero, se bañaron, se arreglaron ya estaban casi loístas y ninguno de nosotros se había despertado entonces ellas nos afanaron para que hiciéramos las cosas rápido, y menos mal que estaban ellas porque si no seguramente hubiéramos dormido hasta medio día sin darnos cuenta.

Nos arreglamos y salimos rápido en el camino pasamos por un supermercado y desayunamos a nuestra manera, eso fue comprar un par de yogures, bizcochos y demás cositas para ir comiendo en el camino, de hecho con Eduardo compramos pan y salchicha, en el camino nos íbamos haciendo perritos calientes jaja ayer estábamos comiendo la pizza más deliciosa del mundo y en la mañana ya estábamos haciendo hot dogs mientras caminábamos en la calle.

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En el camino vimos que Roma era muy distinta a lo que se veía en la noche ya que a altas horas entre semana se ve muy sola la ciudad pero en la mañana está llena de vida y realmente caminando nos dimos cuenta que el centro era grandísimo.

Al pasar por el centro se ven monumentos increíbles, realmente uno se devuelve en el tiempo y pensar en toda la historia que hay detrás es genial pensar que estamos pasando por el mismo lugar por donde hace miles de años las historias, las personas y las experiencias eran totalmente distintas.

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En un momento nos encontramos con un amigo el cual había conocido en Madrid mientras realizaba sus prácticas e iba a estar en Italia en esos mismos días, entonces aprovechamos esa gran compañía y empezamos a caminar por las calles de Roma.

Él nos explicó que Roma tiene varias divisiones y una de esas esta entre el norte y el sur, a veces en las noches los pandilleros de estas dos zonas se encuentran ya que tienen sus diferencias ideológicas.

Por eso nos explicaba que aunque la ciudad es hermosa también se tiene que tener cuidado allí ya que estas fronteras invisibles (zonas específicas) vuelven la ciudad histórica en una jungla en la que el que sobrevive es el más fuerte, sin embargo esto es característico por las bandas que allí se encuentran con el solo fin de volver esta ciudad un lugar irreconocible para la tarde y la noche.

Mientras caminábamos compramos amaretto y leche, wait what leche? Si y de hecho fue una buena combinación, nunca me imaginé tomándome un trago así pero nos divirtió la tarde.

Una buena opción para mi es conocer las ciudades mientras se está tomando algo de alcohol y realmente no es promover este comportamiento ya que hay algunas ciudades en las que está prohibido consumir licor en las calles, sin embargo hacerlo, estar un poquito ebrio, prendido o entonado ayuda a ver la ciudad de una manera distinta, a apreciar la compañía un poco más y a que los pequeños detalles se vean diferentes.

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Pasamos a comprar algo en un café y Marcos, uno de mis amigos colombianos, estaba aprendiendo italiano por Duolingo, él nos contó esto cuando estábamos en el aeropuerto de Madrid y allí nos dijo en italiano “Yo tengo una taza” a lo cual todos respondimos que claro, como no aprenderse esa frase entre las miles que pudo haberse aprendido para viajar a Italia y pues que seguramente algún día lo iba a usar.

Pues el día llegó, estábamos en una tienda y le pusimos el reto que Marcos tenía que decirle al barista “Io ho una tazza” y si lo hacía cada uno le gastábamos una cerveza. La idea era que lo hiciera convencido de que ese italiano que aprendió le sirviera para algo en el viaje.

Esperamos mucho para que lo dijera y de hecho en un momento lo dijo, pero no fue como lo habíamos estipulado, lo único que tenía que decir era eso “Yo tengo una taza” tenía algo de sentido? No. Iba a seguir la conversación en italiano? No, pero lo tenía que hacer, él le dijo al barista que tenía una taza pero antes le explico que él tenía que hacer eso por alguna razón y pues jaja esa no era la idea, sin embargo después le pagamos las cervezas.

Caminando por el grandísimo centro de Roma nos encontramos con una de las piezas monumentales más impresionantes del mundo, la fontana di Trevi, esta tiene cerca de 40 metros de frente.

Esta fuente fue construida por Gian Lorenzo Bernini y luego remodelada por Nicola Salvi, a petición del papa Urbano VIII ya que allí se encontraba otra fuente pero no cumplía con las expectativas del papa al calificarla como poco original.

La idea era cambiar la fuente de sitio para que el papa también pudiera observarla cambiándose de sitio, ahora quedaría al frente del Palacio de Quirinal, después de esto tendría serias modificaciones hasta llegar a la fuente histórica que se puede apreciar hoy en día.

El agua es tan cristalina, las esculturas son tan imponentes, su estilo barroco transporta y transmite energía de haber encontrado plenitud en el camino. Si tuviera que decir una cosa que desfavorece el estar allí no es ni siquiera algo que tenga que ver con la fuente o su diseño sino son los turistas.

El sitio está lleno de turistas, tomarse allí una foto con la fuente atrás sin que se vean otras personas tomándose fotos es casi imposible pero entiendo que todos deben pensar lo mismo,

Yo también habré salido en alguna foto de algún otro turista y habrán pensado “Agh la foto hubiera salido perfecta si este man no se hubiera metido ahí” Pero es un obstáculo que tenemos todos al momento de querer sacar una foto pero sabiendo que probablemente habrán personas atrás implícitamente diciendo “Hola como vas. Soy yo nunca me vas a conocer ni sabrás quien soy pero estoy aquí dañando tu foto, adiós”.

Este es el problema de lugares muy concurridos, son como Sansón, cuando él tiene su cabello es poderoso y fuerte, sin embargo cuando no lo tiene pierde ese algo que hace especial a Sansón.

Pues desde mi perspectiva así sucede con los sitios turísticos, son de ensueño cuando hablan de ellos y los ves en fotos, pero cuando por fin puedes conocer este lugar te das cuenta que la imagen es precisamente la misma pero las grandes multitudes acumuladas en masas hacen que estos lugares pierdan un poco de su esencia ya que al haber tanta gente no se puede crear  una conexión profunda, pues siempre habrá algún tipo de interrupción.

Eso sería lo único que yo le cambiaria a este hermoso lugar sin embargo me han dicho que en las noches el sitio en relación con los turistas es totalmente distinto, no tuve la fortuna de presenciar esto de frente pero espero algún día poder hacerlo.

Una de las tradiciones es que si se va a la Fontana di Trevi hay que pararse de espalda a ella y tirar un billete de 50 euros a la fuente para conseguir el amor y pues aun no me ha funcionado la tradición pero espero algún día se cumpla.

Bueno mentiras, no son 50 euros de hecho hay que tirar una moneda estando de espaldas a la fuente y no es para conseguir el amor, es para volver a la capital italiana, es algo que deseo con mi corazón y si algún día puedo llevar a mi madre a este lugar agradeceré en mi mente a esa moneda la cual siguió la tradición.

Pero y que pasa con esas monedas? Pues después de tirarlas todos se meten a la fuente a recogerlas, bueno no exactamente y sería chistoso que eso pasara, pero en realidad lo que ocurre es que las recogen al final de la semana,  se donan y se sustentan para el mantenimiento de la fuente.

Caminando un poco más nos encontramos con la plaza de Campidoglio, esta famosa plaza fue diseñada por nada más ni nada menos que Miguel Ángel, este es hoy el ayuntamiento de Roma.

Una curiosidad es que en el pasaporte italiano aparece la imagen de la estatua ecuestre de Marco  Aurelio que justamente se encuentra en esta plaza, adicionalmente en el pasaporte también se encuentra el diseño del suelo de la plaza.

En este lugar estuvimos un rato, subimos las escaleras, apreciamos la vista desde allí, la cual se ve la panorámica de parte de la ciudad y la glorieta la cual atraviesa la vía justo al frente del ayuntamiento y la plaza Campidoglio.

Luego de unos minutos allí descansando y apreciando la vista bajamos y mi amigo italiano (Cristiano) tuvo que irse para su pueblo cerca a Pescara, una ciudad italiana que se encuentra al lado del mar Adriático.

Algún día espero conocer este lugar ya que por lo que se ve en fotos en bellísimo, aprovecharía y visitaría a Cristiano y además conocería más de esos rincones italianos de cuales no se habla mucho pero que enamorarían a cualquiera.

Luego de despedirnos de Cristiano caminamos un poco y de tanto conocer la ciudad habíamos olvidado comer algo así que cerca de la glorieta desde la cual se avisaba el ayuntamiento entramos a un establecimiento, que delicia comida italiana.

Estábamos que nos llenábamos de energía y como no hacerlo estando en el país de la sazón exquisito, allí en este restaurante me comí una lasagna, papas a la francesa y por lo que recuerdo una carne con champiñones, pues en el plato no duró mucho ya que el hambre nos invadía, tomamos también cerveza y estuvo muy buena la comida, dijimos que nos teníamos que dar un gusto de estos estando allí.

El precio de este plato fue más o menos 17 euros ya que estábamos en pleno centro y además al lado del ayuntamiento, fue uno de esos gustillos que dijimos que nos teníamos que dar en el viaje, pero de esos gustillos que no se pueden dar todos los días, ahí estábamos comiendo como reyes pero en la mañana habíamos desayunado pan con salchicha hechos por nosotros mismos.

Después de haber estado en la ciudad caminándola durante todo el día llegamos a casa a descansar un poco, queríamos tener fuerzas para salir más tarde por eso llegamos a casa Paula Sam y Marcos durmieron, creo que Eduardo también lo hizo pero menos tiempo, de igual manera yo quise dormir y aunque tenía el cansancio vivo no pude hacerlo.

Luego de estar en casa por tres o cuatro horas salimos de allí a dar un paseo, cruzando un puente que para mí divide el centro de Roma, nos encontramos con una ciudad más iluminada habían restaurantes, heladerías y en definitiva el ambiente se hacía más juvenil.

Ante no saber qué hacer más que conocer la ciudad, se nos apareció un ángel, si un ángel con guitarra, micrófono y frente a una multitud la cual lo escuchaba y cantaba sus canciones con gran emoción.

Nos sentamos allí y escuchamos más o menos unas 10 canciones, la verdad fue muy romántico y espero poder compartir esos espacios y más en Roma con alguien especial, son de esas noches que sin planearlo se acercan a una noche de ensueño.

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En la noche fuimos a un mirador, este se llama el Gianicolo, demoramos más o menos 20 minutos en subida pero llegamos a este mirador el cual apreciaba desde lejos el destello de esa ciudad majestuosa.

Roma era sobria, no se veían grandes rascacielos desde el mirador, más bien era una ciudad pasiva la cual no encendía mucho sus luces en comparación a otros miradores, quizá era el sitio hacia donde apuntaba este, pero de hecho Roma es así, no necesita grande edificaciones modernas las cuales estén alumbrando las 24 horas del día porque Roma ya tiene historia y de cierta manera esta sobriedad transporta a esa antigüedad conservada.

Estuvimos allí dos horas aproximadamente, hablamos, recordamos lo lindo que era que eso estuviera pasando en ese momento, que tuviéramos el privilegio de estar en este sitio, luego de esto bajamos por un camino oscuro pero luego de caminar más o menos de cuarenta minutos a una hora llegamos a casa, ahora si completamente mamados (cansados) esperando el día de mañana.

Llegamos y caímos como piedras, pues al siguiente día nos esperaba uno de los sitios históricos más conocidos en el mundo, ya lo habíamos apreciado desde la distancia pero al otro día íbamos a ir y a entrar allí, por fin El coliseo romano estaba más cerca.

Al otro día nos despertamos temprano y alistamos las cosas ya que teníamos que entregar el hospedaje antes de las 11 por eso las chicas, como siempre muy lindas ellas, nos despertaron bien temprano mientras hacíamos maletas, organizábamos todo y allí llegó una señora a hacer aseo, ese era nuestra señal de partida.

Cuando salimos nos dimos cuenta que habíamos dejado allí unas cervezas y un amaretto que no nos tomamos el día anterior, pues con Eduardo nos devolvimos y las cervezas estaban pero el amaretto nunca apareció, bueno nos tocó refrescarnos en Roma a punta de cerveza, ya que.

Cuando salimos, como de costumbre y es algo que no he mencionado, Eduardo empezó a mirar suvenires, siempre lo hacía, caminábamos para cualquier lado y pues él tenía que llevarse el llavero de todo lado y en una misma ciudad compraba más de 5 llaveros, en serio, tantos? Pues posiblemente era para llevárselo al tío de la prima del vecino.

Justo caminando 20 pasos llegamos a un lugar que aunque estaba en nuestras narices, en esos días no habíamos ido a visitarlo, era el Panteón de Agripa el cual es un templo de planta circular construido entre los años 118 y 125 después de cristo.

Se encuentra en la plaza de la rotonda y justamente así es como se conoce entre los locales. Hay una historia muy curiosa la cual se encuentra dentro del templo, y es que en una parte de la estructura se encuentra un hueco pero la finalidad de este era decir la hora, había varias columnas y según en donde el sol estuviera apuntando se determinaba que hora era.

Salimos del panteón fascinados por la historia que estos sitios tienen, pero nos dirigíamos al lugar al que yo creo que todos queríamos visitar, el Coliseo romano (el cual relatare en otra experiencia)

Después de estar allí aproximadamente por dos horas salimos del Coliseo y empezamos a caminar pues Marcos quería ir a la Piazza del Popolo ya que nos aseguró que desde se podía subir a un lado y la vista de la ciudad era increíble.

Pues le hicimos caso y nos fuimos, en el camino compramos un gelato justo en un local saliendo del coliseo, delicioso la verdad.

Los italianos que había conocido hablaban mucho de su comida y antes de comerla pues algunos de estos comentarios me parecían pretenciosos ya que todos van a defender la comida de su país, sin embargo el sabor realmente varía en comida como la pizza y el helado, allí son exquisitos.

Nos dirigíamos a la Piazza Popolo a la cual esperábamos llegar en 20 minutos aproximadamente, pues no, las distancias en Roma nos decían que nos íbamos a demorar más, pues de hecho nos demoramos una hora en llegar.

Caminando y con los últimos días tan pesados claramente nos sentimos agotados, llegamos allí y queríamos descansar pero nos dimos cuenta de una cosa eran casi las 4:30 y el sitio de los lockers cerraba a las 6, por ende teníamos que estar allí al menos 10 minutos antes sino nos quedaríamos sin maletas.

Como ya había sido una hora caminando de ida nos gastaríamos prácticamente lo mismo de vuelta pero decidimos tomar un taxi, no sin antes de que Marcos subiera a ver la vista de la ciudad, de hecho quería tomar una foto, si no hubiera estado tan cansado quizá lo hubiera acompañado.

Mientras Marcos iba a sacar la foto lo esperamos abajo al lado de la fuente con Paula Sam y Eduardo, allí había un show de un imitador de Michael Jackson, pero a decir verdad no era tan bueno, igual hasta ahora estaba empezando su día laboral, al menos en esa zona.

Después de un tiempo Marcos no volvía y nos empezamos a preocupar ya que quedaban más o menos 40 minutos para recoger las maletas, lo vimos a la distancia y pedimos un taxi.

En el taxi el conductor nos iba enseñando un poco de italiano pero pues obviamente Marcos no lo necesitaba, pues él ya sabía decir “Io ho una tazza” y pues quien no puede sobrevivir en Italia sabiendo esta frase.

Llegamos al sitio de las maletas como 15 minutos antes de que cerraran, las recogimos y fuimos a un parque atrás del Coliseo a ver el atardecer, se veía muy lindo a decir verdad, esa postal estaba espectacular.

Solo estábamos esperando que a tarde el Roma pasara para poder seguir a nuestro próximo destino, eso sí llegar al terminal fue una odisea ya que llegamos al terminal que no era y ya casi salía el bus Eduardo no sabía ni siquiera que terminal le tocaba ya que compró ese pasaje aparte.

El final de nuestra noche en Roma no fue lo más tranquila que pudimos haber imaginado sin embargo es una linda experiencia para recordar y de la cual contare en mi blog en la siguiente hermosa ciudad italiana llamada Venecia.


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