Voluntariado en Islandia (2/2): Reykjavik y alrededores
Tras mi segunda semana en Islandia, decidí continuar haciendo voluntariado, pero esta vez con otro proyecto internacional relacionado con medio ambiente.
Para leer la primera parte (donde cuento mi experiencia en una escuela situada en una aldea islandesa) puedes hacer clic aquí para leerla.
Este proyecto se llevó a cabo entero en la capital de Islandia: Reykjavik. Estábamos sensibilizados y a la vez actuando: recogiendo desechos, visitando a un centro geotérmico, nos manifestamos contra la pesca de la ballena y por el clima... En fin, una experiencia rica en aprendizajes que me gustaría compartir con vosotros a continuación.
Islandia: ¿un país ecológico?
Todos juntos, con el grupo de voluntarios (eramos casi una decena) aprendimos y debatimos las medidas para un mundo más verde y cómo se podrían crear nuevas formas de tener un impacto a diferentes escalas. ¡Todo comienza, por tanto, por la reflexión y la imaginación!
Tuvimos también la oportunidad de hacer numerosas visitas a los lugares directamente relacionados con la temática medioambiental. Así fue como descubrí, por ejemplo, el proceso de reciclaje en Islandia, así como la manera con la cual el país se abastece completamente con agua geotérmica renovable.
Una de las cosas que más me ha marcado fue haberme enterado de que el 80% de esos desechos que van a la basura son de plástico y todos los días, entre 500 a 750 toneladas de desechos son enviadas a nuestras tierras. Sabiendo que hay solamente 220.000 personas en Reykjavik, eso hace 750 toneladas al día en Islandia.
He descubierto que una parte de esos desechos se envían a Suecia pues Islandia no tiene las infraestructuras para hacer que los desechos desaparezcan.
Tenemos que empezar a replantear nuestra manera de consumir de manera urgente (lo que se debe hacer es evitar utilizar plástico y hacer que no se produzcan desechos)
La importancia de estar juntos y actuar
Pero todas estas actividades y descubrimientos se suelen hacer siempre jugando juntos, interactuando con la gente por la calle y descubriendo Reykjavik.
Era igualmente muy importante para nosotros que éramos voluntarios, hacer oír nuestra voz participando en la protesta del clima en Reykjavik, pues la esperanza comienza por acciones concretas. Y creo que podemos contribuir todos a un mundo mejor y sostenible manteniendo la alegría de vivir. ¡Es indispensable de hecho!
La atmósfera internacional no puede más que contribuir a sentirnos unidos en este mundo. Por ejemplo, no sabía que la alimentación estaba compartida durante las comidas en Corea o en China: no hay nada más que un plato por persona, todo se comparte). O incluso más, he descubierto que se puede poner chocolate en una ensalada mixta y así romper con nuestros estándares culturales.
Madre naturaleza > humanos
A la larga ayudando al medio ambiente, he comprendido que la naturaleza no tiene necesidad de nosotros para sobrevivir. De hecho, lucha con toda su fuerza para prolongar la supervivencia de la humanidad, para respetar la vida que nos ha sido dada y para evitar ser testigos de condiciones medioambientales que no cesan de empeorar.
Al descubrir Islandia, se entiende rápido que la naturaleza es una entidad poderosa, contra la cual no se puede luchar. Me ha sorprendido constantemente la fuerza de los vientos y su nieve, no había tenido jamás la sensación de estar a punto de ser arrastrada por el viento (pese a que mi ropa pesaba una tonelada).
La Madre naturaleza ha transmitido igualmente numerosas lecciones de vida importante a los islandeses. Las condiciones de vida y las condiciones meteorológicas son imprevisibles, es inútil planificarlas con mucha antelación, tenemos que confiar en la vida.
La historia, el clima y la geología de Islandia han forjado una manera única de ver la vida. En caso de problemas, párate un instante, respira profundamente y acuérdate de esta expresión islandesa: betta reddast (=al final todo saldrá bien, todo acabará por arreglarse da igual las circunstancias actuales).
Este país es único y especial : nada de trenes, ni vías, ni bosques, ni Mcdonalds, ni Starbucks, solo un entorno refrescante, tranquilo y respetuoso del medio ambiente.
¡Y verás que siempre habrá alguien para cogerte cuando te escurras por el hielo!
Si esto te ha hecho sentir curiosidad sobre Reykjavik e Islandia, no dudes en descubrir las experiencias de otros viajeros Erasmus aquí.
Gracias a todos los que lo habéis leído :)
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