Diario de Portugal. Parte tres: Porto
Diario de Portugal. Parte tres: Porto
¡Hola a todas y todas! Hoy continúo con mi relato sobre mi viaje al increíble país que es Portugal. Ya les hablé sobre la ciudad de Braga en las entradas pasadas (si las quieren consultar, solo den click aquí para leer la primera parte y aquí para leer la segunda), ciudad en la que estuve por un día y que disfruté mucho. Hoy, sin embargo, les voy a hablar de una ciudad que disfruté un poquito más y a la que dedicaré más entradas porque tiene todavía más cosas que hacer. Es la segunda ciudad más grande de Portugal, famosa por un vino que lleva su nombre y por su equipo de futbol: la ciudad de Porto.
Llegada a Porto
Nos transportamos de Braga a Porto en el coche de mi amigo y nos tardamos aproximadamente una hora en llegar, pues estas ciudades están muy cerca y muy bien conectadas.
El problema no fue llegar, sino encontrar dónde estacionarnos. Tardamos un buen rato dando vueltas por el centro hasta que encontramos un lugar buen ubicado en la calle. Si ustedes van en carro, les advierto que será difícil encontrar un lugar para estacionarse, al menos en el centro, pero si no tienen de otra también pueden acudir a los estacionamientos.
Centro de Porto
Fue a eso del mediodía que bajamos del auto y empezamos a caminar por el centro de la ciudad. Fuimos a diferentes plazas y calles comerciales llenas de gente y de vida. Algunas de las fachadas de casas e iglesias en esta zona estaban hechas con mosaicos y me parecieron muy bonitas. Al principio solo paseamos un poco sin ir a algún lugar específico.
Después fuimos a la estación de trenes y quedé impresionada por lo bonita que era. Por fuera estaba como una estación normal, pero una vez que entramos me di cuenta de que en realidad era bastante especial y bonita. En las paredes y en el techo había diferentes imágenes hechas todas con mosaicos, y se veía simplemente hermoso.
Después mi amigo me llevó a conocer el que él considera el McDonald's más bonito del mundo, y quizá tenga razón, quién sabe. El McDonald's se encuentra en una de las plazas principales de la ciudad (Praca da Liberdade, ubicada en la Avenida dos Aliados) y está en una construcción que pertenecía antes a un café llamado 'Imperial'.
Cuando McDonald's compró el edificio, no le realizó ninguna modificación y lo conservó con la belleza del café que había antes, incluso conserva el nombre 'Imperial' en la fachada. La verdad es que sí es el McDonald's más bonito que he visto. Por dentro tiene vitrales y pinturas doradas muy bonitas. Realmente tiene un estilo bastante elegante, y si no fuera por el olor a hamburguesa y las letras gigantes con el nombre de la cadena, una no sabría que está en un McDonald's.
Otra vez a comer francezinha
¿Recuerdan que en la primera entrada sobre mi viaje a Portugal les hablé de las francezinhas? Pues si no la leyeron o no lo recuerdan con claridad, se los explicaré brevemente de nuevo. La francezinha es uno de los platos típicos de Portugal y se puede probar en Braga, Porto y otras ciudades del norte. Es un sándwich que contiene distintos tipos de carne como chorizo o filete, y por fuera lleva queso y huevo frito; va acompañado con una salsa riquísima, súper especial y ultra-secreta, y de papas a la francesa.
Queríamos ir a un lugar que le recomendaron a mi amigo (tiene fama de ser la mejor francezinha del mundo, según lo que le han dicho), que se llama "Café Santiago". Lamentablemente este restaurante estaba cerrado cuando llegamos, y terminamos haciendo reservación para un restaurante que estaba justo al lado y que mi amigo ya conocía: el "Lado B".
Después de nuestro paseo por el centro nos fuimos al Lado B a comer y probamos la francezinha de ahí. Sería difícil decir si me gustó más la que probé en Braga o la de Porto, porque ambas estaban francamente deliciosas, pero, si tuviera que elegir, probablemente me quedaría con la de Porto. Si están en esta ciudad y no saben dónde comer, pueden ir tanto al Café Santiago, que no conocí, pero que se veía bastante bien y era demasiado famoso entre los locales, o al Lado B, que puedo recomendar porque lo conozco. Una ventaja del Lado B es que tiene francezinha vegana, entonces permite a las personas con dietas especiales probar esta delicia aunque sea de una manera diferente. Lamentablemente la fracezinha vegana es uno o dos euros más cara que la normal, pero seguramente vale la pena.
Me encantaron las francezinhas portuguesas y me encantaría ser capaz de prepararlas o encontrar un lugar que no me quede tan lejos como Portugal para poder comer más. Las francezinhas fueron para mí uno de los aspectos más memorables de este viaje.
Puente de Luis I
Una de las atracciones principales de Porto y también una de mis favoritas es el Puente de Luis I, construido el siglo pasado. Es un puente colosal que atraviesa el río Douro ("Duero" en español) y une el centro de la ciudad con el otro lado donde se encuentran varias atracciones de las que les hablaré más adelante. Además de este, está también el puente de María Pía, un poco menos monumental, pero igualmente muy interesante y bonito, este fue construido por nadie menos que Gustave Eiffel, el ingeniero que diseñó la torre Eiffel.
El puente es tan pero tan grande que tiene dos pisos. En la planta baja transitan peatones y automóviles, mientras que el piso de arriba es para el metro y también para peatones.
Cuando mi amigo y yo terminamos de comer regresamos al carro para dirigirnos al otro lado de la ciudad a un lugar del que les hablaré más detalladamente en seguida. Para llegar ahí tuvimos que atravesar el puente por el nivel bajo, desde luego. Cuando estábamos del otro lado nos enfrentamos de nuevo al reto de encontrar dónde estacionarnos, y terminamos metiéndonos a un estacionamiento de paga. Cuando finalmente dejamos el carro, nos dirigimos a nuestro siguiente destino.
Experiencia Calem
Al otro lado del río, una de las atracciones principales son las diferentes fábricas de vino (vino de Porto, desde luego). Hay muchísimas marcas diferentes, y todas tienen alguna (o algunas) fábricas en este lado del río. Más que fábricas son museos y tiendas que ofrecen a los turistas un recorrido en el que explican varias cosas sobre la elaboración del vino.
No tuvimos que decidir a cuál de todas ir, pues ya le habían recomendado a mi amigo la marca Calem. Compramos entradas para el recorrido en inglés, que empezaría unos quince minutos después. También tienen recorridos en portugués, francés y español, y todos tienen intervalos de diez minutos más o menos entre uno y otro, alternando idiomas.
La entrada sí es algo costosa y no hay descuentos más que para niños. El precio a pagar depende del número de degustaciones que se quiera tener, hay de dos o de tres vinos diferentes. Nosotros tomamos el de dos pruebas, que era el más barato y costaba trece euros. El de una prueba más costaba dieciséis euros.
En lo que esperábamos a que llegara la hora de nuestro recorrido salimos a caminar un poco junto al río. Esta zona es muy bonita para dar un paseo. Me gustó mucho.
Cuando llegó la hora del recorrido, primero pasamos a un museo donde tenían datos sobre la elaboración del vino, como un mapa con los lugares donde se llevaba a cabo cada fase, los diferentes tipos de vino que se fabrican y cuántos años lleva, entre otras cosas. Me gustó que era interactivo y tenían una parte donde había distintos productos con olores muy particulares y que se usan para la elaboración del vino; los visitantes tienen que oler cada uno e intentar adivinar de qué se trata, la respuesta se encuentra escondida debajo en una especie de mesa plegable, y de esta manera se puede comprobar si se acertó o no.
Después de unos minutos en este museo, comenzó el recorrido. La guía era bastante simpática y amable, y hablaba muy bien inglés. El recorrido duró más o menos veinte minutos y nos dieron información sobre la elaboración de los barriles, el tiempo de producción de cada tipo de vino y la cantidad que se llegaba a producir normalmente.
Después del recorrido llegó la que muchos creen la parte más interesante: el momento de probar los vinos. Nosotros pagamos el boleto para probar solo dos, así que nos dieron uno blanco y uno tinto. Generalmente no me gusta el vino tinto, pero este me gustó un poco más, era muy dulce y tenía cierto sabor a madera que lo hacía muy particular. El vino blanco también era dulce y muy rico, podría decir que de los mejores que he probado, aunque realmente no es que haya probado muchos en mi vida.
Algo simpático que sucedió en la prueba de los vinos es que calcularon mal el número de visitantes y sirvieron copas de más justo a cada lado de donde nos sentamos mi amigo y yo, entonces nos las repartimos entre nosotros dos y una familia de italianos que estaban en frente de nosotros. Estuvimos muy felices con esas pruebas extras.
En general la experiencia estuvo muy interesante y divertida, incluso si no soy la persona más conocedora o amante del vino. El vino de Porto es simplemente uno de los íconos de esta ciudad, y por eso me parecía especial hacer este recorrido para conocer más sobre uno de sus productos más importantes. Es verdad que es algo cara la entrada, sobre todo para familias que tienen que pagar varias entradas, pero si les gusta el vino, o incluso si nada más quieren hacer algo verdaderamente único de la región, pueden venir a la fábrica de Calem a tomar este recorrido y aprender más sobre uno de los vinos más famosos del mundo.
Dejaré hasta aquí esta tercera parte sobre mi viaje a Portugal, pero estén al pendiente para saber qué más pasó este día y al día siguiente en la bella ciudad de Porto. ¡Gracias por su atención!
Las siguientes partes de mis Diarios de Portugal las encontrarán en los links que siguen, todas son sobre la ciudad de Porto:
Galería de fotos
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