Diario de Portugal. Parte cuatro: Porto
Diario de Portugal. Parte cuatro: Porto
¡Hola a todas y todos! Esta vez haré una entrada un poco más breve sobre las cosas que aún no les he contado sobre mi segundo día en Portugal y mi primer día en la magnífica ciudad de Porto.
Como recordarán, en la entrada pasada les conté un poco sobre el centro de la ciudad, las francezinhas, el impactante puente Luis I y la fábrica de vinos Calem. Si se lo perdieron, no se preocupen, que pueden leer sobre estas atracciones si dan click en este link.
Matosinhos
Ahora les hablaré sobre otro de los atractivos turísticos de Porto, quizá menos visitado porque se encuentra lejos del centro, pero igualmente muy hermoso y que vale la pena visitar para quienes tengan tiempo y facilidad de transporte.
Después de ir a la fábrica de vinos de Calem y degustar dos ricas variedades del famoso vino de Porto, mi amigo y yo nos regresamos al carro para dirigirnos ahora a un destino un poco diferente de los anteriores, más fresco, relajante y natural: la playa de Matosinhos.
Sé que para los europeos y europeas Portugal resulta un destino muy solicitado en lo que se refiere a playas. No estoy muy informada sobre cuáles sean las mejores playas de Portugal, pues realmente ninguna de las ciudades o lugares que conozco que se deben visitar en este país son playas. De cualquier manera, no quería perder la oportunidad de ir a la playa en un país célebre por sus playas, además de que sabía que podría pasar un buen tiempo sin ir a la playa porque en Galicia (lugar donde vivía por el momento) no hay buenas playas.
Llegamos a Matosinhos en cuestión de veinte minutos aproximadamente, y esta vez no fue difícil encontrar un buen lugar para estacionarnos. El auto quedó cerca de la playa, entonces apenas tuvimos que caminar un poco para llegar. Encontramos a la entrada de la playa unos baños que a pesar de ser públicos estaban bastante limpios, lo que me pareció muy peculiar y distinto a todas las playas que conozco.
Nos tocó un clima bastante agradable, de pronto un poco nublado, pero en general soleado y con mucho calor. Sin embargo, a pesar del calor, el mar estaba helado, era como si hubiera metido mis pies en cubitos de hielo. No estoy acostumbrada a esas temperaturas tan bajas en el mar, así que no pude hacer más que meter los pies y caminar un poco a lo largo de la playa con el agua helada que no pasaba de mis talones. Fue un momento agradable porque ya tenía mucho tiempo que no iba a la playa, así que a pesar de la temperatura lo disfruté mucho.
Para quienes estén acostumbrados o acostumbradas a un mar tibio, como yo lo estoy, tal vez no les recomiendo tanto venir a Matosinhos. Siempre es bonito estar en la playa, desde luego, pero si no tienen tiempo suficiente, es más recomendable que conozcan la ciudad, pues en este mar no se puede nadar tanto. Los europeos y las europeas, no obstante, creo que sí podrán disfrutar más de este mar.
Además de nadar, hay por supuesto muchas otras cosas que se pueden hacer, como pasear, dormir, o simplemente admirar la belleza y la inmensidad de ese espacio con agua y arena. Yo era simplemente muy feliz de saber que del otro lado de esa enorme masa acuática estaba mi continente.
Estadio del Dragón
Después de disfrutar del relax que brinda la playa, regresamos a la ciudad y me instalé en mi hostal. Después de eso, mi amigo me llevó a que conociera el estadio de futbol del equipo al que el apoya, y una atracción interesante para los amantes de este deporte: el estádio do dragao (estadio del dragón) del FC Porto.
Como ya era de noche cuando fuimos, solo pudimos verlo por fuera, pero de día se puede visitar el museo y también, me parece, se puede tener un recorrido turístico dentro del estadio. Nosotros únicamente vimos la entrada y nos tomamos algunas fotos, como la que verán a continuación.
Es un estadio verdaderamente grande y un imperdible para quienes aman el futbol, y más todavía para quienes apoyan o al menos sienten alguna simpatía por el FC Porto.
Porto de Noche
Finalmente, antes de despedirnos porque mi amigo tenía que regresar a su casa esa misma noche, dimos un paseo por el centro de Porto. Paseamos por los mismos lugares que ya habíamos conocido a mediodía, pero esta vez los vimos de noche. Lo que más me gustó ver de noche, y que recomiendo para quienes estén por la noche en Porto, es el Puente de Luis I. Dar un paseo junto al Río Douro y ver las luces de la ciudad y del puente reflejadas sobre él fue algo que disfruté mucho. ¡No se lo pierdan!
Otra cosa que no se deberían perder de esta ciudad es su vida nocturna, pues Porto cuenta con muchísimos bares y discotecas tanto en el centro de la ciudad como en zonas más alejadas, y todos los lugares por los que pasábamos estaban con mucha gente. Es una ciudad muy viva y con una energía muy particular e ideal para la fiesta.
Esto fue todo para esta entrada, pero estén al pendiente, pues muy pronto les seguiré hablando de esta magnífica ciudad de Porto y de otros atractivos imperdibles que conocí en mi segundo día.
¡Gracias por la atención y nos vemos pronto!
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