¡Un día en Cinque Terre!

Hace unos años, en verano, me fui de vacaciones con una de mis mejores amigas a Génova, una ciudad portuaria de Italia (¡leer más sobre ella aquí! ). Cuando investigamos sobre el lugar antes de ir, descubrimos que estaba muy cerca de Cinque Terre, un conjunto de cinco pueblos pesqueros perfectos para las fotos y que atraen millones de turistas al año. Con solo una búsqueda de imágenes en Google ya estábamos convencidas de que teníamos que ir, y ahora que ya he ido confirmo que es uno de los lugares de la región de que no te puedes perder, ¡o incluso de toda Italia!

Resumen del día

El jueves por la mañana, bien temprano, cogimos el tren desde la estación de Génova-Brignole y en un par de horas ya habíamos llegado a la primera de las cinco ciudades: Monterosso al Mare. Antes de empezar a contar lo que hicimos en cada sitio, diré que en Cinque Terre puedes ir de un pueblo a otro a pie o coger un tren. Decidimos hacer lo segundo, en parte porque no teníamos mucho tiempo y en parte porque no nos habíamos traído calzado adecuado para andar tanto, así que nos cogimos un bono de un día en Cinque Terre por 16 €.

Monterosso al Mare

Llegamos a Monterosso al Mare a mediodía, así que lo primero que hicimos fue ir a comer. Elegimos un sitio muy cerca de la playa y cada una nos comimos un plato de pasta que estaba bueno, pero sin más. Pedimos trofie con pesto, pero no estaba a la altura del que me comí en Génova y me decepcionó un poco. Y peor aún, la comida me costó casi 20 €, mira mi reacción en la foto de abajo. Hay trampas para turistas por toda la zona, y aquí sin duda nos pillaron en una. Mi consejo para evitarlas es primero que no vayas a ningún sitio en el que el menú esté escrito en inglés, y segundo que elijas sitios con un menú a precio razonable.

¡No fue la mejor comida del mundo, pero al menos nos quitó el hambre! Después de pagar la cuenta nos fuimos a la playa y por suerte encontramos un sitio donde tirarnos en la toalla a tomar el sol. Soy de esas personas que siempre nada en el mar en cuanto tiene la oportunidad, y ese día no era una excepción, ¡mira la foto de abajo! El agua estaba bastante agitada, tenlo en cuenta, sobre todo si vas con niños pequeños, pero me lo pasé genial dejándome llevar por las olas con vistas a los acantilados cercanos.

Vernazza

En cuanto me sequé fuimos a la estación y cogimos el tren al siguiente pueblo: Vernazza. Lo más destacado de nuestra parada aquí fue nuestra visita a la fantástica heladería Gelateria Stalin. Mi amiga, que es más atrevida con la comida que yo, probó uno de sabor a albahaca, ¡que resultó ser muy fresco y sorprendentemente delicioso!

Si has leído alguno de mis otros posts, sabrás que me encanta ver los sitios desde arriba, así que me emocioné cuando poco después nos topamos con Castello Doria, una torre de piedra. Después de pagar un poco por la entrada, subimos a lo alto, donde nos recibieron unas vistas fantásticas de la zona. Creo que es el punto más alto en la parte principal del pueblo, así que, si quieres una vista panorámica, ve allí.

Nos dimos una vuelta por el pueblo entre los parques pintorescos y los impresionantes murales. Nos habría encantado pasar allí todo el día, pero se nos acababa el tiempo, así que tuvimos que volver a la estación.

Corniglia

El tren llegó enseguida a nuestra siguiente parada: Corniglia. Subimos por una escalera larguísima (creo que había un autobús lanzadera, pero queríamos movernos un poco), y en diez minutos habíamos llegado a la zona habitada del pueblo. Probablemente este era el sitio con menos cosas que hacer, pero nos lo pasamos bien paseando por sus pequeñas calles y callejones, además de que nos impresionó un punto de observación que encontramos en el que podíamos mirar casas coloridas, frondosos viñedos y relucientes olas azules.

Manarola

Nuestra siguiente parada fue Manarola, probablemente mi favorita gracias a un bar que encontramos con el paisaje más bonito que he visto nunca. Había una cola muy larga para entrar a Nessun Dorma, pero decidimos esperar y al final entramos en veinte minutos. Tuvimos la suerte de pillar una mesa justo en el borde del acantilado, y nos tomamos un café y una focaccia. Obviamente luego nos echamos unas fotos, ¡gracias al camarero que nos echo esta! Probablemente se lo pidan unas cien veces al día, así que no dudes en preguntar.

Riomaggiore

Para entonces ya casi estaba anocheciendo, así que corrimos hasta nuestra última parada del día: Riomaggiore. El pueblo estaba lleno de pasadizos secretos y nos encantó pasearnos por ahí antes de ir por el borde del acantilado hasta una pequeña terraza de piedra. Estaríamos allí una hora o así, viendo cómo pasaban por el cielo los colores azul, rosa, lila y negro. En la foto de abajo puedes ver los barcos pesqueros en el puerto y las luces de las casas encendiéndose una a una. Tuvimos la suerte de tener el lugar para nosotras solas, así que pasamos un rato muy agradable descansando las piernas.

Una vez que ya había anochecido, emprendimos el viaje de vuelta a Génova. Nos tomamos una cena rápida en una de las cafeterías del pueblo y volvimos a la estación de tren (por suerte había uno directo a casa y no tuvimos que hacer transbordo en Monterosso al Mare), con ganas de descansar después de un largo día de turismo.

Opinión general

¡A mi amiga y a mí nos encantó nuestro viaje por Cinque Terre! La belleza de los cinco pueblos era simplemente impresionante, y es imposible cansarse de las vistas de las coloridas casas y la naturaleza de su alrededor. Estaba abarrotada de turistas, pero nos lo esperábamos y seguro que en verano habría sido muchísimo peor. Estoy deseando volver pronto, ¡la próxima vez no se me olvidarán las botas de senderismo!

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