Cúcuta

Publicado por flag-co Nicolas Ortega T — hace 5 años

Blog: Cúcuta: ciudad soñada
Etiquetas: flag-co Blog Erasmus Cucuta, Cucuta, Colombia

En este blog les contaré acerca de una maravillosa ciudad de Colombia que está ubicada en el departamento Norte de Santander y además es su capital. Esta ciudad se llama San José de Cúcuta, pero es más conocida como Cúcuta.

Mi papá, José Luis Ortega, nació en Cúcuta, pero conoció a mi mamá, Ángela Troncoso, en Cali. Esta fue una de las razones por las cuales mi papá se quedó en esta última ciudad hasta el día de hoy. A la edad de 18 años, yo no conocía mucho a la familia que tenía por parte de papá debido a que la mayoría de ellos vivían en Cúcuta, por eso, en unas vacaciones que tuve, mis familiares por parte de papá quisieron que mi hermano y yo fuéramos a visitarlos. Así fue como planeamos todo y viajamos también con la mamá de mi papá, mi abuela Nancy.

El lugar donde nos íbamos a quedar era en la casa de una hermana de mi papá llamada Yamile, pues ella era la más interesada en conocernos y la más allegada a nosotros. Además, también iba a ir mi abuela, es decir, la mamá de ella, entonces con más razón nos abrió las puertas de su casa para nuestra llegada.

Antes que nada, quiero aclarar que mi papá tiene mucha familia en Cúcuta, sin embargo, varios se han ido a vivir a otros lugares como Venezuela y Cali. En total, mi papá tiene un hermano y dos hermanas y todos a excepción de mi tía Yamile se mudaron a vivir a Cali hace muchos años. Por eso, en últimas, me quedaba por conocer una hermana de mi papá y sus primos, primas, tíos y tías que decidieron quedarse en Cúcuta.

Cúcuta

Mi hermano, mi abuela y yo nos sentíamos muy emocionados por cosas particulares, en el caso de mi abuela, era por reencontrarse con su hija y sus familiares y en el caso de mi hermano y yo, era por conocer una nueva ciudad y el resto de nuestra familia. Para prepararnos, nos advirtieron que Cúcuta era una ciudad muy calurosa, entonces preparamos nuestra ropa para llevar de esa forma. De todas formas, en Cali la temperatura es alta, por lo que llevamos la misma ropa que usábamos normalmente.

Mi mamá y mi papá nos dejaron en el aeropuerto, hicimos todo el proceso de abordaje y nos subimos al avión. Debíamos hacer una escala en Bogotá, la capital de Colombia, la cual si es una ciudad muy fría y por esa razón llevamos un abrigo para usarlo en el tiempo que nos quedamos en la sala de espera para el abordaje del siguiente avión con destino Cúcuta. Después de más o menos dos horas, abordamos nuestro avión. A la mitad del vuelo pasaron las azafatas ofreciéndonos algo de comer, y efectivamente los tres recibimos la comida. Recuerdo que, a mi hermano, a mi abuela y a mí nos pareció que tenía un sabor rico, por lo que no tuvimos ningún tipo de queja sobre la aerolínea que en este caso fue Avianca. Pasados más o menos quince minutos, el avión empezó a presentar turbulencia (la peor turbulencia que había vivido). Este se movía bruscamente para todas las direcciones, entonces las azafatas dieron el anuncio de que debíamos permaneces sentados con el cinturón abrochado. Recuerdo que, en un momento, la turbulencia hizo que saltáramos de nuestros asientos y hubo personas que gritaron; eso me puso muy nervioso y me imaginé que podía pasar algo peor. Sin embargo, no fue así, gracias a Dios llegamos bien, aunque un poco más tarde de lo estimado, pues el piloto del avión tubo que sobrevolar el Aeropuerto Internacional Camilo Daza debido a las tormentas electicas sobre dicho aeropuerto de Cúcuta. Quién lo diría, la ciudad que me dijeron que hacía demasiado calor, me recibió con lluvia.

Después de bajarnos del avión, pasamos por nuestro equipaje y a la salida nos estaban esperando mi tía Yamile, su esposo llamado Edgar y mi prima Andreina. Aunque no los conocía en persona, los había visto en fotos, por eso les dije a mi abuela y a mi hermano que ahí estaba nuestra familia. Al encontrarnos con ellos, nos saludamos emotivamente pues todos estábamos muy emocionados. Les contamos lo de la turbulencia en el avión y nos dijeron que siempre había muchas turbulencias llegando al aeropuerto porque debido a las montañas, había muchas corrientes de viento en el lugar. Como eran aproximadamente las 8:00 pm, nos dirigimos a un restaurante que nos recomendaron probar, este se llamaba Londeros y era argentino, por lo cual no dudé en pedir algo con carne, pues siempre he escuchado que en Argentina preparan la carne de modo que queda deliciosa e inigualable. Fue así como pedí un lomo de res con salsa al vino, mi hermano pidió como unos emparedados, mi prima Andreina pidió una ensalada porque ella es vegetariana y los demás no recuerdo bien lo que pidieron. Sinceramente, no es por nada, pero la comida estaba deliciosa, tal cual como nos habían dicho.

Cúcuta

Mientras estábamos comiendo, mi prima nos dijo que nos iba a dar una noticia, entonces los tres paramos de comer y le prestamos atención. Yo me imaginé que nos iba a decir que estaba embarazada, pero en realidad nos dijo que ellos no querían que nos sintiéramos estrechos en el apartamento de ellos, por lo que nos habían reservado una habitación en el hotel Holiday Inn, que el hotel era muy bueno y que nos recogían en la mañana para empezar a conocer todo Cúcuta. Seguido a esto, nos dirigimos al hotel y la recepcionista nos entregó las llaves de nuestro cuarto y nos explicó un poco sobre los servicios que nos estaban ofreciendo, los cuales eran: Botones, caja de seguridad, gimnasio, internet inalámbrico, máquina de hielo, piscina exterior, bar en la piscina y nos dijo que en nuestro cuarto teníamos un mini bar, un estudio y una vista panorámica de la ciudad. Después de eso, fuimos al cuarto y efectivamente era muy acogedor, lujoso y amplio. Cuando nos estábamos despidiendo de nuestros familiares, nos dijeron que nos tenían un regalo a mi hermano y a mí, entonces antes de destapar el regalo les agradecimos mucho por todo lo que nos estaban brindando y luego si lo abrimos. Era una camisa Polo que nuestra prima había traído de un viaje que había hecho a Estados Unidos dos semanas antes. Luego de eso ya nos despedimos y nos dispusimos a dormir.

Cúcuta

Al día siguiente, nos despertamos y nos alistamos temprano para que el día nos alcanzara para hacer muchas cosas. Cuando los tres estuvimos listos, bajamos al restaurante del hotel y nos servimos el desayuno. Era tipo buffet, entonces cada uno cogió cosas diferentes a su gusto personas. Podías elegir lo que quisieras y las opciones eran cereal, huevos al gusto, yogurt, jugo de naranja, bebidas con café, panes, fruta de muchos tipos, calentado, queso y muchas otras cosas más que eran deliciosas. Cuando estábamos terminando, llegó mi prima al sitio donde nos encontrábamos, nos saludamos y nos fuimos con ella. Nos dijo que nos estaba llevando a que conociéramos el negocio familiar que ellos tenían. Yo ya sabía que trabajaban con artículos dentales, es decir, con todo lo relacionado con los dientes, pues mi papá me lo había dicho. Además, mi prima se graduó de odontóloga de la universidad de la Sabana en Bogotá, por lo que el negocio era concerniente a los tres. Al llegar, entramos a un local, en el que había vitrinas y mostradores con demasiados productos. El lugar estaba muy limpio y organizado. En un escritorio al fondo, estaba mi tía sentada encargándose de la contabilidad y en el mostrador estaba Edgar, atendiendo a una clienta. Nos saludamos con ellos y nos mostraron el lugar. Había una vitrina especial que se trataba de unos productos que mi prima Andreina vendía con una licencia que le otorgaron en China, pues en un evento de odontólogos, se ganó la confianza de una marca china llamada Appledental, la cual le dio permiso de distribuir sus productos dentales de última tecnología en Colombia. Mi prima siempre se ha caracterizado por su dedicación y entrega al estudio, factores que le han dado muy buenos resultados en la vida y en su vida profesional. También nos mostraron el segundo piso que estaba siendo adaptado para funcionar como depósito, en él, pensaban poner los productos que mantenían en inventario siguiendo normas estandarizadas ISO para la calidad y así poder conseguir una certificación.

Luego, mis familiares decidieron cerrar el local para acompañarnos a conocer la ciudad, fue un gesto muy bonito porque dejaron a un lado sus qué haceres y fueron con nosotros a recorrer Cúcuta. Así fue como nos dirigimos a un centro comercial llamado Ventura Plaza, es un sitio en el que encuentras de todo, tiendas de ropa, tecnología, atracciones para niños, plaza de comidas, papelerías y muchas otras cosas más. En ese centro comercial había una pista de hielo, ni siquiera en Cali que es una ciudad más fría hay una. No dudé mucho y con mi hermano y mi prima alquilamos el equipo y patinamos por un rato. Fue muy divertido porque ninguno era capaz de sostenerse por mucho tiempo y por eso nos manteníamos cayendo, además, en los bordes de la pista había hielo en grumos, entonces nos tirábamos el hielo entre nosotros.

Cúcuta

Luego de eso, fuimos a la plazoleta de comida, en ella, nos encontramos con restaurantes de todo tipo, no era fácil decidir entre todas las opciones que teníamos. Al final, mi hermano y yo pedimos pollo apanado en Frisby, mi prima ensalada en Frisby también y los demás pidieron en un buffet que había. Pasamos un rato conversando entre todos y conociéndonos un poco más. Algo que me pareció curioso fue que, durante la conversación, mi tía Yamile nos preguntó que cómo habíamos dormido, y mi prima Andreina contestó que mal, entonces mi tía nos dijo que era que mi prima tenía la cabecera de la cama apuntando hacia el sur terrestre y que para tener un sueño profundo y realmente descansar, se debía tener la cabecera de la cama apuntando al norte terrestre. Ella nos dijo eso porque cree en las energías, entonces según ella, esa era la forma debida de dormir. De postre, nos dieron a probar Masato, es una bebida blanca como lechosa hecha de arroz fermentado, agua y azúcar. Sinceramente me gustó mucho, el problema es que no creo que pueda conseguir esa bebida en otro sitio que no sea este.

Después de una larga conversación, estuvimos viendo las calles de Cúcuta, pasamos por el centro del comercio cucuteño y así nos pasamos conociendo hasta que llegó la hora de la cena. Nos fuimos a un lugar muy famoso en Cúcuta llamado Carritos, este lugar estaba en una esquina, tenía luces como de navidad y estaba rodeada de muchos arbustos. En ese sitio vendían comida rápida y comida saludable, es decir, vendían emparedados, hamburguesas acompañados de papas y gaseosa. Y, por otro lado, vendían ensaladas de frutas, salpicones y jugos naturales. Nuestra decisión fue comprar algo de comida rápida acompañado de jugos naturales. Recuerdo que todos pedimos un emparedado de carne porque Edgar nos lo recomendó y efectivamente estuvo delicioso. Además, nos daban unas salsas preparadas por los del restaurante llamadas De La Casa, era una salsa deliciosa que acompañaba perfecto al emparedado. Después de eso, nos fuimos al hotel a descansar.

Chinácota

Al día siguiente, pasó exactamente lo mismo que en la mañana anterior, solo que esta vez no nos encontramos solo con mi prima a la hora del desayuno sino con mi tía Yamile y Edgar también. Esto debido a que íbamos a ir a un pueblo cercano llamado Chinácota, en el cual se encontraba el resto de mi familia por parte de papá.

Cúcuta

Mientras estuvimos en camino, nos dio la hora del almuerzo, entonces fuimos a un restaurante que Andreina nos sugirió a todos que quedaba en el  Hotel Colonial. Era realmente bonito, su diseño era en madera, y en el centro había una fuente y estaba decorado con plantas. Todos pedimos sancocho, el cual fue una buena opción pues el sabor fue perfecto. Además, por haber comido en ese sitio, nos regalaban una entrada a cada uno para una granja.

Cúcuta

Así fue como después de nuestro almuerzo, fuimos a la granja que estaba a unos cuantos metros al otro lado de la calle. Allí, vimos muchos tipos de aves como guacamayas, loros, pavos reales, y otras especies muy bonitas pero que no recuerdo su nombre. Vimos vacas, caballos, cerdos, cabras, gallinas y patos que estaban en un lago. Además, pudimos alimentar a las cabras con un tetero, sin embargo, también se le podía dar a los cerdos. Después de eso, seguimos nuestro rumbo hacia Chinácota pero antes hicimos una parada para comer un postre en La Palestina comimos obleas y helados de coco. Cabe resaltar que en el lugar donde almorzamos y al lugar al que nos estábamos dirigiendo son de temperaturas bajas.

Al llegar finalmente, pasamos por un almacén de ropa en el cual se encontraba una familiar mía llamada Andrea, nos la presentaron y ella nos dijo que fuéramos a la casa de los abuelos de mi papá que allá iban a estar el resto de la familia reunidos. Así fue como conocí el resto de mi familia por parte de papá. Lo que puedo decir de ellos es que son muy trabajadores, unidos y honestos. Curiosamente la mayoría es profesional en odontología y tienen consultorios. Algo que puedo decir de Chinácota es que hace bastante frio, tiene muchas zonas verdes y a pesar de no ser tan grande, es muy bonito.

Cúcuta

En otro día, pensamos pasarlo solo con mi prima, entonces en la mañana, después del desayuno, acordamos para encontrarnos y meternos a la piscina pues había que aprovechar lo que nos ofrecía el hotel. Ahí pedimos en el bar una piña colada y unos pasabocas que estuvieron muy ricos. En ese lugar pasamos un rato y luego nos metimos al sauna porque estaba venteando mucho. Después de un rato, nos fuimos al cuarto para alistarnos para ir a comer. Así, salimos del hotel y caminamos solo un par de cuadras hasta llegar al centro comercial Ventura Plaza, nos dirigimos al tercer piso y pedimos una picada para los tres en el restaurante Parrilla Express, porque no teníamos mucha hambre. El lugar era muy tranquilo, ponían música contemporánea y en ese momento estaba un poco vacío porque me imagino que la gente acostumbraba a ir a ese sitio para cenar y no tanto para almorzar. Sin embargo, la comida estuvo deliciosa y la bebida también, yo pedí limonada de coco que siempre me ha gustado independientemente del lugar donde la compré.

Cúcuta

Después de eso, fuimos al apartamento de mi tía Yamile para conocerlo, ella vive en el barrio La Floresta que queda en el suroeste de la ciudad en una unidad de edificios. La zona era bastante tranquila y arborizada. Al subir al tercer piso, entramos al apartamento y nos encontramos con mi tía, Edgar y mi abuela. Ellos nos enseñan el apartamento que a mi modo de ver era muy acogedor. Y efectivamente, la cabecera de la cama de mi tía estaba apuntando al norte terrestre. Seguido a esto, nos fuimos de nuevo con mi prima a recorrer la ciudad mientras mi tía, Edgar y mi abuela se quedaron en el apartamento, pues mi abuela iba a pasar la noche con ellos. Pasamos por una zona donde había muchos restaurantes en la calle, pero al final nos decidimos por comer sushi en un restaurante que le habían recomendado a Andreina llamado Sushi Bar Cúcuta. En ese lugar, nos pedimos una especie de barco lleno de diferentes tipos de sushi que previamente habíamos escogido, además, venía acompañado por una ensalada realmente deliciosa. Todos los sushis que pedimos estuvieron perfectos para mi gusto, hubo unos que estaban tempurados, unos con águila, salmón y otros tipos de peces. La ensalada estaba muy rica, pero no supe identificar muy bien los ingredientes que tenía, solo pude reconocer que tenía huevos de cangrejo de color rojo. La bebida que pedimos fue jugo de naranja con fresa, era como una mezcla heterogénea porque no se mezclaban ambas frutas, sin embargo, con el pitillo uno lo revolvía para tomar de ambas.

Cúcuta

Algo que me llamó mucho la atención de esta ciudad es que a pesar de que hayan inmigrado tantos venezolanos atravesando la frontera ilegalmente por el problema en Venezuela, no se veían personas en la calle pidiendo limosna como se acostumbra ver en Cali, Bogotá o Cartagena. En total, solo vi un habitante de la calle. Fue algo que me llamó tanto la atención que les pregunté a mis familiares y me dijeron que efectivamente, solo había una persona que pedía limosna o al menos ellos solo habían visto a una en el tiempo que llevan viviendo allá. Otra cosa que me pareció asombrosa, era que la delincuencia que pude ver fue nula, nunca vi señales de agresión o cualquier intención de robo. Era tanto así, que las personas caminaban por la calle con su celular afuera sin ningún miedo a que los robara, hasta niños los usaban en la sin problema. Resalto esto porque en Cali, la ciudad donde yo vivía antes de hacer este intercambio, es una de las ciudades más peligrosas de Colombia, entonces las personas, incluyéndome a mí, siempre mantienen muy precavidas con sus objetos personales como celular o billeteras porque en cualquier momento te pueden atracar o robar.

Sinceramente, Cúcuta es una ciudad muy ordenada, limpia y bonita. Tanto así que el centro de la ciudad, en donde se encuentra el comercio, siempre tiene las calles y las paredes limpias, no se ve desorden y es hasta agradable. Muy diferente al centro de ciudades como Cali, Medellín o Bogotá que prima el desorden. Por esta razón, le doy mi visto bueno a esta ciudad y me llevo la mejor imagen. Realmente es la mejor ciudad a la que he ido en Colombia, pues tiene una combinación perfecta de lo que a mí me gusta, es decir, en seguridad, restaurantes, personas y lugares. Para mí, con esas características, esta ciudad no se queda atrás en comparación a las grandes ciudades como la capital colombiana, Bogotá. Puedo atreverme a decir, que la vida es más sana en Cúcuta que en cualquier ciudad colombiana a la que haya ido.

Espero que les haya gustado este blog, anímense a ir a Cúcuta y se darán cuenta que mis palabras se quedan cortas para describir a esta maravillosa ciudad. No olviden visitar mis otros blogs sobre Cali, Cartagena, Milán y Turín.

https://erasmusu.com/es/erasmus-santiago-de-cali/blog-erasmus/santiago-de-cali-556208

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