La depresión post-Erasmus y cómo lidiar con ella

Mi experiencia con la depresión post-Erasmus

Ya me habían hablado de la depresión post-Erasmus antiguos estudiantes de Erasmus, y también había leído sobre ello en algunos blogs, así como había visto algunos vídeos. Y es real. Empezó unos días después de volver a casa. Por un lado, estaba tan feliz al pensar que volvería a casa y a mis viejas costumbres y vería a mi familia, a mis amigos y a mis mascotas. Pero por otro lado, es un poco triste saber que todo va a cambiar. Tu vida volverá a la “normalidad” y volverá a ser “aburrida”. Vuelves a la rutina, a vivir cosas poco interesantes y a conocer a menos gente. Viajarás menos y echarás de menos hacer turismo porque ya te conoces tu ciudad o ya no te parece tan interesante. Todos estos pensamientos pueden ser muy deprimentes.

Todo lo que hacía en mis últimos días de Erasmus, lo hacía pensando que sería la última vez que lo haría... o por lo menos pasaría mucho tiempo hasta que pudiese volver a hacerlo. Por ejemplo, disfrutar de las vistas de París desde el Arco del Triunfo, sufrir los 6 pisos de escaleras que tengo que subir hasta llegar a mi piso llena de bolsas de la compra, ir a Sorbonne-Nouvelle, ir a una cita médica (bueno vale, tengo que admitir que esto sí que me alegra que sea la última vez), sacar dinero de mi cuenta francesa o una fiesta de pijamas en mi casa después de improvisar una tarde en la ópera con tus amigos. Y es probable que el piso donde he estado viviendo durante cinco meses y al que yo consideraba “mi” piso, no lo vuelva a ver nunca más.

Aunque me lo pasé muy bien los últimos días, decir adiós fue muy difícil. Estábamos todos muy ocupados haciendo la maleta, organizando qué hacer con las cosas que no queremos llevarnos a casa porque no caben en la maleta, diciendo adiós, acompañando a amigos al aeropuerto… Cada despedida fue durísima e incluso algunos lloramos un poco. A mí me hacía ilusión que mis amigos viniesen conmigo a la estación de tren. La despedida ahí es mucho mejor que un adiós rápido en el metro la noche anterior, donde ni siquiera te das cuenta de que te estás despidiendo para siempre. Además, no habría sido capaz de llegar a la estación sola con todas las maletas, y menos aún bajar los 6 pisos. ¡Muchas gracias, chicos! Estoy muy agradecida por tener tan buenos amigos y demostraron una vez más cuánto les importo. Este último adiós fue el más difícil de todos, porque otras veces por lo menos me quedaba con otros amigos, pero esta vez me estaba yendo a casa sola. Por supuesto que prometimos vernos pronto, pero nunca se sabe qué va a pasar en tu vida. Aunque tenía planeado organizar cosas importantes, las seis horas de tren las pasé simplemente mirando por la ventana perdida en mis pensamientos, todavía en París, reviviendo conversaciones y situaciones que ya echaba de menos.

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Despidiéndonos de Juan Diego

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Despidiéndonos de Laura

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Despidiéndonos de Tonia

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Y después, así de repente, vuelta a la realidad y a la normalidad. Ni siquiera tienes tiempo para volver a hacerte a tu antigua vida, simplemente vuelve todo de golpe y te da la sensación de que nunca te has ido, como si todo hubiese sido un sueño lejano. Un sueño maravilloso, eso sí. Parece que nada ha cambiado en tu vida. Tu ciudad, tu casa, tu familia y tus amigos siguen siendo los mismos. Están todos ocupados trabajando o estudiando para sus exámenes, porque en Alemania son más tarde que en Francia y por eso nadie tenía tiempo para mí ni para planes improvisados. Echaba de menos a mis nuevos amigos y me di cuenta de lo normal que era para mí tenerlos a mi alrededor. Hace un par de días, mi mejor amiga me escribió: “hoy quería escribirte como todas las mañanas un “¿qué tal, guapa? ” pero luego me he dado cuenta de que no nos podemos ver”. La de saludarnos por las mañanas había sido nuestra rutina diaria y ahora me es muy difícil olvidarse de ello. Seguimos hablando todos los días sobre lo que estamos haciendo y varias veces al día simplemente escribimos “te echo de menos”. Organizamos skypes y visitas, pero nunca va tan rápido como iba durante el Erasmus. Todavía me llegan emails de organizaciones Erasmus del tipo “esta noche fiesta gratis en Mix-Club” o “excursión a Normandía el próximo fin de semana”. Y yo los leo sentada en mi cuarto y pienso “no, por desgracia no podré ir”.

A veces, bromeando un poco reconstruimos conversaciones en el grupo de WhatsApp. Por ejemplo, alguno pregunta “hoy Café l’Institut, ¿quién se apunta? ”, y algunos contestan “¡yo! ”. Y luego otro amigo responde como siempre lo hacía: “yo llegaré tarde”, y yo contesto “para variar”, y otro dice “venga, vamos a decir de quedar una hora antes y así todo el mundo estará ahí a tiempo”...

Siendo sinceros, fueron momentos muy buenos y sé que nunca más podré sentirme igual. Siempre me pierdo en mis pensamientos, escuchando “nuestras” canciones que cantábamos todo el rato, mirando nuestras fotos que nos hacíamos una y otra vez. Echamos de menos el Erasmus y estamos planeando ya nuevas aventuras. Esta es la única manera de deshacerse de la depresión post-Erasmus.

Pero lo mejor de todo han sido las amistades que hemos formado y que sabemos que seguirán ahí para siempre.

Una vez Erasmus, siempre Erasmus.

Familia Erasmus para siempre.

¿Qué es la depresión post-Erasmus?

La depresión post-Erasmus es ese sentimiento que tienes cuando vuelves a casa y te tienes que readaptar a tu antigua vida. No es algo raro y de hecho ha sido demostrado científicamente. Como parte de mis estudios, aprendí muchísimo sobre viajar al extranjero y sobre lo que pasa durante este tiempo. Se dice que, antes de vivir la nueva aventura, estarás muy ilusionado sobre todo lo que te espera. Después, cuando estás ya allí, pensarás que estás pasando los mejores meses de tu vida y que todo es perfecto. Más tarde, mucha gente empieza a tener un poco de depresión, llamado “choque cultural”. Puede ser debido a las diferencias culturales, problemas de organización o por razones menos evidentes. Te sentirás como si nada funcionase o como si no fueses capaz de adaptarte a la cultura y empezarás a sentirte solo. Este es el momento en el que la mayoría de personas tira la toalla y decide volverse a casa porque piensan que no pueden más. Pero esto no es más que tu cerebro intentando lidiar con la situación y solo durará un pequeño periodo de tiempo. Luego, empezarás a tener una vida normal de nuevo, pensarás que todo es mucho más intenso que en tu vida normal en tu país porque todo es mucho más interesante y hay muchas aventuras. Cuando vuelvas a casa, tendrás una pequeña fase de felicidad antes de caer en una fase más triste, que es casi como la del choque cultural, pero al revés, el “choque cultural inverso”. Esto se conoce como el choque de re-entrada, y los estudiantes Erasmus lo conocen como depresión post-Erasmus. Te encuentras en la misma situación que cuando llegaste al país nuevo. Tu mente y tu cuerpo se están intentando readaptar, y puede que te lleve algún tiempo. Pero finalmente esta etapa acabará y te acostumbrarás a tu antigua vida.

¿Cuál es el problema de la depresión post-Erasmus?

Si te estás preguntando esto, está claro que no te has enterado de nada. Es una depresión, lo que significa que influye en tus sentimientos y en tu vida de manera negativa. Pero si te estás preguntando a ti mismo qué es lo que está pasando, yo te lo puedo explicar. Has vuelto a casa. Todo está más o menos igual, nada ha cambiado. Después de tus escapadas Erasmus te parece aburrido. El problema más importante es que estarás pensando todo el rato en cuando estabas de Erasmus y que la ciudad y todo era perfecto. Y no podrás parar de hablar de ello, con todo el mundo, durante días o incluso durante semanas o meses. Llegará un punto en el que la gente se empiece a molestar, porque no se sienten igual que tú y no quieren oír hablar del tema más. Tampoco entenderán todas las bromas que tienes con tus amigos del Erasmus y por tanto no reaccionarán de la misma manera cuando cuentes un chiste. Yo recuerdo pensar que mi hermana era una pesada cuando empezaba cada frase con “cuando yo estaba en Reunion Island... ” y ahora me puedo imaginar cómo se sienten mis amigos y mi familia cuando digo “en París el metro pasa cada 3 minutos, no como en Múnich que tarda más”, “en París... ” La gente simplemente no entiende y no conecta con tu experiencia porque no la han vivido. Puede que notes que habrá amistades que se alejen poco a poco, sobre todo aquellos amigos que nunca han ido al extranjero, simplemente intenta no empezar cada frase con “cuando estaba en... ” e intenta no contarles una y otra vez lo guay que era todo allí. Lo sé, es difícil porque has estado viviendo durante medio año o más y quieres hablar todo el rato sobre cómo fue. Intenta explicarles que no estás intentando fardar o hacerles sentir menos, simplemente es una parte de tu vida.

¿Cómo lidiar con la depresión post-Erasmus?

No es una depresión que te durará de por vida. Te aliviará saber que casi todas las personas que se hayan ido de Erasmus pasarán por el choque cultural y el choque cultural inverso y que es completamente normal. Lo más importante de todo es saber y centrarte en el hecho de que se va a acabar. Un truco para el choque cultural: habla con la gente sobre el tema, ayudaos los unos a los otros. También puedes hablar a tus amigos de tu país, pero por favor ¡no tires la toalla fácilmente porque te perderás la experiencia de tu vida!

Ahora bien, ¿cómo puedes lidiar con la depresión post-Erasmus? Hay varias maneras.

  1. Mantente ocupado. No importa si sales con tus amigos, estudias, trabajas, encuentras un hobby nuevo, etc. Haz lo que quieras, pero hazlo. Mientras estés ocupado no podrás pasarte horas llorando porque lo echas de menos. Y si además disfrutas con lo que te mantiene ocupado, ¡mejor que mejor! Ya verás que tu vida aquí puede ser igual de buena que tu vida Erasmus.
  2. ¡Viaja! Que es básicamente lo que he escrito anteriormente, porque te mantendrá ocupado. Pero lo que realmente me refiero con esto es que organices nuevas excursiones y estarás ansioso por descubrir nuevos lugares y nuevas aventuras. Esto te ayudará a ver la belleza del mundo. El Erasmus no es el último viaje de tu vida, sino que debería impulsarte a descubrir más y a ser una persona abierta interesada en otras culturas. ¿La mejor parte? ¡Que puedes ir a visitar a tus amigos alrededor del mundo y hacer viajes juntos!
  3. Lo que yo hice fue escapar más que lidiar con la situación, pero de una manera muy similar al punto anterior: ¡vuelve a irte de Erasmus! Si lo haces, no tendrás que lidiar con la situación porque estarás extendiendo tu increíble vida Erasmus. Pero hazte un favor y no lo compares con el anterior. Será una experiencia completamente distinta en una ciudad probablemente nueva, con gente nueva y nuevas aventuras.

Sin embargo, si estás intentando adaptarte a tu nueva vida no te escondas en tu habitación, ¡sal y vive tu vida! De alguna manera, el Erasmus es la oportunidad de tu vida y deberías utilizarlo para pasártelo genial, aprender otras culturas y utilizar esas experiencias. Personalmente, siento que me he llevado muchas cosas buenas de mis dos semestres de Erasmus y un total de 3 estancias en el extranjero, y ahora no podría imaginarme mi vida sin ellos. Así que, ¡aprovéchate de esta experiencia y deja que te aporte cosas positivas! Y, sobre todo, ¡no dejes que te deprima!


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