Razones por las que deberías viajar en solitario

Decidí hacer mi primer viaje en solitario al acabar el instituto. La verdadera razón por la que me atraía tanto la idea es que quería probar algo nuevo y, después de pasarme la vida estudiando en sitios pequeños en los que la gente simplemente vivía en una rutina y no salía en busca de aventuras, decidí que quería ser diferente. No quiero decir que yo sea mejor en algún sentido, solo digo que vivir una vida tan normal sería como si mi rosa perdiera poco a poco su esencia (esto lo he sacado de mi libro favorito, te recomiendo que lo leas: El mensaje de las rosas, de Serdar Özkan, en el que las rosas representan el espíritu de una persona).

Por ahora solo he hecho unos pocos viajes en solitario y me encanta esta forma de viajar. No me malinterpretéis, no siempre iba todo conforme a lo planeado, de hecho una vez perdí el avión y casi tengo que pasar la noche fuera. Y a veces me sentía un poco sola y no había nadie con quien compartir mis historias, ya que mis amigos en casa enseguida se cansaban de escucharlas. Aparte de eso, me ha enseñado mucho. Esos viajes me han ayudado a descubrir cosas de mí misma que no conocía. Deberías probarlo al menos una vez; te voy a dar algunas razones de por qué.

Descubrir nuevos lugares.

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Libertad para hacer tus propios planes

La gente tiene sus preferencias, incluso a la hora de viajar. Algunos prefieren hacer una ruta rápida por la ciudad, mientras que otros prefieren disfrutar de una ciudad durante unas semanas y conocerla poco a poco. Normalmente cuantos más compañeros de viaje tengas, menos cosas haréis de las que propongas tú. Obviamente, viajar con alguien con quien te llevas bien puede ser maravilloso, pero siempre tendrás que sacrificar algo. Así que si quieres viajar como quieras, tienes que planearlo tú mismo. No tienes por qué organizarlo todo. Yo empezaba haciendo listas de las cosas que quería visitar e incluso me hice un mapa; después miraba qué sitios son los más importantes y simplemente andaba por ahí parándome en lo que me resultaba interesante.

Hacer tus propios planes.

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No depender de otros compañeros de viaje

«¿Es que no tienes amigos? » es la típica pregunta cuando le dices a alguien que estás pensando en viajar por tu cuenta. Pero eso es porque no lo han probado. Uno puede irse de viaje solo aunque tenga muy buenos amigos. De hecho, creo que tiene sus ventajas. Seguro que alguna vez has estado en un museo que te gustaba mucho y querías quedarte más, pero como otros se querían ir a beber te tuviste que ir con ellos (o al revés). Yo me pasé cuatro horas en el Rijksmuseum en Ámsterdam porque me gustaba mucho y estoy segura de que no habría podido hacerlo si no hubiera ido sola.

No solo puede que tus amigos no quieran ver los mismos sitios, sino que también cambia el tiempo que pasaríais allí. Y la forma de querer moverse por allí (tren, avión, autobús, Blablacar... ), el presupuesto, la hora de levantarse... Al viajar por tu cuenta puedes cambiar de opinión las veces que quieras, como hago yo a veces: voy andando por una calle, veo otra que parece interesante y cambio de dirección. De hecho, es bueno irse de viaje con distintas personas para aprender a adaptarse a lo que ellos quieran, igual que se debería hacer en las relaciones y en los grupos.

Tomar decisiones juntos.

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Es fácil hacer Couchsurfing

Como ya he hablado de esto en otro artículo, solo voy a decir que el couchsurfing es estupendo cuando viajas solo. Si tienes suerte puede que te hagan una visita guiada y que hagas nuevos amigos. Es lo que suelo hacer para no estar completamente sola cuando viajo, los anfitriones suelen ser muy acogedores y están encantados de ayudar, dan consejos, te ofrecen el desayuno... Aunque a veces te tienes que adaptar un poco, como por ejemplo esperar a que terminen de trabajar o levantarte tan temprano como ellos ya que no tienen una llave de sobra.

Con Couchsurfing puedes vivir experiencias sorprendentes: puede que tengan una moto y te den una vuelta o que te acompañen al monasterio que hay cerca. Puede que incluso te enseñen que puedes coger un tren hasta una fábrica abandonada con tuberías extrañas y donde crecen los árboles en cajas de madera en las que pone:«¡Frágil! No abrir». En serio, no hay nada como el couchsurfing si dejas que los anfitriones te sorprendan con sus ideas. Solo tienes que tener en cuenta que ellos esperan pasar algo de tiempo contigo, así que no hagas demasiados planes.

Conocerás a otros viajeros

Cuando viajas en grupo ya tienes gente con la que hablar, así que no sueles tener muchas conversaciones largas con otra gente. Por el contrario, cuando viajas solo otros viajeros se darán cuenta y tendrás un compañero con el que pasear por la ciudad. Una vez empecé a hablar con una chica en un Blablacar y decidimos darnos una vuelta juntas, y otra vez conocí a una señora mayor de Canadá que me contó muchas historias interesantes de su vida mientras comíamos.

Es muy diferente de viajar con tus amigos, esa gente viene de un ambiente distinto al tuyo, o de distintas edades, mientras que tus amigos probablemente sean como tú y ya los conozcas. Hablar con otros viajeros casi siempre da lugar a conversaciones interesantes, y a veces acaban en compartir historias personales que no le has contado ni a tus buenos amigos. Y eso es lo más bonito. Aprovecha las oportunidades de conocer a otros en tu camino y que no te dé miedo empezar una conversación. Como dicen algunos: todo el mundo tiene algo nuevo que enseñarte.

Hacer nuevos amigos

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Volverte más independiente

Cuando viajas solo, estarás por tu cuenta. No habrá nadie a quien acudir directamente así que tendrás que seguir tu instinto. Obviamente siempre podrás pedirle a los lugareños que te ayuden o preguntar en la ventanilla de información desde dónde sale tu autobús, pero, en general, tendrás que solucionar tú solo todos los pequeños problemas. No es algo de lo que asustarse, ya que así podrás desarrollar tu sentido de la orientación, tu capacidad de encontrar conexiones de transporte entre un sitio y otro y aprender a sonreír antes de pedir ayuda.

Tendrás que hacerte responsable de tu viaje, y tú solo encontrarás el alojamiento y el transporte. Puede que sea duro a veces, pero cuando echas la vista atrás y ves que has sido capaz de salir adelante, estarás muy orgulloso de ti mismo. Además, mejorarás tus capacidades para resolver problemas y te será muy útil en tu día a día.

Descubrirte a ti mismo

En nuestro día a día estamos tan ocupados con nuestras tareas del día que nos olvidamos de conocernos a nosotros mismos. Esto es lo que me pasa a mí cuando estoy en Liubliana: me centro en los estudios, conozco gente de vez en cuando y no hago nada fuera de lo normal. Eso cambia cuando viajo, ya que conozco otras culturas, interactúo con mucha gente y conozco su forma de vivir y de pensar. Parar en lo alto de una montaña y sentarse a mirar la ciudad a tus pies, disfrutando del viento en el pelo, es algo que te hace conectar con la naturaleza, una gran forma de deshacerse de las distracciones y de conocer qué es lo que deseas de verdad.

No puedes cambiar quedándote en un mismo sitio, y el cambio no está muy relacionado con el tiempo: hay gente que se pasa la vida en un sitio y siguen siendo iguales, mientras que otros pasan por un gran cambio por algún evento o viaje y cambian por completo su forma de ver el mundo. Viajar te cambia mucho, y si lo haces solo lo verás incluso más claro. Te darás cuenta de lo pequeño que eres en el mundo y verás que se te abre la mente cada vez más cuando visitas un sitio nuevo. Te volverás más tolerante y entenderás mejor a los demás.

Descubrirte a ti mismo.

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Con tantas ventajas de viajar solo espero haberte convencido para que dejes de posponerlo y lo hagas. No será el viaje más fácil que hayas hecho, pero podrás con todo. Tus futuros amigos alrededor del mundo están esperando a que salgas ahí y los conozcas. No dejes que te pueda el miedo a que eso no sea para ti. Solo tienes que decidir a dónde quieres ir y reservar el billete sin pensarlo demasiado. ¡Demuéstrate a ti mismo que puedes hacerlo!

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