Un día en Ha-Long Bay. Parte dos
Un día en Ha-Long Bay (la bahía de Ha-Long). Parte dos
¡Hola a todas y todos! He vuelto para traerles la segunda parte de mi viaje a una de las siete maravillas naturales del mundo y seguirles contando sobre las distintas actividades que ofrecen los tours para realizar en este lugar de ensueño. Si no leyeron la entrada anterior, solo basta con que hagan click aquí y sabrán un poco más sobre qué es Ha-Long y cuáles son las maneras de llegar ahí en tour desde Hanoi. También hablo en la entrada anterior sobre la parada que hicimos a una fábrica de perlas y el comienzo y medidas de seguridad del paseo en bote.
Ahora, a continuación les seguiré narrando lo que vino después de que subimos al bote y todas las aventuras que esta bahía de miles de islas nos deparó.
Comida a bordo
Cuando subimos al bote, nos asignaron una mesa y mientras nos decían las medidas de seguridad nos estaban preparando la comida, que venía incluida. La mayoría de los tours, no solo a la bahía de Ha-Long, sino a otras atracciones vietnamitas, incluyen siempre la comida, pero casi nunca las bebidas. Teníamos la opción de comprar a bordo lo que deseáramos beber: cerveza, coca-cola, agua. Yo había llevado varias botellas de agua conmigo para no tener que gastar, pues desde luego iba a ser más caro que comprar agua en un supermercado.
Nuestra comida fueron platillos típicos vietnamitas, entre los que se encontraban los deliciosos nems (rollitos fritos), mariscos y, desde luego, arroz. Había muchas otras opciones, pero no quiero cansarlos ni cansarlas con un extenso menú, solo decirles que la comida fue deliciosa y abundante como en todos los tours que hice por este bonito país.
Después de comer, todavía teníamos tiempo hasta nuestra siguiente parada, así que subimos a la terraza a ver el paisaje. Era impresionante. Miles de islitas se podían divisar miráramos a donde miráramos. Una verdadera belleza de mar y montañas similares a las que les platiqué en mi entrada sobre mi viaje a Ninh Binh. De hecho, mi amiga vietnamita me dijo que mucha gente dice que Ninh Binh es como el Ha-Long terrestre.
El guía nos había contado la leyenda de este lugar, que a mí me parecía muy bonita. Hace muchos cientos de años, cuando Vietnam trababa guerras con los chinos, el país estuvo amenazado por una invasión china que entraría por esta costa norte. Los vietnamitas rezaron y rezaron y pidieron ayuda. Entonces una mamá dragón bajó junto con su hijito dragón y escupieron perlas (no recuerdo realmente si eran perlas, probablemente era algún otro tipo de piedra), que se convirtieron en las miles de islas que hay hoy en día y que en aquel entonces impidieron el paso de los invasores. Es esta leyenda la que explica que Ha Long en vietnamita signifique “dragón que desciende”.
Así, mientras admirábamos ese sorprendente y tranquilo paisaje, tan contrastante con el caos de Hanoi, mirábamos realmente un lugar con muchísimos años de historia para los y las vietnamitas, y que en otro tiempo seguramente tuvo una gran importancia en lo que respecta a sus creencias, así como hoy tiene una gran importancia en lo turístico.
La cueva de las sorpresas
Nuestra siguiente parada fue en una de las islas que tienen cuevas o grutas en el interior de la montañita que la forma. Por lo que recuerdo, nos dijeron que hay aproximadamente unas siete cuevas o grutas en todo Ha Long, por lo que seguramente cada tour puede variar y llevar a los y las visitantes a diferentes cuevas.
La que nosotras visitamos era la que el guía llamaba “The surprising cave”, por lo que decidí traducirla como “cueva de las sorpresas”. La explicación que él dio sobre el por qué de su nombre era un tanto desabrida, y realmente dudo que sea ese el motivo del nombre, si es que verdaderamente recibe ese nombre (en vietnamita, desde luego) por los y las locales. La explicación que el guía dio fue que entre las diferentes estalactitas, estalagmitas y rocas con formas identificables, había una que tenía forma de miembro masculino, y que así como las mujeres se sorprendían al ver eso en la vida real, así se sorprende la gente al entrar a esta cueva. Les digo que no me gustó mucho la explicación, y sospecho que fue simplemente un chiste para que los y las turistas se rieran, pero seguro hay más historia que contar sobre esa cueva. Si ustedes llegan a ir y les cuentan algo diferente, por favor avísenme.
Tanto para entrar como para salir hay que subir y bajar muchas escaleras, así que vayan con ganas de caminar, y, sobre todo, sean conscientes de que van a sudar muchísimo, pues el clima es muy pero muy húmedo y se suda solo de salir a la calle. Lo digo en serio. Sufrí por esto todo el viaje, en todos los lugares en los que estuve.
El recorrido duró una media hora, y el guía nos llevó por las tres galerías donde había muchísimas estalactitas y estalagmitas de miles de años de edad. Muchas de las piedras adentro tenían formas, además de la nada interesante del miembro masculino. Había un Buda, un elefante, un ave y muchas otras.
Para mis paisanos y paisanas que conozcan las grutas de Cacahuamilpa de Guerrero, fue algo muy parecido, solo que mucho pero mucho más pequeño.
Después del recorrido en el interior de la cueva, salimos todos sudorosos y todas sudorosas y regresamos al barco. Nuestro siguiente destino sería el paseo en kayak o en bote de bambú, pero tendrán que esperar un poco si desean cómo continuaron estas aventuras en la bahía de Ha-Long, pues podrán leerlo hasta la próxima entrada. Si quieren saber qué pasó después, ¡no se queden con la duda! La última parte sobre mi viaje a la bahía de Ha-Long ya está disponible, basta con que den click a este link.
¡Gracias por su atención y hasta la próxima!
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