Viaje a Ninh Binh
Viaje a Ninh Binh
¡Hola a todas y todos! Hoy les quiero hablar del lugar que más disfruté de mis aventuras en Vietnam, un lugar que parece sacado de una película, con una historia milenaria y sobre todo con paisajes sorprendentes: Ninh Binh. Es una provincia que se encuentra en el norte del país, muy cerca de Hanoi, por lo que es muy común que se ofrezcan tours de uno o más días saliendo desde aquí.
Yo contraté mi tour en la página de tripadvisor por poco menos de cuarenta dólares, y valió muchísimo la pena. De todas maneras, imagino que se pueden encontrar tours más baratos, y mientras incluya los lugares que detallaré a continuación, les aseguro que les encantará.
Templo de Hoa Lu
Después de poco menos de dos horas en autobús desde Hanoi (me recogieron en mi hostal, como hacen todos los tours que se contraten que salgan de Hanoi) llegamos a la primera parada, que es el templo de Hoa Lu, restos de lo que fue la primera capital de Vietnam. El guía nos contó un poco de su historia: en el siglo X, cuando el gran héroe y emperador Dinh logró unificar al país después de vencer a sus enemigos (los chinos), erigió en este lugar la primera capital.
Hoy quedan algunos templos (budistas) y las dos tumbas del gran héroe. Son dos tumbas porque se pensó que la primera era muy pequeña y se decidió hacerle una segunda más grande y adornada. Estos fueron los primeros templos budistas que visité en mi viaje a Vietnam y me parecieron muy interesantes por lo diferentes que son de los templos que conozco, que son, desde luego, católicos.
No solo la arquitectura es diferente, sino toda la disposición de lo que hay en el interior. Hay una figura del héroe al que se le rinde homenaje, y la gente le lleva ofrendas diversas. El guía nos explicó que anteriormente se le llevaban animales (no especificó si vivos o muertos) como pollos o gallinas, pero recientemente lo que se le suele ofrendar es cerveza y galletas, por lo que es normal encontrar pilas de cerveza adentro de los templos.
Cueva de Mua y Montaña del Dragón
Después de visitar la primera capital de Vietnam, fuimos a un lugar que se encontraba a unos diez minutos o incluso menos: la cueva de Mua. Este es todo un complejo (dentro hay restaurantes y alojamiento, además de los atractivos) en el que hay varias cuevas y montañas. Nosotros visitamos una gruta o cueva grande cuyo nombre no recuerdo, en la que sinceramente no había mucho que ver además del lodo. Lo bonito era lo que venía después: escalar quinientos escalones hasta la punta de la Montaña del Dragón para tener una de las vistas más bellas de todo Vietnam.
Sí es bastante cansado subir, sobre todo tomando en cuenta que es un lugar tan húmedo que es imposible llegar seco o seca hasta la punta. Cuando yo fui, tuve la fortuna de tener un clima excelente: estaba totalmente nublado y por lo tanto el calor del sol no hizo todavía más caliente el clima, pero para quienes vayan en días soleados les advierto que seguramente sufrirán mucho más esa subida. A pesar de todo, no se den por vencidos, que la vista de verdad es espectacular y vale cualquier esfuerzo.
Durante la subida, hay un punto en el que se bifurca el camino y se debe de decidir a cuál de las dos puntas de la montaña se quiere subir. Yo no sabía cuál elegir y me fui por la derecha, pero en ese momento me gritó mi guía y me dijo que el que había tomado era el camino más fácil, pero el más bonito era del otro lado. Así que les recomiendo tomar el camino de la izquierda, por duro y difícil que sea.
Cuando por fin lleguen hasta la punta, se darán cuenta de que cada escalón valió la pena y tendrán delante de ustedes uno de los paisajes más bonitos de Vietnam. Al menos eso me pareció a mí. Hay un quiosco de estilo asiático (con estilo de pagoda, para que me entiendan) desde el que pueden tomar muy buenas fotos, pero todavía se puede ir más arriba.
Yo subí con mucho cuidado adonde está el dragón. En esta parte ya no hay escalones, sino piedras, y no hay ningún barandal de dónde agarrarse. Esta parte me dio algo de miedo porque era sumamente peligroso, pero de todas maneras me atreví a seguir subiendo porque quería tener una mejor vista de la estatua del dragón que corona a la montaña y le da el nombre. No pude subir hasta donde estaba el dragón porque ya había gente ahí arriba y era peligroso, pero lo admiré desde lo más alto que pude y admiré la maravilla de paisaje que tenía ante mí: el río acompañado a cada lado de verdes montañitas y arrozales. Uno de los paisajes más bonitos que he visto en toda mi vida, en realidad.
Advertencia: Les aconsejo que tomen sus precauciones y vayan siempre mirando por donde pisan cuando suban la montaña, pues son escalones irregulares y en algunas ocasiones hasta resbalosos.
Paseo en bote por Tam Coc
Después de escalar la montaña del dragón fuimos a comer. La especialidad de la región es la carne de cabra, y en cualquier lugar se come muy rico. En general todos los tours tienen incluida la comida. Después de comer fuimos al lugar desde donde salen los botes para dar el paseo por el río Ngo Dong en la zona de Tam Coc.
Los botes, o más bien pequeñas balsas, tenían espacio para dos personas además del conductor: una adelante y una en medio. El conductor va siempre hasta atrás. A nosotras nos tocó como conductora una señora de más de setenta años, que a pesar de su sorprendente energía y su experiencia desde luego que se cansó (fue una hora de paseo y por lo tanto una hora de remar), así que al final nos pidió que la ayudáramos con unos remos extra que traíamos. De haber sabido que traía esos remos extra la hubiéramos ayudado desde antes. La pobre mujer fue muy amable conmigo y con mi compañera, nos prestó su sombrero típico triangular para que nos tomáramos fotos, y a pesar de que no hablaba ni una palabra de inglés siempre fue muy amable y sonriente y encontró maneras muy amables de hacerse entender cuando era necesario.
Algo que me pareció muy sorprendente y peculiar es la manera en que reman, pues lo hacen con los pies, lo que les permite tener las manos libres para sostener una sombrilla, abanicarse, comer, o simplemente detenerse del asiento. Tienen tal destreza para remar con los pies, que todos los turistas quedábamos impactados al ver a todos los conductores.
Además de esa peculiaridad, otra cosa que me sorprendió de este paseo fue la belleza del paisaje. Estábamos ahora navegando el río que poco antes yo había visto desde las alturas. Ahora veía desde abajo esas miles de montañitas tan verdes y típicas, y no podía más que sentirme inmensamente enamorada de este paisaje magnífico e indescriptible.
En el camino hay algunas personas en balsas que ofrecen fruta y refrescos a los turistas que van navegando. Eso fue lo más cercano a un “mercado flotante” que vi. También hay personas que te toman fotos, así que recomiendo no sonreír cuando las vean si no quieren que los persigan para venderles una foto.
Este paseo fue uno de mis momentos favoritos de todo el viaje, pues estuve en medio del paisaje que más me había gustado, escuchando nada más que el sonido de los remos contra el agua. Fue simplemente hermoso y maravilloso.
Les recomiendo que lleven suficiente cambio para dar una buena propina a sus conductores, pues es un trabajo sumamente cansado para ellos, y en algunos casos, como en el mío, es gente mayor que de verdad debe tener una gran necesidad para seguir trabajando así a su edad. Mejor no escatimen la propina con estas personas.
Paseo en bicicleta por los arrozales
La última actividad del día fue un paseo en bicicleta en medio de los campos de arroz. A pesar de que no soy muy buena andando en bici porque hace mucho que no lo practico, disfruté muchísimo de este paseo como de todas las otras actividades del tour. El guía nos llevó por la carretera y luego por una vereda un poco más difícil de transitar, pero que ofrecía mejores vistas. El recorrido duró más o menos media hora y pudimos apreciar los mismos paisajes montañosos y los cultivos de arroz, pero ahora desde un medio de transporte diferente.
Me encantó toda esta experiencia y la gran variedad de actividades que ofrecía mi tour. Si volviera a Vietnam (que creo que no pasará), volvería a hacer este tour definitivamente. Las vistas fueron inmejorables, la comida deliciosa y la oportunidad de ver un paisaje tan verde, tan natural y tan distinto de lo que se ve en otros lados fue única. ¡Toda persona que pase por Hanoi debe ir a Ninh Binh a disfrutar de este pedazo de naturaleza tan espectacular!
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