Diario de Trieste: día 1
¡Hola a todos! Si habéis leído mi último post sabréis que estoy de vacaciones con mi amiga en Trieste, una ciudad italiana cerca de las fronteras con Eslovenia y Croacia. Es un lugar como ningún otro, ¡y hoy os voy a contar mis experiencias a modo de diario!
9:00
¡Arriba! Nuestro tren llegó muy tarde por la noche, pero milagrosamente hemos resistido la tentación de quedarnos en la cama y vamos a salir. ¡Nuestro apartamento en Airbnb es encantador! Está un poco alejado del centro, pero en una zona segura y con una decoración muy bonita. ¡Enseguida os cuento más!
12:45
Ha pasado un buen rato, ¡pero no he tenido ni un momento para escribir desde esta mañana! Nuestro día no es que haya empezado de maravilla, hemos tomado un camino mucho más largo de lo necesario para llegar al centro. Aunque no ha estado tan mal, hemos visto un parque para perros adorable y algunos edificios de cristal interesantes por el camino.
Bueno, ¡al final hemos llegado y nos lo hemos pasado bien! Empezamos pasando por la Piazza Attilio Hortis, una magnífica plaza con árboles, lo único malo fue una rata que vimos correteando por allí. Estaba rodeada de casas coloridas y llena de gente tomando un poco el sol. En la esquina encontramos un pequeño mercado de domingo con puestos que vendían de todo, desde coches de juguete hasta lámparas antiguas. Me habría comprado algo si no fuera porque el límite de peso de equipaje de Ryanair me lo impedía.
Después de pasear un poco por la playa y admirar los yates alineados en el muelle decidimos ir a ver el acuario de Trieste. Qué alegría cuando nos enteramos de que, como era el primer domingo del mes, la entrada era gratis. Pasamos por varias salas, admirando a las criaturas marinas en el piso de abajo y reptiles, anfibios y adornos hechos de conchas en el primer piso. Todo bien hasta que mi amiga me recordó la escena de la serpiente en Harry Potter.
Ahora estamos esperando a que llegue nuestra comida en... (redoble de tambores) ¡un restaurante chino, Grande Shanghai! Sé que es un pecado comer cualquier cosa que no sea comida italiana estando en el país, pero no nos hemos podido resistir. Ya os contaré qué tal ha ido la comida a ver si ha merecido la pena el crimen. Mientras tanto, echad un vistazo a las vistas tan encantadoras que teníamos del parque de al lado.
13:30
¡La comida ha estado genial! Entre las dos nos hemos pedido gambas rebozadas, gambas cocinadas en té verde, fideos con ternera y verduras y fideos con marisco. Ahora estamos llenas, pero por suerte nuestra siguiente parada está a unos doscientos metros.
15:10
Hemos pasado una hora fantástica en el museo principal de Trieste de arte moderno, el Museo Rivoltella. Hemos visto un montón de exposiciones diferentes en las maravillosas salas del palacio, desde cuadros hasta esculturas. Si alguna vez me vuelvo rica y famosa, me inspiraré de ahí para el diseño de interiores. Al final de la visita disfrutamos de un paseo por la escalera de fuera, desde la que teníamos unas vistas maravillosas de la ciudad.
Ahora, aunque antes hacía muy buen tiempo, ha empezado a llover. Nos hemos refugiado en el portal del museo, pero tendremos que salir tarde o temprano. ¡Os avisaré cuando lo haga!
15:20
Bueno, chicos, al final solo hemos tenido el valor de andar cinco metros bajo la lluvia hasta un bar al otro lado de la calle del museo: Penso Caffè e Gelateria. Mi amiga ha sido tan amable de invitarme a un Aperol para celebrar que había terminado un trabajo importante de la universidad. Cómo echaré de menos estos refrescos cuando vuelva a Inglaterra en unos días. La ronda de mañana de bebidas de celebración corre a mi cuenta, ¡mi amiga se acaba de enterar de que ha aprobado todos sus exámenes finales!
19:30
Ya es mucho más tarde y estamos de vuelta en el piso, a punto de preparar la cena. ¡Aquí os dejo lo que hemos hecho el resto del día!
Cuando paró de llover fuimos a ver la plaza principal de Trieste, la Piazza dell’Unità. Nos impactó lo grandiosos que son los edificios, además de la enorme bandera italiana que habían izado para celebrar el Día de la República (una fiesta nacional del 2 de junio).
Llegamos entonces hasta el famoso Gran Canal, que es lo que sería la cara de la ciudad: lo hemos visto en todas las guías de viaje que hemos leído sobre la ciudad. El paisaje era igual o más impresionante en persona, nos impactó sobre todo la iglesia de Saint Spiridione Taumaturgo y sus grandes columnas en el este.
Después cruzamos la calle principal a lo largo de la costa y llegamos hasta el final del Mole Audace, un muelle en concreto con unas vistas fantásticas de la costa y el océano. En el poco rato que estuvimos allí, el cielo cambió drásticamente de gris oscuro a azul claro, así que tuvimos suerte y pudimos ver dos perspectivas diferentes en un solo viaje. Quizá el momento más divertido fue cuando vimos a una gaviota muy astuta abrir una bolsa de patatas y cogerse una cuantas para merendar. ¡Desde luego se notaba que pasaba por allí a menudo!
Pasamos del agua a las ruinas antiguas: nuestra siguiente parada era el Teatro Romano, un viejo anfiteatro romano a un lado de una calle muy transitada. Por desgracia no pudimos entrar, pero era increíble incluso desde lejos. Además, nos impresionó lo bien preservado que estaba.
Esto estaba al pie de una colina en la que estaba la catedral de Trieste, la catedral de San Giusto Martire y su correspondiente castillo, el castillo de San Giusto. Para entonces ya estábamos reventadas, pero decidimos que, ya que estábamos allí, iríamos. Subimos jadeando todo el camino, pero sin duda lo que nos esperaba en la cima hizo que mereciera la pena. De hecho, la basílica era extraordinaria: un poco simple por fuera, pero dentro había unos mosaicos increíbles que relucían a la luz del atardecer. Además, aquí fue donde vi la que probablemente sea la fuente más bonita del mundo.
Decidimos que no íbamos a ver el castillo, que encima creo que estaba cerrado, pero sí que nos dimos una vuelta rápida por su impresionante exterior y por el parque de al lado. Antes de bajar echamos un vistazo a la ciudad desde arriba, probablemente las mejores vistas de la ciudad que habíamos tenido en todo el día.
De vuelta a casa hemos pasado por un montón de sitios y de monumentos encantadores. El primero ha sido el Giardino di Via San Michele, un parque verde con distintos niveles. La terraza junto a la entrada superior era un punto de observación estupendo.
También vimos el Arco di Riccardo, un arco antiguo que se cree que fue una puerta a la ciudad romana. Es fascinante ver esta estructura milenaria rodeada de casas muchísimo más modernas, pero supongo que es lo menos que puedes esperar cuando estás en Italia.
Una última cosa que merece la pena mencionar es el Parco della Rimembranza, un parque en la cima de la colina de San Giusto construido para conmemorar a los soldados caídos durante las guerras mundiales. La subida fue bastante difícil (nos perdimos y básicamente subimos la misma colina dos veces) pero era o esto o pasar por un túnel oscuro por debajo y abarrotado de tráfico. Me alegro que de escogiéramos la opción más agotadora, este espacio verde (sobre todo los monumentos conmemorativos) parecía importante.
Y ahora, después de casi veinte mil pasos, ¡estamos de vuelta en el apartamento! No puedo esperar para explorar algo más de la ciudad mañana. ¡Estad atentos para no perderos lo que hagamos mañana!
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: The Trieste Diaries: Day 1
- Italiano: I diari di Trieste: giorno 1
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