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Viaje a Temka, en Tiflis, Georgia


¡Hola a todo el mundo! Espero que estéis muy bien. Hoy me gustaría compartir aquí la interesante experiencia que tuve durante mi primer año en Tiflis, Georgia.

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¿Alguna vez has hecho planes de viaje al simplemente mirar algún punto en el mapa? Si no te ha pasado nunca, tendrás que creerme cuando te cuente que a mí me pasó algo así y resultó ser una experiencia que nunca olvidaré. Fue un viaje muy interesante por la ciudad y lo pasamos súper bien explorando un lugar prácticamente desconocido. La idea de visitar este lugar nos vino a la mente mientras mirábamos el mapa en Google Maps. Vimos la reserva de agua en el mapa y al aumentarlo, por fin pudimos leer "Tbilisis Sgva", es decir, "mar de Tiflis" en español. Es conocido por ser un enorme lago artificial de unos 8 km de largo. También sirve como una importante reserva de agua para la ciudad. De repente nos empezó a interesar la idea de conocer un mar artificial, planeamos la visita a este lugar y esperamos al siguiente fin de semana.

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Era un cálido día de primavera y mis amigos y yo decidimos viajar al mar de Tiflis. Preguntamos bastante a cerca de este lugar a varios compañeros de la universidad pero por lo visto no sabían nada relevante sobre el lugar. Al fin, una compañera nos comentó que para visitarlo teníamos que tomar un bus desde la parada de metro llamada Girmagle, aunque olvidó el número. Todos nos reunimos a las 10 de la mañana en la estación de metro que había cerca de mi casa y ninguno de los ahí presentes llevaba equipaje alguno. Entramos en el metro y aparecimos en la estación de Girmagle 30 minutos después. Subimos después a la calle, donde vimos una parada de autobuses. Había un montón de autobuses que llegaban y otros que salían de la estación pero en realidad no sabíamos el bus que debíamos tomar, así que empezamos a preguntar a todos los buses que paraban. Incluso intentamos leer os carteles escritos en georgiano para saber si alguno de los vehículos iban hacia el mar de Tiflis. Entonces le preguntamos a un pasajero que estaba esperando al bus en la misma estación y nos explicó que el número 61 llega ahí, ¡por fin sabíamos nuestro número!

Estuvimos esperando al bus durante casi una hora pero ningún bus apareció. Nos cansamos de estar de pie y seguimos preguntando por nuestro destino ahora también a las marshruthkas, un tipo de transporte público típico de Georgia muy parecido a una furgoneta. Por fin, el conductor de una de las marshruthkas en las que preguntamos nos dijo que se dirigía hacia la ruta del mar de Tiflis y nos invitó a entrar. Nos alegramos mucho de que por fin hubiéramos encontrado la manera de llegar. El viaje fue algo largo, unos cuarenta minutos hasta que llegamos a nuestro destino. El conductor paró en un punto y nos dijo que habíamos llegado, nos señaló unas escaleras que teníamos en frente y nos dijo que subiéramos por ahí. Después, el vehículo se fue y empezamos a caminar. Subir era costoso, ya que había bastante pendiente porque subíamos una colina y llevaríamos más de cien escalones. Cuando por fin terminamos nos encontramos en una carretera principal. Justo en frente de nosotros estaba la reserva de agua que llaman el mar de Tiflis, ¡conseguimos encontrar algo nuevo en Tiflis! Era un lago enorme, en él la gente puede nadar y disfrutar del baño durante el verano. Cruzamos la carretera y pronto nos encontramos a orillas del mar.

Anduvimos por un camino que nos llevó hasta muy cerca del agua. El fuerte viento creaba pequeñas olas en el lago. Al ser primavera, el nivel de agua era alto y el guardia no nos dejó meternos. Solamente podíamos admirar la belleza del lugar desde lejos. Por eso, volvimos a este lugar en verano para poder disfrutar del baño de este genuino mar. En esa ocasión incluso pudimos jugar en el agua, aunque, increíblemente, estaba muy fría a pesar del sol del verano. Ahora ya sabéis que los teflisenses no necesitan viajar hasta muy lejos para poder broncearse en verano, pues tienen su propia costa de interior. Como esta parte de la ciudad está ubicada en en una altitud un poco más alta que el resto de la ciudad, es algo más cálida. Volviendo a nuestra primera visita, nos sentamos en un banco que había en la orilla y nos quedamos admirando la belleza de esa maravilla. Al rato pensamos en irnos, ya que no teníamos mucho más que hacer.

Según nos dirigíamos de vuelta a la carretera vimos que, en lo alto de la colina destacaba un monumento precioso. Inmediatamente decidimos que tocaba continuar con nuestra exploración y continuamos escalando la colina en vertical para llegar a nuestro nuevo destino. Todo lo que podíamos ver desde abajo eran varios pilares de roca plantados en la cima de la montaña. Había varios obreros trabajando en la carretera y empezaron a gritarnos en cuanto nos vieron dirigiéndonos hacia la cima, seguramente porque era un esfuerzo absurdo. De todas formas, no les hicimos caso porque no entendíamos lo que nos decían. Al principio el camino era fácil, pero según nos acercábamos a la cima, el terreno empezaba a ser más escarpado e incluso más resbaladizo; y cuando intentábamos posar el pie sobre alguna superficie, se nos resbalaba. Costosamente llegamos a la cima y desde ahí el mar de Tiflis se veía precioso. El agua azulada rodeada de una naturaleza verde y frondosa nos brindaba una imagen realmente hermosa.

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Nos encontramos en la cima de la montaña y en ese momento teníamos que caminar a través de un estrecho caminito para llegar a la entrada de este precioso lugar. Este lugar se llama Temka y solo llegamos a saber su nombre varios días después. La carretera hacia Temka solo estaba a unos metros de distancia de donde habíamos empezado a escalar la colina. Entonces comprendimos lo que los trabajadores nos estaban diciendo. Pero bueno, ya estaba hecho. Nos dirigimos hacia la construcción, en cuyo suelo había varias inscripciones en georgiano y detrás unos pilares de varios metros de algo. Los pilares tenían varias imágenes de Jesucristo talladas en ellos. Por lo que pude imaginar, cada imagen retrataba un momento distinto en su vida. Caminando por entre los pilares llegamos hasta la parte trasera del lugar, donde se encuentra una iglesia. La iglesia estaba cerrada y nunca la he visto abierta en ninguna de las distintas ocasiones que me he desplazado hasta ahí. Hicimos fotos muy bonitas.

En la parte de la iglesia es donde está el muro del recinto, bajo el aparece un camino con el que se une a la iglesia. Y justo al lado del camino está ladera bajo la cual aparece, en miniatura, la gran ciudad de Tiflis. En la otra parte de la iglesia y apoyados en otro de los muros del recinto, podríamos ver de nuevo el mar de Tiflis. Estábamos muy contentos de haber encontrado un lugar tan increíble en la misma ciudad de Tiflis. Según nos acercábamos a los pilares vimos que aparecían unas escaleras ascendentes a ambos lados. Subimos las escaleras y de repente estábamos sobre este increíble monumento. El viento soplaba tan fuerte que casi nos tumba ahí arriba. Bajo las escaleras había una hilera de estatuas de varios metros de alto que, pensamos, serían retratos de distintos santos. Cada una de las esculturas muestra un símbolo diferente en su mano. De verdad que, a pesar de que era un lugar precioso, no sabíamos la existencia de este lugar hasta que nos encontramos ahí.

Estuvimos ahí un buen rato los amigos, hablando y jugando y conocimos a una familia local. Parecía que fueran algo inestables, a veces bailaban o hacían cosas algo fuera de lugar. Querían hacerse una foto con nosotros y accedimos con gusto. Después, la familia continuó su camino y nosotros empezamos a bajar las escaleras para salir de Temka, todo muy razonable, no como a la subida. Desde las escaleras, el recinto se veía alucinante y de verdad que nos perdíamos mirando asombrados la elegancia de la moderna obra de arte.

Cuando llegamos a bajar todas las escaleras ya era casi de noche y queríamos volver a casa cuanto antes porque quizá sería difícil encontrar un bus de vuelta si nos entreteníamos mucho más. Pudimos ver una parada de autobús en la distancia desde donde estábamos y pensamos que el bus que pasara por ahí podría llevarnos al centro de la ciudad. Pero la parada estaba muy lejos todavía cuando vimos que se aproximaba un bus. Pensamos que si perdíamos ese bus tendríamos que bajar hasta donde nos había dejado el conductor de la marshruthka por la mañana. Así que echamos una carrera hasta la parada de autobús. A la de tres empezamos a correr y por suerte uno o dos de nosotros alcanzó a llegar al bus a tiempo y pidió al conductor que esperara mientras los demás llegaban. El conductor era un buen tipo y esperó a que todos nosotros subiéramos al bus. Una vez todos estábamos a bordo, el bus marchó. Nos llevó desde la orilla del mar de Tiflis hasta el lugar en el que empezamos el día.

Por lo visto, el gobierno está llevando a cabo algunos planes para trasladar al zoo de la plaza Héroes hasta el mar de Tiflis y hacer crecer esa zona con restaurantes y otros complejos. También hay planes para construir un safari dentro del zoo, una vez se haya construido. Todos estos planes pertenecen a un mismo proyecto que se conoce como la construcción de la Zona Recreativa de Tiflis. El proyecto también incluye un centro de deportes acuáticos. Como cualquier otro ciudadano, estoy emocionado con el proyecto y esperando a que por fin se desarrolle en este maravilloso lugar. Bajamos del bus y entramos en la estación de metro. Cogimos un tren para volver a casa y, al llegar, les contamos la experiencia del día a los amigos que no se habían unido a nosotros en aquella excursión. Todos teníamos mucha hambre, ya que no habíamos tomado nada durante el camino y cenamos hasta reventar para después irnos a dormir. Estoy seguro de que todos nos dormimos nada más tocar la almohada.

Tras dormir un rato y descansar revisamos todas las fotos que habíamos tomado durante nuestra excursión. La verdad es que, aunque al lugar le falten atracciones turísticas, es un buen sitio para visitar y pasar un buen rato entre amigos. De hecho, volvimos varias veces. Cada vez que visito Tiflis Temka me vuelvo a casa con algún nuevo recuerdo. Es un lugar fascinante, ubicado en las afueras de Tiflis. Además, para visitar este lugar de culto no es necesario invertir más dinero de lo necesario para el transporte. Resultó que el lugar se hizo conocido en nuestra universidad, sobre todo entre los alumnos internacionales, y sentíamos un poco como si hubiéramos sido los descubridores de aquel lugar tan precioso.

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Recomiendo de veras viajar a este hermoso lugar; sobre todo durante los meses de verano más que en invierno si lo que quieres es disfrutar del día. Nuestra experiencia fue muy emocionante, ya que empezamos nuestra excursión con no mucha más información que un nombre y la acabamos habiendo descubierto dos lugares extraordinarios que visitar en Tiflis.

Muchas gracias por vuestra paciencia leyendo mi historia. Si tenéis algún comentario o alguna pregunta que hacerme, no dudéis en dejármelas en los comentarios.

De momento, ¡hasta mi próximo post! Seguid sonriendo y ¡saludos!


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