Este antiguo monasterio se encuentra en Padise, perteneciente al condado de Harju, apoco mas de una hora de distancia de la capital, Tallin.
Este monasterio lleva en pie desde 1310, siglos despues se convirtió en un fuerte y tras esto en una casa de campo, a dia de hoy son unas ruinas que se pueden visitar libre y gratuitamente.
El monasterio por dentro es mas grande y alto de lo que parece, puedes explorar todos los recovecos subiendo y bajando sin saber exactamente por donde te estás metiendo y acabaras saliendo a una gran sala de misas o a un gran patio en ruinas reforzado con estructuras de madera, es interesante recorrerlo entero fijandote en los detalles, pues cuenta con unas preciosas bovedas y arcos apuntados así como una trabajada decoración en los capiteles, la construcción con piedra le da el toque caballeresco de las peliculas qu tanto gusta ver.
Si quieres, puedes prepararte para subir escaleras y poco a poco veras como asciendes mas de lo que pensabas hasta llegar al interior del tejado del monasterio, donde verás la esructura interior de una manera impresionante, esto te permitirá acceder a través de varios andamios de madera a una escalera de caracol que podrás subir con la ayuda de una cuerda, así llegarás a la torre, esta cuenta con unas vistas preciosas y es suficientemente espaciosa como para albergar a más de 20 personas a la vez, al estar más alto de lo que parece te sorprenderá y no dudarás en sacar alguna foto
El Monasterio esta rodeado por una preciosa explanada verde llena de pequeños lagos y un gran restaurante con una terraza bastante relajante, el entorno por lo tanto, ayuda bastante a acomodar la visita, eso sí antes de llegar, si vas andando, tendrás que cruzar unas casas aparentemente abandonadas de la epoca soviética que te harás sentir como en un decorado de una película sobre la guerra fría.
En sí es una visita que recomiendo, yo fuí en un intercambio de Erasmus+ por lo que también fuí con gente nativa de Estonia, por lo visto no es un punto muy concurrido por lo que es poco probable que encuentres mucha gente o te sientas incomodo, en todo el transcurso yo solo me crucé con dos personas. Lo bueno del monasterio es que el interior está al aire libre, por lo que puedes relajarte con tus amigos y comer algo tranquilamente rrodeado por preciosas ruinas de hace siglos.