Inspiración marítima
El viajero del Sol se enfrenta al océano Atlántico y al monte Esja, al norte de Reykjavik. Lo encontraréis bordeando la orilla partiendo de la Ópera.
La escultura metálica recuerda a un drakkar viking (barco vikingo). Girado en dirección del agua, invita a observar el horizonte y alimenta pasiones marítimas insospechadas. Habréis completado la visita rápidamente, pero opino que vale la pena sentarse unos minutos en las escaleras o en las rocas vecinas, los pies colgando en el vacío, y constatar que nos encontramos en Islandia.
Los alrededores del océano son, asimismo, muy agradables para pasear. En las rocas que descienden hacia el agua, os podréis interrogar sobre las leyes de la gravedad observando los "land art" rocosos creados por los habitantes.
P. D. Numerosos turistas escalan sobre la estructura para tomar fotos como si fueran vikingos. Si podéis, no los imitéis. Sería una lástima dañar este bonito lugar.
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