Mi primer día en Reykjavik

Después de tanta espera con ilusión, la experiencia estaba a punto de comenzar.

Ya me había ido despidiendo de mis familiares y amigos y mi viaje de ida lo pasé viendo una película.

En el aeropuerto de Reykjavik todo funcionó perfecto, pero sin duda lo más importante fue que mis maletas llegaron sin problemas. Después me desplacé a la ciudad en autobús y una vez allí me encontré con mi casero, quien me estaba esperando en la estación.

Él y su mujer (Birna) me enseñaron su pequeña casa, allí también estaban mi compañera de piso Marguerite y su novio. Como ella ya llevaba algunos día en la ciudad fue ella la encargada de mostrármela.

El primer día me di cuenta de que las tiendas cerraban justo a las 6 de la tarde, ¡por suerte me dio tiempo a comprarme los primeros víveres! Aunque no tenemos cocina propia podemos usar con libertad la cocina principal de la casa.

Hoy fui a registrarme a la uni, ¡y los primeros días aquí puedo definirlos como muy positivos!

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