Primeras impresiones de Lisboa

Olá da boa Lisboa! ¡Hola desde Lisboa!

Ya hace dos semanas que estoy aquí, pero no encontraba el momento de ponerme a escribir, tengo demasiadas cosas que hacer. Claro, ¡la vida Erasmus es así!

Llegada:

Os quería hablar de mi primera impresión de esta nueva etapa de mi vida. Esta es la primera vez que vengo a Portugal y, por lo tanto, a Lisboa. Afortunadamente, no es la primera vez que paso un periodo largo de tiempo en el extranjero, y por eso me ha parecido todo más fácil y he tenido menos miedo. Me fui de Alemania el sábado 3 de septiembre, con una maleta de 23 kilos y otra de 7 (sí, necesitas esa cantidad para irte un cuatrimestre al extranjero, sobre todo si te pilla el cambio de tiempo), y dio comienzo mi viaje a Portugal. Aterricé sobre las dos de la tarde en el aeropuerto de Humberto Delgada, en Lisboa, y me recibió el sol y una temperatura de 30 ºC. Después cogí un taxi (que sabía que era demasiado caro, pero no tenía otra opción), y de ahí viene el consejo que tengo para vosotros: informaos y hablad con antelación del precio con el conductor. Que te cobren 15 € por una carrera de 10 minutos en Lisboa es demasiado. De todas formas, llegué a mi nuevo apartamento, donde conocí a la cuñada de mi casera. Me dio las llaves y me enseñó el apartamento mientras me explicaba todo lo importante. Hablaba muy rápido en portugués y, tras unas cuantas frases, me preguntó: "pero... hablas portugués, ¿no? ", le respondí que sí, pero que no tan rápido, y que entendía mucho mejor de lo que hablaba. Era muy amable, pero al cabo de unos minutos, me dejó sola.

Vivo en un piso compartido con dos chicos y dos chicas, todos portugueses. Como cuando llegué todavía no había empezado la universidad, solo vi a uno de ellos, era muy simpático y me explicó dónde podría ir a hacer las compras, pero después se fue a visitar a su familia, así que me quedé completamente sola y, al principio, un poco desconcertada. No sabía qué hacer, y no me esperaba que me pasara eso. Daba por supuesto que conocería a alguien que pudiera ayudarme a comenzar mi vida aquí, pero la verdad es que nunca pensé que podría estar sola.

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El apartamento:

Al rato, empecé a deshacer las maletas y a ordenar mi habitación y mis espacios privados. El apartamento está bien y es grande. Tenemos una cocina con una mesa pequeña, una cocina de gas, y cada uno tiene su propia balda para la comida. Además, tenemos un salón y un comedor con sofá y televisión, además de un pequeño balcón, pero da a la carretera y a la parte norte de la casa. Comparto un baño con otra chica, una tiene uno para ella sola, y los chicos comparten otro. Mi habitación es muy luminosa, cómoda, y tiene una cama, un armario pequeño, una estantería, un escritorio y todo lo que pueda necesitar. Mi casera ya me ha traído toallas, almohadas, sábanas y colchas, para que no tuviera que ir a comprarlo el primer día.

De todas formas, todavía tenía que pasarme por el supermercado. Una vez allí, descubrí una parte de la cultura portuguesa: en el supermercado hay muchísimas opciones de cafés, y al principio no podía encontrar los tés. Me pasé un buen rato buscando, y solo encontré té de dos tipos, aunque eso era mejor que nada. Encontré el resto de cosas que necesitaba, y la gente portuguesa era muy amable y estaba dispuesta a ayudarme. Una vez volví a casa, quise meterlo todo al frigorífico, pero cambié de opinión en el último momento y lo limpié antes de nada. Supongo que, en verano, los demás no habían estado casi nada en el piso y se olvidaron algunas verduras, que ya habían empezado a pudrirse. Lo limpié todo, y así se quedó. Lo único malo de mi apartamento es el ruido de los aviones, que se escucha muchísimo desde mi habitación. Se ve que la mayoría de la ciudad está igual, porque el aeropuerto está muy cerca. Tendré que acostumbrarme.

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Mi baño.

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Mi habitación.

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Mi habitación.

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Las vistas desde mi habitación y desde el balcón.

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La cocina.

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Las vistas desde la cocina.

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El salón.

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Las vistas al parque.

Poniéndolo todo en orden:

Como ya tengo experiencia con empezar mi vida en el extranjero, fui directa el primer día a hacerme el abono de metro, que se llama Lisboa Viva Verde. Tienes que pedirlo para que te llegue en diez días, y cuesta 5 €. También puedes pedir el abono urgente en algunas estaciones, que cuesta 12 € y llega al día siguiente. Eso es lo que hice yo. Solo tienes que rellenar un formulario, que es un poco complicado, porque te piden un montón de información, como el número de identificación fiscal y el número de la Seguridad Social. Conseguí hacerlo todo en portugués, y me sentí bastante orgullosa de mí misma. Además, compré una tarjeta SIM de la compañía NOS. Entre las tres tarifas que me ofrecía mi tarjeta WTF elegí la más baja, que cuesta unos 8 € y algo al mes. Con ella, tienes acceso gratuito a redes sociales, 500 megas de datos adicionales, SMS ilimitados y 500 minutos de llamadas nacionales. También me inscribí en la ESN (la red internacional de estudiantes Erasmus), que está en muchas ciudades del mundo. Unas semanas después, me apunté a la organización regional Erasmus Life (ELL), es la mejor forma de conocer gente.

Los primeros días, haciendo amigos:

Eso, por ejemplo, no fue nada complicado. La primera noche, quedé con las chicas australianas que había conocido en el avión. Solo se quedaban una semana de vacaciones, pero daba igual, nos lo pasamos bien. Al día siguiente, me fui a un evento Erasmus, que era un viaje a Belém, donde conocí a un montón de gente simpática. Empezamos a quedar a menudo, hacíamos muchas cosas juntos, y sufrimos los 40 ºC de la primera semana. Como soy alemana, no estaba acostumbrada a tanto calor, pero incluso los españoles, los griegos y los marroquíes se estaban quejando. Hasta llegué a quemarme en la playa, a pesar de haberme echado protección del 50. Ya ha refrescado un poco, estamos a unos 25-30 ºC, que es mucho más agradable.

Me encanta la ciudad. Es verdad que solo hay cuatro líneas de metro y que no te lleva a todos sitios pero, cuando pase eso, es tan fácil como coger el tren, el bus (aunque creo que van y vienen cuando quieren), o ir a pie. Lisboa no es muy grande, y hay muchos sitios de interés a los que puedes llegar andando. No tienes por qué ir con prisa o empezar con mucha antelación. Como vivo en las afueras, tengo que coger el metro para llegar al centro de la ciudad, pero, una vez allí, camino bastante. Lisboa es una ciudad preciosa con mucho que ver y hacer, pero escribiré de ese tema más en profundidad en otro momento.

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La universidad:

Desde el principio, me sorprendió y me impresionó un montón todo lo que nos ayudaban en la universidad. Nos mandaban correos con la información de todas las clases y las opciones de alojamiento, e incluso te preguntaban en varias ocasiones si ya lo tenías todo solucionado. Además, al llegar no hubo ninguna complicación, y todo el mundo era muy simpático. No tuve problemas con el acuerdo académico, con el certificado de asistencia ni con los horarios. Podemos apuntarnos a las clases que queramos y, aunque todavía no es seguro, probablemente me apunte a tres o cuatro clases, que se dan dos veces a la semana. Los profesores son simpáticos y tienen un buen método para dar clase. Además, están muy atentos de los estudiantes Erasmus e intentan integrarlos en las clases. La universidad empezó el 8 de septiembre, pero también hablaré más de ese tema en otra entrada.

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Hasta entonces: até logo! ¡Hasta luego!


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