Viaje de fin de diciembre

Los olvidados. 

Cuando eran vísperas de navidad los erasmus que teníamos que cruzar el mar para visitar a nuestra familia optábamos por mejor aprovechar esa temporada para viajar y conocer otros países porque el dinero del boleto de regreso era una cantidad exagerada.

Omar y Dafne comenzaron con la organización de nuestro viaje y nos juntamos para afinar los últimos detalles, en esencia el objetivo era recorrer el sur de Francia hasta llegar a la ciudad catalana de Barcelona, de inicio pasaríamos por Torino aprovechando la presencia de un amigo de Omar ahí, pasaríamos por Mónaco, Niza, Cannes, Marsella, Montpellier, nos desviaríamos un poco para pasar por Toulouse y llegaríamos finalmente a Barcelona, en esencia el recorrido se mantuvo pero lo que se movió un poco fueron las fechas, principalmente viajaríamos nosotros tres y en un punto se nos agregaría Franco y Valentina.

No recuerdo los días exactos del viaje, probablemente unos ocho o diez, más menos un día, estuvimos alrededor de una noche por destino y viajamos principalmente en blablacar y tren local, de regreso tomamos un avión de Barcelona a Milán; y nos hospedamos con couchsurfers principalmente, amistades y me parece que solo en Marsella nos hospedamos en hostal.

Turín.

Torino o mejor conocido en español como Turín, es de las ciudades más al norte de Italia, al igual que Milán, son un importante centro de negocios y cuenta con mucha cultura y lugares que conocer. Para los amantes de los automóviles, Turín es el lugar donde se producen la marca FIAT (Fabbrica Italiana Automobili Torino), donde está la sede central de la compañía Alfa Romeo y donde se llevan a cabo infinidad de eventos y exposiciones relacionados con esta industria. Pero los automóviles no es lo único interesante de la cuidad, la ciudad cuenta con el segundo museo egipcio más importante del mundo después de El Cairo por la importancia de sus descubrimientos, también está la Catedral de la ciudad, el Palacio Carignano, la Basílica de Superga, la Puerta Palatina, el Museo del Resurgimiento, el Palacio Barolo, el museo de antropología criminal, y otro conjunto de palacios, iglesias y museos.

Nuestra principal anécdota de este lugar es cuando nos subimos al metro y creíamos que no nos iba a tocar un inspector, voy a aclarar un poco más del funcionamiento de este transporte en Italia para los que no tienen ninguna idea, en ciudades como Milán y Turín se pueden comprar las tarjetas o los boletos individuales para el uso del metro, autobús o similares, las recargas de las tarjetas pueden ser por días, semanas o mensual, y servía para darte acceso en los reguiletes del metro, pero en los autobuses el sensor se encontraba cerca de la puerta y podías aparentar que habías pasado la tarjeta sin haberlo hecho, pero de vez en vez (principalmente a inicios de mes que era cuando atrapaban a más) se subían o te esperaban en la bajada los inspectores y tenían un aparato con el que podían determinar si habías usado la tarjeta o no y si habías cometido un acto fraudulento pagabas una multa estimada 43 euros. Estando ya un buen tiempo en una ciudad comenzabas a entenderla y saber se subían los inspectores y donde te interceptaban al bajar.

A nosotros nos tocó la poca fortuna de toparnos con un inspector al poco tiempo de haber llegado a Torino, comenzamos a argumentar y fingir que no sabíamos italiano para después de un tiempo pagar únicamente una multa y no las tres que nos tocaba pagar. Actualmente en México está de boga una expresión que lo resume todo, “eso nos pasa por querer jugarle al vergas” que en un español normal sería como “nos buscamos los problemas por pensar que somos mejores” en esta ocasión, mejores que el sistema.

Ventimiglia.

De Turín tomamos un Blablacar que nos llevara a San Remo por la cercanía a la frontera, también pudimos haber ido por Cuneo o alguna ciudad que cruzara las montañas pero me parece que en esa ocasión la decisión fue a causa del presupuesto o facilidad de movimiento, de San Remo tomamos un transporte a Ventimiglia que es una ciudad pequeña a la orilla del mar Balear no tiene gran cosas que ver y lo entretenido es dar una caminata por la orilla del malecón donde irás viendo a ancianos sentados en las bancas o a gente deportista cuidando el físico.

Cruzamos la frontera que parece o es casi imperceptible, y después de un tiempo llegamos a Mónaco, país independiente considerado después del Vaticano como el más pequeño del mundo, en un pasado Mónaco le pertenecía a Italia hasta el momento en que Francia invadió estos territorios, el lugar tuvo demasiado crecimiento monetario por el famoso Casino de Montecarlo, ya que el apostar era ilegal en los países vecinos, la gente iba a aquí a gastarse su dinero, podríamos compararlo como Las vegas de Europa, el lugar era tan caro que ni si quiera consideramos el hecho de quedarnos a dormir,  por ejemplo una botella de coca de 600ml estaba en cerca de cinco euros en los supermercados.

Conocimos un poco la ciudad y llegamos hasta la parte alta de donde se aprecia un casco más antiguo de la ciudad y se puede tomar una buena foto panorámica de Mónaco.

Niza.

Posterior a nuestra visita a Mónaco nos encaminamos hacia Niza, ciudad francesa con gran riqueza turística, a mí lo que me gustó mucho del lugar fue el contraste o mejor dicho como la parte vieja se abre al Mar Mediterráneo, en lo personal no me pareció que hubiera sitios turísticos que robaran el protagonismo si no que diversos lugares de interés son la belleza del lugar, el simple hecho de recorrer el paseo de los ingleses deja un buen sabor de boca.

Al momento de llegar a Niza, Omar y Dafne encontraron un host de CouchSurfing que los recibía en su barco, Andrés, amigo chileno de Omar que nos hospedó en Turín, y yo nos quedamos con un egipcio en su dormitorio estudiantil, y lo gracioso de esa situación fue que ellos sufrieron muchísimo por la incomodidad y la lejanía del lugar cuando pensábamos que esos seríamos nosotros.

Omar, por extraño que parezca, era el nombre de nuestro host egipcio, el cual al inicio me causaba un poco de desconfianza por su forma de ser algo seca y cortante y su apariencia, pero resultó ser un gran tipo y nos ayudó en todo lo que pudo, hasta nos invitó por si alguna vez vamos por Egipto.

Una de las ventajas que descubrimos en Francia fue la renta de bicicletas a un precio muy bajo, las rentabas por tiempo o día dependía el caso, y te servía para conocer más rápido la ciudad, las utilizamos en Marsella, Niza, Toulouse y creo que hasta en Montpellier.

Marsella.

De Niza a Marsella habían contactado con alguien que nos iba a transportar, sin embargo nos dejó plantado a tempranas horas y tomamos la decisión de tomar un tren a Cannes y de ahí salir con una señora de la misma aplicación rumbo a Marsella, en este momento Andrés ya había regresado a Turín y solo estábamos tres en el viaje, ninguno de nosotros hablaba francés, es más si nos comunicábamos en español aun así no nos entendíamos completamente, y la señora que iba manejando tenía dificultades hasta con el inglés, en un inicio tratábamos de comunicarnos inclusive hasta con señas, pero la señora se comenzaba a desesperar que por estar pensando cómo se decían las palabras tomamos la salida equivocada y en otra ocasión casi chocábamos, mejor optamos por velar por nuestra seguridad y evitar algún tema de conversación … fueron las tres horas más largas de viaje, el entorno ayudaba un poco pero había un silencio rotundo en el automóvil…

 

 


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