Viaje de fin de diciembre 3

...Tomamos el autobús en la estación central de Marsella y viajamos durante unas dos horas aproximadamente hasta llegar a Montpellier, una vez que llegamos a la estación nos vimos con cuatro amigas de México que estaban realizando su intercambio al mismo tiempo, el hambre era devastadora y no había muchos lugares abiertos por lo que decidimos cenar en un McDonalds, la única cosa que encuentras abierta casi todo el tiempo, en Milán tan solo cerraba como tres o cuatro horas, me compadezco de los que trabajan ahí.

Montpellier tiene casi unos cien edificios que están clasificados como monumento histórico, muchos de ellos de construcción en la temporada de Aragón o Napoleón.  Es una ciudad algo pequeña y considero que se puede visitar y conocer en pocos días, nosotros fuimos al acueducto de Saint-Clément o San Clemente el cual está pegado al Promenade du Peyrou, toda esta zona es un enorme parque con diferentes atractivos y con un espejo de agua con la capacidad de sacar fotos increíbles en el atardecer.

En la foto: El espejo de agua donde se refleja un espléndido atardecer.

Hay también varias estatuas y caminando unos pocos minutos se puede encontrar también la puerta de Peyrou, ahora que lo analizo todo lo que estaba por la zona hacía referencia a este personaje por lo que les compartiré un poco de información que encontré del origen del nombre, al igual que yo pudieron pensar que se trataba de algún personaje célebre, sin embargo, es más porque así se conocía a una zona, y ya, es lo único importante que encontré antes de darme por vencido.

En la foto: La puerta principal de la ciudad.

La ciudad tiene un peculiar encanto por sus calles con carácter medieval y sus diferentes restaurantes y cafés, caminar entre sus calles sin rumbo específico te servirá de sorpresa para encontrar misteriosos lugares para ver, como la Catedral de San Pedro, es un edificio de estilo gótico y con una arquitectura muy curiosa para la tipología de edificio, el acceso principal cuenta con dos grandes pilares que te dan la bienvenida, curiosamente esa puerta al ser la principal muchas veces se encuentra cerrada y accedes por la de un costado, quizá eso no sea algo común pero a nosotros nos ocurrió durante nuestra visita. Una experiencia o momento que se me quedó muy marcado fue el entrar a esta monumental catedral y encontrarla en una predominante obscuridad, tan solo algunas velas y pocas lámparas ayudaban a no chocar con las bancas, un olor a humedad y vejez gobernaba el interior y un ligero murmullo de los devotos que iban a ofrecer sus ofrendas a ya a horas tardías para una iglesia, estamos hablando de ocho o nueve de la noche.

Esa misma noche fuimos a cenar una de las especialidades de la cultura francesa, una ligera capa de una mezcla de harina, huevo y leche cubierta con alguna mermelada o elemento salado de nuestra preferencia, me estoy refiriendo a las famosas crepas, Creperie Le Kreisker se llamaba el lugar y está abierto desde 1989 lo que nos demuestra que, si de hacer crepas se trata, ellos ya tienen mucha experiencia. Tienen sabores muy ricos que con solo mencionarlos podría hacer que se les escurra la saliva, pero no me gustaría ser tan cruel y prefiero que ustedes se den la oportunidad de probarlos.

En la foto: Mi crepa, solo que la foto no le hace nada de justícia.

Regresamos al departamento de mis amigas y nos preparamos para el viaje del siguiente día a un lugar cercano con un bonito panorama, Séte creo que se llamaba, y creo que era éste porque recuerdo que desde una montaña que subimos se veían muchos embarcaderos y este poblado fue el primer puerto en el Mediterráneo por parte de Francia.

En la foto: parte de la escalinata para llegar al mirador de la comunidad.

Se me olvidaba mencionar el lugar que visitamos la mañana del día anterior, saliendo del departamento pasamos a un centro comercial a comprarnos unas baguettes (eran tan baratas que no nos faltaban en cada comida), unas carnes frías, un queso brie y me parece que ya, y tomamos el tren a una de las últimas paradas para poder llegar a la playa,  era tranquila, de arena fina y blanca y con agradable clima, pero en esa zona el agua es fría y el sol no calienta lo suficiente como para invitarte a nadar así que la mayoría del tiempo nos la pasamos en la arena platicando y después saboreando nuestro exquisito tentempié. En ese preciso momento le agarré un profundo amor al queso brie.

Montpellier estaba llegando a su fin y aún nos quedaba Toulousse y Barcelona por recorrer, a pesar de algunos inconvenientes el viaje estaba resultando muy bien, económico y enriquecedor. En la ciudad francesa nos volvimos a quedar con hosts de la aplicación de Couch Surfing, en esta ocasión nos separamos en dos grupos, Franco y Omar, y Dafne y yo, nosotros nos quedamos con un mexicano y su roomie francesa, Elise, tenía tan gravada una palabra que parecía que la hubiera inventado  “Attention” o esa es la traducción que me arrojó Google, el chiste es que la palabra significaba “Cuidado”, “Precaución” o literalmente “Atención”, y lo decía casi para todo, si te tropezabas, si estabas por cruzar la calle, si iba a servir el pastel o si estaba por comenzar a hablar, es curioso como hay personas que se te graban en la cabeza con este tipo de detalles.

Franco y Omar se quedaron con una francesa que cantaba muy similar a Zas, pero que nosotros dos no vimos demasiado, Toulousse fue una ciduad sorprendente, tienes muchas cosas que ver, es muy juvenil por la cantidad de estudiantes que van para cursar sus estudios universitarios, y por ende tiene mucha vida nocturna, con respecto a su patrimonio tiene lugares como: La Basílica de San Sernín, el Convento de los Jacobinos, La Baspilica Dorada, La Catedral de San Etienne, la prisión de Saint-Michel, el Palacio Niel, los diferentes puentes, la Plaza del Capitolio y hasta los museos, realmente es una ciudad francesa que tiene demasiado que ofrecer.

No estoy muy seguro si la noche que llegamos fue cinco de enero o después, el chiste es que me sorprendió una de sus tradiciones por la similitud con la mexicana, en México el seis de enero se acostumbra partir la famosa rosca de reyes en conmemoración con el nacimiento del niño Jesús, la rosa generalmente cubierta de higo en algunas ocasiones, ate, mantequilla, azúcar, membrillo, frutos confitados o acitrón (este me parece que está dejando de formar parte de la rosca porque además de que nadie se lo comía empezó a estar en peligro de extinción), tiene en su interior un niño de plástico que si descubres al cortar una rebanada tienes que aportar los tamales de la candelaria (dos de febrero), no me pregunten con exactitud la razón de esto, que ni yo me la sé.

La tradición similar se llama en francia Galette-des-Rois que tendría una traducción similar a la de galleta de los reyes, en donde si encuentras al personaje o el haba (en algunas tortas) te conviertes en el rey del día y debes portar la corona de cartón con la que viene el postre, yo creo que preferiría ser el rey que tener que pagar por los tamales.

En la foto: Una variante de la rosca de reyes con una nadadora como muñequito a descubrir.

Al igual que en muchas otras de las ciudades de Francia, Toulouse contaba con todo un sistema y red de bicicletas bastante completo, lo que nos permitía como turistas a conocer y rodear la ciudad de una manera mucho más rápida y completa que si fuéramos caminando o en transporte público....

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