OKTOBERFEST! 2
No todo es bebida
Si lo que se pretende es seguirle el ritmo a la cultura alemana, llenar el estómago con uno de estos famosos productos de pan, los Pretzels, cuya característica forma y sabor combatirán como auténticos guerreros bávaro frente a los estragos del alcohol.
Mézclate con la multitud
Si eres un fan de disfrazarse o de empaparse al cien por ciento de la cultura, porque no intentas el vestirte con el auténtico atuendo del oktober fest, el Trachten, para los hombres se le conoce como Lederhosen y el de las mujeres tiene el nombre de Dirndl. Podrías llegar a comprarlo por internet (en un rango de precios de 20 – 160 euros), en algún local del oktoberfest o de la ciudad (estimado de precio de 70-90 euros) o hacerlo por tu propia cuenta.
Para los hombres (Lederhosen)
Si quieres beber como un auténtico héroe bárbaro debes de verte y sentirte como uno (aunque me parece que el Lederhosen no es el ejemplo perfecto de un hombre bárbaro, o si quiera ejemplo de hombre, mi perdón si alcanzó herir algún alma susceptible es una simple opinión), el atuendo masculino consiste en:
Camisa de vestir casual, de preferencia de cuadros pequeños o blanca – que es muy fácil de conseguir en cualquier tienda departamental.
Shorts de cuero con grabados típicos – que se podrían remplazar por simples bermudas cafés.
Tirantes, también de piel, con una cosa en el centro que no tengo ni la menor idea de cómo se pueda llamar – que se pueden remplazar por… tirantes, de preferencia de piel.
Calcetas o medias blancas que te lleguen hasta las rodillas.
Unos zapatos típicos como los de la siguiente imagen – Que pueden remplazarse por cualquier tipo de zapato que haga juego con el resto del outfit.
Y para cerrar con broche de oro un sombrero de piel con una pluma del pecho de un Águila Real – que se puede sustituir por no llevar nada, quizá con unos litros de cerveza encima hasta lo llegues a perder.
Para las mujeres (Dirndl)
El atuendo de las mujeres era usado en unos inicios por las campesinas y las sirvientas del oeste de los Alpes, y después adquirido por las clases sociales altas, es un atuendo que denota las curvas femeninas y esconde imperfecciones. Para beber como toda una mujer bárbara y no perder la clase, quizá este atuendo sea la opción:
Se va a necesitar una blusa escotada o que mínimo enseñe hombros, de preferencia blanca, – al igual que la camisa del hombre se puede adquirir fácilmente.
Un corsé, que es el que ayuda a cualquiera a dar una apariencia estética – no creo que pueda ser fácilmente remplazable o remplazable si quiera.
Una falda que se vea muy tradicional o inclusive que pueda asemejar un mantel de picnic y un delantal que haga juego.
Y las medias podrían ser opcionales hasta la rodilla o con simplemente unos tines, flats, tacones, botas o lo que sea que complemente el outfit y te haga sentir cómoda (podrías llegar a caminar bastante).
¿Necesitan una idea extra? Aquí dejo unas imágenes.
De vuelta por la ciudad
Dieron cerca de la una y nos comenzaron a correr de la carpa porque iban a llegar los de las reservaciones, fue muy agradable mientras duró, y nos encaminamos a encontrarnos con el resto del grupo para hacer el recorrido de la ciudad, creo que está de más decir que después de unos litros no estábamos en las condiciones más propicias para apreciarla, pero estábamos decididos a hacer nuestro mayor esfuerzo.
Caminamos al centro y conocimos la Karlsplatz Stachus, Marien platz, la iglesia gótica de San Pedro, Feldherrnhalle, Odeonsplatz y el parque urbano Hofgarten; quizá conocimos más lugares, pero por el momento mi memoria no da abasto, al menos estos fueron los que más impacto causaron en mí, en especial éste último.
En la imagen: El Pabellón dedicado a la diosa Diana.
La ciudad tiene mucho que ofrecer, pero en experiencia personal recomendaría recorrerla no en el mismo día, porque al momento que regresamos a la zona donde estaba el Oktoberfest, había aún más gente y todas las carpas estaban a reventar lo que hacía aún más difícil entrar o debías esperar muy buen tiempo en la fila, nosotros solo teníamos ese día así que no teníamos más opción si queríamos conocer Múnich.
Estaba caminando entre la gente cuando de un momento a otro me encuentro con amigos de mí misma escuela en México, que pequeño es el mundo, y después de compartir unos momentos de plática me encaminé a buscar al grupo de ESN con el que había viajado de un inicio, pues los había perdido tiempo atrás.
Para no hacer más larga la historia, diré que terminé en una carpa diferente a la de un inicio completamente sólo y sin idea de que hacer, me resigne a encontrar a alguien y me puse a disfrutar del ambiente, canciones típicas coreadas por la gran mayoría resonaban por todos lados, gente de todas las edades moviendo su tarro al son de la música, una escena difícilmente equiparable con cualquier cosa; pedí una cerveza y me fue negado por no estar sentado en una mesa, así que me vi en la necesidad de acercarme a un grupo y preguntarles si les molestaba que los acompañara para poder pedir algo de tomar, amablemente me recibieron y curiosamente me preguntaban por mis amigos, mi origen y mi historia genera, pero después de una hora u hora y media, comenzaba a sentirme no bienvenido, había pasado de ser el personaje desconocido a el hombre que no formaba parte de su círculo de amigos, quizá fue solo mi percepción y es porque estoy acostumbrado a un trato más cálido por ser latino, pero dejé de sentirme cómodo, finalicé mi cerveza y me dirigí a punto de reunión que se había dicho desde la mañana de nuestra llegada al festival.
Para mi sorpresa ya eran bastantes los que estaban esperando, y no tantos los que habían perdido la batalla frente al alcohol (quizá el elevado precio y la duración del evento influían, yo creo que me tomé 2 o 3 litros en todo el día).
Había sido un gran día, y una experiencia muy diferente que había atesorado en mi memoria, sin embargo, fue la siguiente anécdota la que aún me saca una sonrisa.
El costal anónimo
Era el momento de subir al autobús, únicamente esperábamos a algunos rezagados y los organizadores se percataron de que había un joven tirado a lado del autobús dormido profundamente, daba toda la apariencia de ser uno más de los estudiantes de intercambio y por más que lo intentaban despertar para hacerle preguntas sus respuestas eran poco claras, con dificultad lo subieron al autobús y se acostó en el piso del mismo, ninguno lo podía distinguir con claridad y los organizadores hacían lo posible para dar con su identidad.
Partimos de regreso a Milán con el aún extraño pasajero misterioso, creó que el movimiento del camión y su instinto de supervivencia despertaron al estudiante anónimo, no imaginó la sorpresa que se llevó al verse en un autobús desconocido y que la primera persona que haya visto, fuera un brasileño con extensiones en su oreja, vaya susto del pobre, se aclaró toda la situación y resultaba que efectivamente era un estudiante, que si era de Milán, pero que estaba estudiando su erasmus en Múnich por lo que todo había sido una gran confusión, se comunicaron con su madre que fue a recogerlo a la estación de Lambrate y no tengo ni idea de todo lo que le pudo haber dicho, quien sabe, quizá ya no volvió a regresar a la ciudad alemana.
En la foto: una Imágen inédita del costal anónimo.
Por eso la moraleja de esta historia es: si vas a beber hasta reventar tus hígados, asegúrate de que vayas con buenos amigos que no te dejen abandonado a tu suerte, o que en su defecto, tengas un gafete con tu dirección, teléfono y de donde eres, nosotros teníamos uno; pero de preferencia nunca bebas hasta reventar tus hígados.
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