Día 3: Holanda en flor

Probablemente el jueves 18 de abril de 2019 fue el día más bonito de todas las vacaciones. De hecho, cumplí mi gran deseo que fue gracias a lo que nació mi idea del tour holandés: ¡ver los coloridos campos de tulipanes! Por fín había venido el calor y el tiempo estaba soleado como en verano, perfecto para este tipo de salida.

Por la mañana por tanto me sentía muy feliz y he salido en seguida hacia Leida, una ciudad universitaria que se encuentra al principio de la "tierra de los tulipanes" que aconsejan en las guías turísticas. Este lugar de hecho no sólo es famoso por ser la sede de una antifgua universidad sino también por tener conservado el primer tulipán importado de Turquía en el siglo XVI por un mercader. Desde que los holandeses se dieron cueta de que los tulipanes se cultivaban fácilmente aquí, quedaron fascinados completamente por estos colores exóticos que han combinado de todos los colores. Desde este momento, nació una competición para ver quién conseguía una especie más rara aunque pudiesen llegar al punto de endeudarse, creando así la primera burbuja expeculativa de la historia... ¡quién habría pensado que fuese por unos tulipanes!

Volviendo a Leida por tanto por lo demás no había mucho que ver. Me gustó el paseo a lo largo del cuidado jardín perimetral, el canal principal que atraviesa toda la ciudad, la universidad histórica procedente de una iglesia durante la reforma luterana, el jardín botánico y la muralla redonda sobre la colina (Burcht van Leiden) desde la cual se puede admirar la ciudad desde arriba.

Terminada la visita, conduje hasta el famoso jardín Keukenhof cercano a Lisse, pasando por carreteras secundarias para poder ver mejor los campos. ¡El espectáculo de colores era realmente increíble! Hice una parte por la N206, salí en Noordwijkerhout y después seguí a lo largo de la estrecha Leidsevaart en la cual había un montón de ciclistas, fue parando a menudo para hacer fotos. En particular, me topé con la granja De Pluktuin Noordwijkerhout, un lugar tranquilo en el que la gente local va a comprar tulipanes frescos recogiéndolos directamente en el campo; esa fue la ocasión ideal para sumergirme en las hileras de colores variopintas y disfrutar de cerca de estas hermosas flores.

No hice bien en pararme al principio porque cuando llegué finalmente a Keukenhof, ya estaba lleno de coches, autobuses y gente que yo prefería haber evitado este nido de turistas y haber seguido adelante.

La parada siguiente fue Haarlem, un pueblo cercano a Amsterdam. Visto que el tiempo continuaba siendo espléndido y hacía calor, aparqué un poco lejos del centro para pasar por el parque sur que estaba ya todo verde por la primevera. También las calles del centro abundaban de plantas y macetas floridas, dando a la ciudad un ambiente vivo y sereno. En la vivaz plaza central (Grote markt) con el ayuntamiento y la gran iglesia, encontré una feria en plena actividad y ¿por qué no? dí una vuelta en la noria a decenas de metros de altura sobre la ciudad.

Después de un merecido helado para contrarestar la carga de adrenalina, me dirigí por la tarde al cercano Zaanse Shans; este pueblo es un lugar muy visitado debido a la fila de molinos a lo largo del canal que recogen agua de la tierra bajo el nivel del mar (Polder), problema bastente común en Países Bajos. Tenía miedo de encontrar demasiada gente como en Keukehof pero en realidad fue mucho mejor de lo que esperaba quizá porque ya eran las siete de la tarde. La belleza de los molinos y del pueblo con las casitas típicas alrededor del canal superó con creces mis expectativas, tanto que no me quería ir de allí. Encontré también una torre de observación de madera desde la cual admirar todo el territorio bañado de canales desde arriba.

Con esta gran imagen en el corazón volví satisfecho a Delft, concluyendo así el día emocionado con la visita. Para descubrir las otras maravillas que descubrí después haz clic aquí: cuarto día.

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