Península de Coromandel - Escenario de películas y paraíso
Nuestro destino era Thames, en la Península de Coromandel. Un poco a las afueras de la ciudad, encontramos un hostal agradable. El primer día en esta región lo pasamos en un museo de la mina de oro, dónde puedes ver las grandes máquinas que se usaban y leer acerca de la historia de la minería de oro de esta región. El resto del día, nos relajamos y leímos. Tengo que admitir que, a veces, lo único que necesito es descansar. Todos los días es ver y descubrir algo nuevo y si no hacemos eso, trabajamos, y puede ser demoledor. Así que, a veces necesitas tomarte un día de descanso. Siempre me arrepiento cuando no hago nada porque siempre pienso: "Estás en un país increíble, tienes que aprovechar cada minuto aquí". Entonces también pienso que es normal estar cansado y que necesitamos estar fuertes y poder realmente disfrutar de las cosas que vamos a ver. Ir tropezando de un sitio a otro te dejará indiferente después de un tiempo, es mejor recargar tu energía y entusiasmo.
Al día siguiente, condujimos hasta la punta de la península hasta la ciudad del Coromandel, anduvimos por las calles y fuimos a hacer senderismo por las suaves colinas de alrededor. Aquí todo parece completamente diferente: el sol brilla, las playas son lisas y doradas, el agua es clara. En contraste con la dura parte oeste del país, Coromandel parece un paraíso. No, es mejor, pero todo lo contrario. Es conocido por sus mejillones, los típicos mejillones verdes neo-zelandeses. Se parecen a los mejillones normales, pero más grandes y verdes. Puedes ver las plantaciones de mejillones por toda la costa. De camino a nuestro hostal en Hahei (lo cuál fue gracioso porque el dueño de este era el hermano del dueño del otro hostal en el que habíamos estado antes) paramos en algunas playas muy bonitas. Por la noche ya habíamos planeado nuestro viaje para el día siguiente, porque para poder hacerlo eran importantes tanto nuestro equipo como tener en cuenta la marea.
Por la mañana hicimos senderismo hasta la famosa Cueva Catedral, que es un agujero en la roca muy bonito situado también en una playa muy hermosa la cuál ha sido escenario de películas como Narnia: El príncipe Caspian. En nuestro camino hasta allí, pasamos numerosas bahías como la bahía Gemstone y la bahía Stingray. Fue un maravilloso paseo. Llegando a la cueva de la catedral, echamos las fotos obligatorias y sinceramente, al principio me quedé un poco decepcionada porque no era como yo me esperaba. Pero entonces, me dí cuenta de que sólo tienes que buscar la perspectiva perfecta y parece igual que en la película. Esto puede que sea porque en la película parece una cueva pero en realidad, es un túnel. La marea baja es importante, porque con marea alta sólo puedes cruzar la cueva en barco o en kayak, que no habíamos traído. En la otra parte de la cueva, tomamos el sol una media hora hasta que empezó a hacer un viento muy fuerte y se convirtió en algo desagradable. Además, el sol había desparecido y no volvió en todo el día.
Volvimos a casa y ya por la tarde cuándo la marea estaba alta, fuimos a la playa de Hot Water equipados con palas. En la playa hay dos manantiales de agua caliente y si encuentras el punto correcto para cavar un hoyo en la arena, puedes crear una pequeña piscina de agua caliente. Después de varios fallos, encontramos un buen sitio para sentarnos en el agua caliente. El cielo aún estaba gris y el viento era frío, así que estar en el agua cálida era lo mejor que podíamos hacer. El agua puede estar a una temperatura de 50 grados celsius y resultaba divertido porque siempre te das cuenta del cambio de temperatura porque alguien sale del agua pegando un grito. En algunos sitios podías ver vapor y agua hirviendo. Lo único raro eran como unas cosas pequeñas como burbujas en el agua que parecían ser, no sé realmente... Pero después de leer el Swarm hace poco tiempo estuve un poco preocupada de esas pequeñas cosas burbujeantes.
Al dia siguiente visitamos la gran Mina de Oro de Waihi, que ya he mencionado antes al hablar del museo. Desde aquí podrías ver a los trabajadores haciendo su trabajo y lo curioso es que en esta mina tan enorme las máquinas parecen diminutas, pero cuando te vas acercando te das cuenta de lo grandes que son. La explotación minera del oro enriqueció a la región, pero los locales ya no quieres que la mina siga allí y prefieren que se convierta en un lago, lo cual puedo entender perfectamente. Al parecer, la mina ya no aporta beneficios y es realmente fea. Tras recorrer la ruta de la Mina de Oro escuchando interesantes explicaciones por el camino, empezó a llover con intensidad y nos fuimos a casa para poder quitarnos la ropa mojada. Por supuesto, habíamos estado caminando con camisetas y sin llevar chubasquero. Preparamos algo caliente para comer y estábamos deseando conocer la cálida Bahía de Plenty (ya solo el nombre resultaba prometedor) y dos lugares donde hacer voluntariado con WWOOF (Organización de voluntariado internacional en granjas ecológicas).
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