Finde en Baviera: día 3, Múnich (parte 3)

Llévabamos andando desde las 8:30 a. m., así que era hora de descansar un poco y fuimos al famosísimo Jardín Inglés, uno de los parques urbanos más grandes del mundo. Se llama así porque se diseñó siguiendo el estilo de un parque inglés.

Momento selfie en el Jardín Inglés.

En esta preciosa y gran bocanada de aire fresco y naturaleza hay actividades para todos los gustos. Los ciclistas y corredores tienen un camino de 78 km, los futbolistas tienen un montón de campos y, además, se puede disfrutar del hermoso paisaje de la ciudad desde el Monóptero, que se añadió más tarde al parque (junto con la colina). En cuanto a jardines de cerveza, allí encontrarás el segundo más grande de Múnich (700 puestos) junto a la Torre China.

También puede que hayas oído hablar de las olas artificiales en el río Eisbach en la entrada del jardín, que atrae a surfistas de todo el mundo ya que es el mejor sitio y el más grande en una ciudad para surfear en el río. Las olas miden un metro de alto y se forman en una roca en la desembocadura.

Vimos a la gente surfeando y turnándose para pillar las olas. ¡Fue muy guay! Y es algo que se hace tanto en invierno como en verano. Lo mejor es que nosotros nos quedemos mirando, ya que solo los surfistas profesionales pueden aguantar las olas de allí.

Surfistas en el río Eisbach.

Es impresionante que puedan tomar esas olas, ya que no paran y además tienen poco espacio. ¡No está hecho para principiantes!

Paseamos un poco por el parque (no nos olvidemos de que íbamos cargados con las maletas) y entramos a otra zona verde preciosa de la ciudad, Hofgarten, diseñado originalmente en la época del Renacimiento en un estilo italiano.

Fue destruido en la Segunda Guerra Mundial, por lo que tuvo que ser reconstruido y se incorporaron elementos del jardín paisajístico inglés que se pueden asociar a varios parques de Múnich, pues es una característica del estilo arquitectónico de la ciudad.

El Hoftgarten se encuentra al sur del complejo de un complejo de museos que incluye el Deutsches Theatermuseum y al este de la Cancillería Estatal de Baviera, un edificio famoso por su grandiosa entrada de estilo neoclásico y sus paredes de cristal en las alas laterales.

La Cancillería Estatal de Baviera vista desde el Hoftgarten.

En el centro del jardín hay un pequeño templo en honor a la diosa Diana, con cada uno de sus ochos arcos señalando un camino y creando un patrón geométrico impresionante. Enfrente de la cancillería hay un memorial de guerra, Kriegerdenkmal, en honor a la gente de Múnich que perdió la vida.

Al salir del jardín por la Hofgartentor (puerta del jardín de la corte) llegamos a Odeonsplatz. Esta es una de la plazas más importantes de Múnich, junto al centro histórico. Luis I de Baviera se la mandó construir al célebre arquitecto von Klenze, al igual que muchas otras plazas y edificios emblemáticos de Múnich.

Se llamó así por el antiguo auditorio Odeon al noroeste, pero también está allí la iglesia de los Teatinos y de San Cayetano, construida en el siglo XVII en un estilo barroco y conocida especialmente por su fachada amarilla, por la Residencia de Múnich, un palacio en el que ahora hay varios museos (es fantástico pasearse por allí y ver las exposiciones de arte), y por el Feldherrnhalle o Templo de los Generales, una construcción de tres arcos en honor al ejército de Baviera.

La iglesia de los Teatinos vista desde Hofgarten.

Feldherrnhalle en Odeonplatz.

Odeonplatz aparece en varios episodios de la historia de la SGM, pues Feldherrnhalle es uno de los famosos sitios en los que Adolf Hitler daba sus discrusos. Antes de eso incluso, hay una foto de él entre la gente que se reunió en 1914 para reconocer el principio de la Primera Guerra Mundial, lo que nos hace pensar que, por alguna razón, le gustaba mucho este sitio. A pesar de que se la relacione con este horrible personaje de la historia mundial, no se debe pasar por alto la belleza de Odeonplatz.

Con esto llegamos al final del día. Dos de mis amigas se volvían a Viena y yo tenía que volver a Milán esa noche, pero era mucho más tarde... Después de despedirnos de las chicas en la estación sobre las seis de la tarde, João y yo aún teníamos algo de tiempo para ver un poco más del centro de la ciudad.

Volvimos a Karlplatz y seguimos la avenida comercial de Neuhauserstrasse – Kaufingerstrasse que lleva hasta Marienplatz. Allí hay un montón de sitios donde comer o comprar en tiendas de marcas internacionales. Uno de los restaurantes más populares es la cervecería Zum Augustiner, en la que puedes probar platos típicos de Baviera que están deliciosos.

Hasta otra Múnich, con Karlstor de fondo.

La fachada blanca de estilo renacentista de la Iglesia de San Miguel en Neuhauserstrasse, con las majestuosas torres de la Catedral de Nuestra Señora de Múnich al fondo.

Para entonces ya estábamos agotados, así que nos fuimos a un McDonald's para poder cargar mi móvil. Estuvimos allí dos horas hablando y descansando.

Mi autobús salía a las once de la noche, viajar de noche siempre es agotador y esta vez no fue una excepción. Llegué a Milano Lampugnano muertísima, solo quería llegar a casa y todavía tenía que esperar unos 20 minutos hasta que abriera el metro, aguantar otro viaje de 30 minutos de vuelta a mi piso y, sorpresa, ir a trabajar después de dormir solo hora y media. Conseguí aguantar el día, pero la verdad es que hubo un momento por la tarde en el que literalmente me quedé durmiendo enfrente del ordenador.

¡Y así terminó mi viaje a Baviera! Me encantaron las ciudades a las que fui, con tres días se puede llegar a conocer estos lugares tan fantásticos pero, como no dormimos en el centro de Múnich, el fin de semana acabó siendo demasiado intenso. Mejor que busquéis un hostal allí.

¡Aun así nos los pasamos genial!

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