Jornada por Santorini
¡Muy buenas a todos! Como os estuve contando hace un par de días, mi familia y yo realizamos un crucero por las Islas Griegas hace dos veranos, que para mí fue sin duda alguna el viaje de mi vida, y por ello me gustaría compartirlo con vosotros. La primera parada, Olimpia fue un buen punto de comienzo en este crucero, ya que todas las demás ciudades que visitaríamos a continuación estaba segura de que me encantarían, como fue el caso de Santorini, la isla griega donde el barco hizo su segunda escala.
En esta entrada del blog, os cuento el maravilloso día que pasamos mi familia y yo visitando esta isla, y, además, os explico algunos detalles, curiosidades o anécdotas que todo aquel que tenga planeado conocer Santorini debería saber.
Como en todas las escalas que un crucero realiza, siempre se ofrece la posibilidad de hacer excursiones contratadas en el barco, para hacer una visita guiada en el próximo sitio en el que desembarca. En el caso de Santorini, nos decidimos ir por libre, ya que buscamos información previamente sobre qué hacer o visitar en esta isla, así que no nos hizo falta tener que contratar una guía.
Despertarme, ir a uno de los ventanales del barco, y contemplar a lo lejos Santorini fue como un sueño para mí, puesto que desde hace mucho tiempo había querido que llegase el día de poder visitar esta isla tan paradisiaca, llena de casas blancas e iglesias con cúpulas azules, ¡la típica imagen de postal que se te viene a la cabeza al pensar en Grecia!
Nuestro día en Santorini comenzó bastante temprano, puesto que solo disponíamos de horas para visitar la isla y teníamos que aprovecharlas al máximo. Una cosa que llama bastante la atención de esta parada es el hecho de que el barco se queda anclado en alta mar, a diferencia de en las demás ciudades, que desembarca en el puerto.
Según nos contaron, el Puerto Viejo de Fira, la capital de Santorini, es antiguo y demasiado pequeño como para que unos barcos de tales dimensiones puedan parar aquí. Por lo tanto, se ponen a disposición barcas que transportan a los pasajeros hasta el puerto y al contrario. Las barcas se llenan rápidamente, por lo que os aconsejo levantaros temprano el día que visitéis Santorini, para coger una barca pronto y no tener que esperar cola.
Otro dato curioso a tener en cuenta, es el hecho de que Santorini se encuentra encima de acantilados (uno de sus múltiples encantos), por lo que hay tres opciones distintas para poder llegar hasta el pueblo. La primera, sería subir las 500 rampas pequeñas que llevan hacia arriba, una idea descartada si visitáis esta isla en verano, ya que las altas temperaturas son inhumanas, y para cuando llegarais al pueblo estaríais agotados o sufriendo un golpe de calor tremendo.
La segunda alternativa es subir en funicular, que es por la que optamos nosotros, ya que es la más rápida, sencilla y cómoda, aunque obviamente, no es la más barata, puesto que el precio es de 20 euros por persona, lo que, en el caso de mis padres, mi hermano y yo, esa cifra se multiplicaría por cuatro. Sin embargo, al tratarse de una opción tan necesaria para los turistas, los precios se elevan muchísimo.
Por último, podéis optar por subir estos quinientos escalones montados en burro, una atracción destinada exclusivamente para el turismo. De vuelta al barco a la tarde, tras haber visitado Santorini, decidimos bajar por las rampas ya que pensamos que sería más ameno. En esta bajada, vimos constantemente a estos burros cargando de turistas que subían o bajaban del pueblo. En mi opinión, me parece una actividad cruel para estos animales, teniendo en cuenta las altas temperaturas o el nivel de cansancio al que deben estar expuestos durante todo el día, por lo que no os recomendaría optar por esta opción.
Una vez subimos a Fira, la capital y la ciudad más grande de Santorini, comenzamos nuestra ruta por la isla, sin rumbo fijo, caminando por sus calles empedradas, admirando las increíbles vistas al Mediterráneo y visitando algunos de los puntos de interés más importantes o famosos, como la Catedral de San Juan Bautista, de la cual me enamoró completamente el interior de su cúpula, pintado en azul, o la Catedral Metropolitana Ortodoxa, cuya fachada está entera bañada de blanco, como la mayoría de casas o edificios de esta preciosa isla.
Tras almorzar en uno de los tantísimos restaurantes que se encuentran por la isla, nos dirigimos hacia la estación de autobús de Fira, para coger desde allí un autobús urbano que nos llevaría hasta Oia, que en mi opinión es la isla más espectacular y con más encanto de Santorini, un lugar que no os podéis perder. Si estáis de paso por Santorini y no tenéis tiempo para visitar los dos pueblos, yo sin duda me decantaría por escoger Oia, ya que es más pintoresca y famosa que Fira.
La estación de autobuses de Fira es básicamente una explanada donde se encuentran aparcados los autobuses, y dispone de una pequeña caseta a modo de kiosko donde se pueden comprar los billetes de bus. El precio del trayecto desde Fira hasta Oia es baratísimo, ya que, según creo recordar, un billete no llegaba a los dos euros. Además, la duración es de tan solo unos veinte minutos.
Sin embargo, el viaje hasta Oia en este transporte público puede llegar a resultar agobiante, ya que el autobús iba cargado de personas, incluso en el pasillo había gente de pie, no funcionaba el aire acondicionado por lo que hacía mucho calor, las carreteras, a pie de acantilado, son muy estrechas y de doble sentido, y daba la sensación de que íbamos a chocar en cualquier momento. Por otra parte, es el medio más rápido y barato para llegar hasta Oia, así que os aconsejo que optéis por este bus si no hacéis ninguna visitada guiada.
Si Fira ya me encantó, ¡tanto mi familia como yo flipamos con el pueblo de Oia! Nada más bajarnos del autobús, comenzamos a callejear, y llegamos a la plaza donde se encuentra la iglesia ortodoxa Panagia Platsani, con la típica fachada blanca griega y su cúpula azul. Las vistas al mar desde esta plaza son espectaculares, así que este es un buen lugar para hacer un par deselfiescon el Mediterráneo de fondo.
A partir de esta plaza considerada como punto de partida en Oia, lo que os recomiendo es pasear por las calles estrechas de este pueblo, descubrir las iglesias con cúpulas azules, encontrar el lugar perfecto para haceros una foto de postal con las casas blancas de fondo, o comprar un recuerdo de esta isla en alguna de las tantas tiendas de souvenirs que os encontraréis por el camino.
Sin duda alguna, uno de los mejores planes que hacer en Santorini, es sentarte en la terraza de algún bar y disfrutar de las increíbles puestas de sol que se pueden observar desde este acantilado. Nuestro barco zarpaba por la tarde, así que no tuvimos tiempo de poder presenciar este espectáculo. Sin embargo, sí que tuvimos la suerte de poder ver al sol ponerse desde la cubierta del barco. A día de hoy, ¡es el atardecer más bonito que he visto en toda mi vida!
Como nuestro tiempo por Santorini casi llegaba a su fin, cogimos el autobús de vuelta a Fira, y desde ahí bajamos los quinientos escalones que conducen hacia el Puerto Viejo, desde donde salían las barcas que nos llevaban al crucero. De entre todas las ciudades que visitamos durante esta semana y media de viaje, creo que una de mis favoritas es Santorini, una isla de ensueño que os recomiendo visitar al 100%, ¡no os arrepentiréis jamás!
En el siguiente post, os contaré el itinerario de nuestra próxima parada, que fue otro de los puntos fuertes de este crucero, una ciudad cuna del arte, el saber y de la historia: ¡Atenas!
Galería de fotos
¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?
Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!
¡Quiero crear mi blog Erasmus! →
Comentarios (0 comentarios)