Hoy os voy a hablar de dos sitios con una belleza fuera de toda duda. El primero es un mirador sobre el que tienes toda la ciudad a tus pies. El segundo es el Cementerio Monumental de Staglieno. Hay personas a las que un cementerio no les parece un sitio apropiado para visitar, pero en mi opinión este lugar es una obra maestra que, siempre con respeto, no podemos perdernos.
Para llegar hasta el mirador de Castelletto existen tres (dos) opciones: La primera y la mejor es utilizar el ascensor urbano de Levante-Portello, que nos dejará en el mismo mirador. Es la forma más cómoda y rápida. La segunda opción es utilizar el funicular Zecca-Rhigi para ascender. El problema de esta es que no nos dejará en el mismo mirador, por lo que deberemos caminar unos 10 minutos una vez arriba para llegar hasta él, desde la parada Carbonara hasta Beldevere Castelletto. La tercera opción sería subir andando hasta el mirador, sin embargo este "paseo" os costará unos minutos de empinada cuesta. Además no recomendaría subir de noche por aquí, puesto que la zona no es transitada y da sensación de peligro.
Una vez arriba tenéis que comtemplar las vistas tanto desde la Spianata di Castelletto como desde Luigi Montaldo. Los atardeceres en este lugar son espectaculares. Si queréis algo refrescante os recomiendo el bar gelatería Don Paolo y sus granizados.
Desde este lugar tendréis literalmente la ciudad a vuestro pies, y con atención podréis localizar la zona de Piazza Ferrari gracias al (horrendo) cubo del teatro Carlo Felice, la Lanterna di Genova (el faro de la ciudad) o los cercanos palacios de Via Garibaldi.
No es extraño encontrar aquí a estudiantes erasmus, pues Castelletto es una de las zonas de la ciudad donde se concentran más pisos de alquiler. La parte superior es una zona segura y donde se tiene buen nivel de vida.
Tras esta primera parada, el Cementerio Monumental de Staglieno es uno de los lugares más impresionantes de Génova. Hay que decir que en este cementerio eran mayormente enterradas las clases pudientes. Estas, para demostrar su poder, ordenaban esculpir estaturas y levantar panteones que acompañaran sus restos una vez muertos. Por ello pasear por este cementerio es como hacerlo por un museo de escultura al aire libre. Hay figuras que te dejan sin habla, por su realismo, por su belleza. Es un espectáculo conmovedor. Buscad fotos si no me creéis.
Cuando entréis en su interior (reconoceréis la entrada por los puestos de flores que hay en torno a ella) podéis tomar un mapa del cementerio en la caseta del guarda. La zona principal la encontraréis a mano derecha, con las impresionantes galerias y la monumental escalinata al Panteón. En este por desgracia no es posible entrar.
Deambulando por el cementerio encontraréis también una zona dedicada a los caídos en la Segunda Guerra Mundial, tanto italianos como estadounidenses. Hay que decir también que el cementerio sigue activo, es decir los enterramientos continuan en el campo santo.
Un detalle que no os podéis perder es que existe una leyenda local sobre una humilde mujer, la vendedora de frutos secos, que durante toda su vida ahorró para poder ser recordada eternamente. Con todo su dinero dejó estipulado que a su muerte fuera enterrada en este cementerio y junto a su tumba, una escultura la recordaría. Efectivamente, existe esta escultura, la de una anciana sentada de ropas humildes y mirada serena. Hay que decir que fue una de las esculturas que más me llamó la atención.
Una de las cosas de las que os daréis cuenta es que este cementerio Staglieno de muertos... vale lo prometo, no más chistes malos. Entendido. Para llegar hasta este lugar tardaríais mucho de hacerlo andando, puesto que está alejado. Os recomiendo tomar el autobús número 34. Si vais desde el centro, estaréis allí en una media hora. Tened cuidado porque el cementerio cierra verdaderamente pronto: A las 17:00. Si queréis ver lo esencial, en 1 hora podéis hacerlo. Si queréis recorrerlo en profundida, podéis dedicarle entre 2 y 3 horas.
Un hecho curioso es que debido a su enorme tamaño, existe un autobús del propio cementerio que hace un recorrido por el interior de este. Es una buena idea ya que para la gente que acuda habitualmente, especialmente si es mayor, puede ser complicado llegar hasta ciertas zonas porque el cementerio es empinado en algunos tramos.
Tanto en el mirador como en el cementerio podemos disfrutar de lo que para mi es una de las virtudes de Génova: La tranquilidad. Y con esto me refiero a que a diferencia de otros destinos, Génova no está masificada de turistas, de hecho será más habitual encontrarnos a gente local que han venido a pasar un rato agradable.
Dicho todo esto, espero que nos volvamos a ver pronto.
¡Hasta la vista!