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Por 20 razones, Gante


Quiero compartir con vosotros algunas ideas que me vienen a la cabeza ahora que voy a dejar Gante, la primera parada de mi máster itinerante. A continuación voy a presentaros 20 breves pensamientos que he consolidado durante mi corta estancia de 4 meses en la Bélgica de la lluvia, el chocolate, la cerveza y las patatas fritas. ¡Espero que lo disfrutéis!

1. Para empezar, Bélgica no es el país perfecto. Antes pensaba que todo funcionaba como la seda en los países del norte de Europa. Para nada es el caso. Los trenes van con retraso, cuando nieva las ciudades quedan completamente paralizadas y el sistema universitario (al menos el de mi master) deja que desear respecto a su organización. La complejidad del gobierno federal le hace competencia a la del italiano: a pesar de ser un país pequeño (ver punto número 7), hay un montón de ministerios, comisiones y partidos. Así que no os esperéis un sistema de organización impoluto. Ahora bien, los peatones y los ciclistas son respetados (ver punto número 3). Sin lugar a dudas, un punto a favor de Bélgica.

2. Gante se parece más de lo que hubiera pensado a mi querida Florencia: hay obras a cada esquina. Cada día aparecen nuevas obras (hace una semana aparecieron unos andamios alrededor de mi casa) y es un taladreo constante, nuevos agujeros y renovaciones. A menudo, a mediados del proyecto de construcción, el ayuntamiento se da cuenta de que no tiene dinero suficiente para continuar y al final hay muchos edificios (e iglesias) sin terminar o hechos de un batiburrillo de estilos diferentes (cada distinto tramo del edificio corresponde a una etapa de construcción).

3. Gante es el paraíso del ciclista: hay carriles bici por doquier. No obstante, preparaos para caeros un par de veces al meter la rueda en los raíles del tranvía (ya me ha pasado tres veces). Los belgas están acostumbrados a ver a otra gente caer, así que ni siquiera os ayudaran a levantaros (ver punto número 11).

4. El clima está loco. En un solo día podéis toparos con cuatro estaciones diferentes: de un sol sobre un cielo azul a un chaparrón. Para más inri, cuando llueve, lo hace horizontalmente; y una se pregunta: ¿para qué demonios necesito el paraguas? Los belgas, llueva o granice siguen moviéndose en bici, así que, cuando una se acostumbra, ya hace como los romanos en roma: tiras el paraguas y la lluvia te deja de importar.

5. Las escuelas circenses son geniales y muy populares en comparación con Italia (y menos caras).

6. Si vais a Bélgica hay cuatro cosas que no podéis perderos: las patatas fritas, el chocolate, los gofres y la cerveza (ver punto número 19). No es para nada un simple "reclamo para turistas": todos los belgas consumen estos alimentos en grandes cantidades (y sorprendentemente se mantienen en línea) y hay un debate continuo sobre dónde está el mejor lugar para comer las patatas. Para que lo sepáis, he probado todas y no encontré gran diferencia (quizás sea yo, pero las patatas fritas están buenas vayáis a donde vayáis, el secreto está en que están fritas).

7. Bélgica tiene una superficie de tan solo 30 536 km² y, a pesar de contar con tres lenguas oficiales, cuenta con poco más de 11 millones de habitantes. Al sur (Valona) hablan francés, al norte (Flandes) hablan neerlandés, en una pequeña región del sureste hablan alemán y en Bruselas, un poco de todo. Entre ellos hablan en inglés antes de hablar el idioma oficial de la otra región. Los belgas de Flandes "odian" a los belgas del lado francés y se niegan a hablar francés. Los belgas del lado francés "odian" a los belgas de Flandes y no hablan neerlandés. Así que si esperabais mejorar vuestro francés en Gante, como yo, olvidaos de ello.

8. Una persona originaria de Flandes es flamenco, pero el idioma de Flandes es el neerlandés, no el flamenco.

9. Los padres dan mucha más libertad a sus hijos. A menudo he visto a niños decir: ¡vamos a jugar a cosas peligrosas! Y todo delante de sus padres. Si en una madre italiana esta actitud sería vista como dejadez y falta de atención hacia sus hijos, aquí se ve como parte de la educación de los niños: jugar significa probar. Y probar cosas nuevas significa cometer errores. Hacerse daño intentándo cosas nuevas nos permite aprender.

10. En Gante nació nada más y nada menos que el emperador Carlos V de Habsurgo. Los locales están muy orgullosos de ello, a pesar de que solo algunos sepan (o la mayoría eviten decirlo) que el nacimiento tuvo lugar por sorpresa... y en el baño del palacio... sin mucho decoro que digamos.

11. Los belgas son más cerrados que los italianos. En 4 meses puede establecer una relación más íntima con solo un par de ellos. No obstante, una vez que los conoces bien, son muy divertidos. En general los belgas son muy simpáticos y están siempre listos para echarte una mano si les pides ayuda, pero primero dejan que lo intentes tu mismo (ver el punto número 9).

12. Gante es una ciudad muy interesante desde un punto de vista arquitectónico. El centro parece muy antiguo, pero muchas de las fachadas datan de 1913, cuando se construyeron al "estilo de época" para la ocasión de la EXPO (que acabó en un chasco dada la inminencia de la guerra). Si camináis por el centro, veréis muchas ventanas tapiadas: antiguamente todo se tasaba, incluso las ventanas... así que a tiempos desesperados, medidas desesperadas. Hay una plaza en la que todas las farolas están conectadas al departamento de maternidad del hospital local y, cada vez que nace un bebé, las farolas se iluminan para dar la bienvenida al neonato a la comunidad. El castillo de Gravensteen se sitúa en el centro de la ciudad y se utilizaba para defenderse de los ciudadanos cada vez que los impuestos subían. El 16 de noviembre de 1949, un grupo de estudiantes tomó posesión del castillo, escaló los muros y empezó a tirar verdura podrida a los transeúntes en señal de protesta contra el impuesto en la cerveza (ver punto número 18). El asalto duro dos días hasta que se les prometió la revocación del impuesto. Desde entonces los estudiantes de Gante celebran el aniversario de la victoria bebiendo cerveza (ver punto número 17).

13. El autoestop funciona bastante bien en Bélgica. Solo tenéis que tener paciencia y una gran sonrisa.

14. Los chicos belgas raramente se acercan a las chicas directamente. Me han llegado decir que hay más probabilidades de que la chica tome la iniciativa... chicos italianos, ¡sin lugar a dudas tenéis más experiencia en esto!

15. Vivir cerca de Rabot significa vivir en Turquía: no hay leyes, los coches se saltan cada ley de tráfico, en las tiendas solo suena música turca y los kebabs buenos y baratos abundan.

16. La sensibilidad de higiene en los supermercados es diferente. Quizás los italianos exageremos con la comida, pero aquí los que vienen a comprar tocan toda la verdura sin guantes (ni siquiera hay guantes de plástico a disposición), los vendedores tocan la comida y el dinero con las mismas manos y los productos preparados en el lugar (el pan, la pastelería... ) están al aire libre sin ninguna protección.

17. Gante ha perdido todas las batallas en las que ha tomado parte. Excepto una (ver punto número 12).

18. Los belgas odian los impuestos a tal punto que a menudo bromean diciendo que la evasión fiscal es su deporte nacional.

19. La cerveza belga es la mejor del mundo. Hay cientos de tipos diferentes: pilsner, blanca, lambic, trappist... Cada una se sirva en su vaso con la forma adecuada. ¡No os dará tiempo a probarlas todas! ¡Ni en 4 meses!

20. Gracias.


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