Estrasblog, parte ocho: vuelta al Palais Universitaire

Bonjour! ¿Cómo estás?

Parte ocho: ¡madre mía, el tiempo pasa volando! La semana pasada volví a la vida universitaria después de unas vacaciones en el pueblo de Cognac al sur de Francia, que puede que leyeras hace una semana.

Una vez más este blog comienza con una queja sobre el seminario de los lunes por la tarde. Comenzó de forma prometedora a las dos y media de la tarde, cuando la profesora estaba escribiendo las fechas del examen de cronología en la pizarra para mí. Sin embargo, una vez más, acabó fatal tras cuatro horas y media de agonía. No me puede irritar más, lo inútil que fue la última hora y media para los alumnos de la clase; las personas no nos podemos concentrar durante tanto tiempo, ¿por qué intentas aún así sin entusiasmo analizar un texto estúpido?

Esta semana he asistido a dos noches de idiomas, una fue una noche inglesa en un bar irlandés, que me hace esbozar una sonrisa cada vez que pienso en ella. La idea de estas noches es fomentar la comunicación entre personas de distintos idiomas, me da vergüenza admitir que únicamente hablé inglés con mis amigos. Estas noches también fueron interesantes, porque conocí a dos ingleses que además, vivían en Amitel desde hacía el mismo tiempo que yo, ¡no nos habíamos dado cuenta!

Aunque quizá hubiese perdido la oportunidad de evaluar mi vocabulario francés durante esas noches de idiomas, no significa que esta semana no haya hablado ni una palabra de francés. El viernes fui a mi primera clase de francés para extranjeros. Cuando habla un angloparlante suele dar énfasis a la primera parte de la frase e ir disminuyendo por completo hasta el final, mientras que cuando habla un francófono construye la frase y el énfasis permanece hasta la última palabra Aparentemente. Como es de suponer, me llevó a presenciar mi propia prueba de fuego, estaba estresado y avergonzado dentro del grupo, porque cada vez que el profesor nos pedía repetir una frase, yo lo hacía mal y por ello, me pedía que lo repitiese unas tres o cuatro veces. También le sucedía lo mismo a una chica irlandesa, que básicamente hablaba francés con acento irlandés, fueron dos horas en las que el profesor no paró de corregirnos por nuestra pronunciación. Seguro que estás pensando que lo odiaba, pero en realidad pienso que es una de las mejores clases que he presenciado aquí, principalmente porque he aprendido mucho.

Estrasblog, parte ocho: vuelta al Palais Universitaire

Además de estos eventos remarcables, la semana siguió con algún tropiezo mientras intentaba retomar las formas de trabajo francesas. De nuevo, jugué al fútbol e hicimos un partido increíble, llegué a las clases del jueves, donde presté mucha atención y disfruté de mi tiempo libre por las calles de Estrasburgo en compañía de mi fiel cámara. Fue una semana dura, así que creo que me merezco relajarme el fin de semana con una buena salida nocturna y una sesión cargadita de deporte de calidad en la televisión (en realidad, en el portátil, pero será la televisión inglesa).

¡Esto es todo por ahora! À plus tard mes copains!


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