El café español: una guía para tontos

El extraño periplo de tomar "un café" en España

Como buen cafemaníaco (véase lo hice una vez allí) nada me parecía más emocionante que zambullirme directamente en la cultura española de tomar café tras las largas siestas. Tenía ganas de sostener entre las manos las tazas de algunos de los mejores cafés y, aunque se pudiera pensar que al frecuentar todos los bares y restaurantes locales me estaba sumergiendo en la cultura y empapándome de la lengua, mentiría si dijera que la elección de la bebida no asumió un rol importante en toda esta cuestión.

Sin embargo, pronto me di cuenta de que lo que había imaginado que sería mi rutina vespertina relajante se convertiría realmente en unos de los mayores retos a los que me enfrentaría durante mi estancia. Starbucks y Costa Café nos ofrecen un amplio abanico donde elegir, sí, pero por lo general podemos limitarnos a entrar y pedir "un café, por favor" y lo único con lo que tenemos que preocuparnos es si queremos o no leche, lo que imagino que no es muy difícil para la mayoría.

En lo que respecta a España, bueno, olvídate por completo de entrar, coger el café y salir pitando. Sed escuetos en vuestro pedido y estáis por vuestra cuenta y riesgo. "Un café, por favor" no es suficiente. Hay miles de opciones diferentes y tenemos que conocerlas y saber lo importante que es especificarlas. Olvídate de hacerlo y la experiencia paradisíaca de tomar un café se convertirá enseguida en una pesadilla plagada de cafeína.

Para ayudaros a evitar que esto ocurra, os voy a dar un número considerable (aunque no exhaustivo) de términos clave cafeteros que debéis conocer.

Recordad, si sois como yo, no importa cuánto os apasione el café, tomarlo como no os gusta puede marcar la diferencia entre un descanso placentero y pasar unos 20 minutos intentando subsanar el daño hecho con copiosas cantidades de leche y azúcar. Al fin al cabo, yo soy británico y pedir un café nuevo/diferente sería de mala educación.

El café solo

El espresso básico. Esto es lo que nos traerán si solo pedimos "un café" sin más. Lo que es irritante (por lo menos para mí).

Me encantan las tazas de café grandes y nunca he sido un apasionado de las tacitas pequeñas de elixir. La idea de meter, en un torrente y de golpe, cantidades nocivas de cafeína en el cuerpo es tentadora, no me malinterpretéis, pero por muy efectivo que pueda ser un expreso, me gusta disfrutar de mi café... algo que no se puede hacer con 30 ml.

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Cuando se espera algo mayor y se obtiene esto, es como ver un regalo gigante bajo el árbol de Navidad, pero a la hora de abrirlo el 99 % son cajas y envoltorio y el 1 % restante, un decepcionante par de calcetines (mi hermano aún cree que es desternillante).

El café cortado

¡Otro grano en el culo, la verdad! A pesar de llamarse de una forma completamente diferente, este café es exactamente lo mismo que el "café solo", pero lleva leche.

¿A quién se le habrá ocurrido ponerle un nombre diferente? Tras finalmente haber superado el primer disgusto de la fallida experiencia del espresso en lugar de la taza gigante de café, me sentí emocionado con la idea de probar algo nuevo. Esperaba, como mínimo, que no me dejaran llorando con mi irrisoria tacita... otra vez.

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Y ¿qué tal "café solo con leche"? Imbéciles.

El café bombón

Aquí tenéis una especie de café en "formato de postre líquido".

Utilizan el mismo tipo de café que en el café solo y en su versión con leche, pero esta vez nos dan más que un simple trago. Se sirve con una porción generosa de leche condensada y, todo esto, en una taza chula.

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Tiene un ligero sabor a caramelo, por lo que, tal como dije antes, es más un postre que un café. Algunos quizá lo encuentren excesivo, sobre todo, si están en el descanso y solo quieren su dosis habitual de lo bueno, sin las sabrosas caries que el café bombón tiene para ofrecer.

El café con hielo

Este no causa tanta confusión. De hecho, la traducción al inglés es bastante evidente... un café con cubitos de hielo.

El motivo para hablaros de este es simplemente para que lo toméis en consideración. Al estar en Murcia, tuve que experimentar y sobrevivir a 40 °C mientras tenía que aplacar mi insaciable sed de una buena taza de café.

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Es la opción ideal para el verano español, así que quedaos con el nombre. No queréis que se os caiga el sudor dentro de vuestra taza de café.

El café con leche

Por lo menos también existen unos pocos que son fáciles.

Este es el café por antonomasia. No es tan fuerte como nuestros amigos los expresos que vimos anteriormente y viene en una taza más grande... ¡Por fin!

Dependiendo de dónde se esté, se recibirá más o menos leche. Algunos establecimientos echarán una cantidad aleatoria, algo bastante irritante para aquellos que tienen unas preferencias determinadas, y en algunos casos terminaremos con más leche que café. Sin embargo, otros estarán más concienciados de nuestras necesidades y nos preguntarán cuánta leche queremos exactamente.

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Para los más quisquillosos, os recomiendo que busquéis donde se hace esto último.

El café carajillo

Miembros de Alcohólicos Anónimos: ¡no os acerquéis!

Considerado por algunos como una especie en vías de extinción, el carajillo estándar tiene un chorrito de brandy o algo similar. Sin embargo, incluso este no es más que una mera imitación.

Para el auténtico y tradicional carajillo, se flambea el brandy junto con los granos de café y la cáscara de limón y se añade el café. A continuación, se filtra la mezcla para retirar los granos y el limón sobrantes y lo que queda es un carajillo tradicional digno de los mismísimos dioses.

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Muy probablemente no vais a encontrar un lugar donde se siga todo este procedimiento, por lo que, en general, os basta con saber que un carajillo va a tener alcohol.

El café belmonte

Este es otro café que con haber añadido "con *añada el ingrediente extra aquí* al nombre de un café existente habría obrado milagros.

Pero no, en lugar de ello, añadieron un nombre más a la interminable lista de cafés que debemos recordar. Por lo menos podemos decir que hemos aprendido bastante vocabulario.

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El belmonte es como el café bombón sobre el que os hablé antes, pero con un chorrito de brandy. Ambos empiezan por "b", pero pedir un belmonte cuando realmente queremos un café bombón no va a ser la fiesta de los sentidos para nuestras papilas gustativas que esperábamos. Demasiadas letras "b", pero a quién le importa una *****.

El café manchado

Si sois unas florecillas de pitiminí y con solo oler el café os volvéis "crazy", entonces, tomad nota.

Si tenéis el espíritu de un niño de 8 años, os va a encantar porque básicamente se trata de una taza de leche caliente con una gotita de café.

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Por desgracia, la historieta antes de dormir no va incluida.

El descafeinado de máquina o de sobre

Una vez más, este parece ser bastante evidente, pero si no podéis lidiar con la cafeína y necesitáis un descafeinado, tened muchísimo cuidado con cual pedís.

Lo preparan como si fuera un expreso, pero, por supuesto, es un descafeinado. El motivo por el cual la variante de máquina o de sobre es importante es que si el establecimiento no es nada del otro mundo y solo habéis entrado para una bebida rápida, para evitaros el disgusto de un café mediocre, lo mejor es que pidáis "de máquina" porque hasta el camarero más inepto no consigue meter la pata usando la máquina.

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La variante "de sobre" necesita a alguien más diestro y es más difícil hacerlo bien. Así, solo pidáis este tipo de descafeinado si tenéis el establecimiento en alta consideración o si el camarero tiene pinta de saber lo que hace.

El café asiático

Antes de finalizar, me gustaría hacer una pequeña mención a un tipo de café que es, de hecho, la posesión preciada de donde viví. En Murcia, en Cartagena para ser más específico, son unos apasionados del café asiático, por lo que pensé que debería mencionarlo al final.

Este café no solo es rico en sabor, sino también en historia. Es uno de los más complejos y tiene que prepararse de una forma muy específica, además se sirve en un vaso único y sofisticado. ¡Muy pijo!

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Primero, añaden el café. Luego, la leche condensada y tanto coñac como se quiera. El toque final lo dan un chorro de Licor 43 y el espolvoreado de canela. Para decorar, puede que lo sirvan con unos granos de café y un poco de limón.

No sé qué opináis, pero me parece demasiado para un café. ¡Necistas uno en cuanto terminas de prepararlo!

¿Aún os sentís confusos?

¡No os preocupéis! Viví allí casi 5 meses e, incluso al final, la espera para saber si había o no pedido el café que quería era una de las experiencias más extenuantes de mi vida.

Lo gracioso es que probablemente podría haber escrito sobre 20 tipos de café más, pero creo que el resultado habría sido más lioso que de ayuda. Incluso si os olvidáis de todos estos nombres a la hora de pedir, lo más importante es acordarse de que hay muchísimas opciones.

Con tan solo pasar una temporadita en España, hasta el menos versado en café se convertirá en un verdadero experto. Tanto si es por elección propia como por accidente, os pasará que pediréis el café equivocado alguna vez y, en la mayoría de los casos, no os gustará lo que vais a tener delante. Sin embargo, el objetivo de pasar una estancia en el extranjero es aprender ¿o no?

¿Qué mejor que sentarse al sol español y probar todos los tipos de café, bueno, bajo el sol?


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