Me gustaría hablaros de un lugar que conocí mientras estudiaba en Irlanda. Se trata de un restaurante/pub que se sale de lo normal, y es diferente al resto, no solo por la comida que ofrecen, que es exquisita, si no por el lugar en el que se encuentra.
The Church es un pub/ café/ restaurante que se encuentra dentro de una Iglesia, concretamente la Iglesa St. Mary´s en Dublín, cerca del río y de las calles peatonales principales. El edificio fue construido en el siglo XVIII, y cerró como Iglesia en el año 1964.
Este lugar abrió sus puertas como restaurante en 2007, y sigue hasta el momento. Es un lugar bastante llamativo e incluso mantiene el órgano original de la Iglesia. Dentro del local puedes encontrar diferentes ambientes, según lo que prefieras. Hay una gran barra en el salón principal, donde puedes tomar algo, o sentarte en alguna de las cómodas mesas y comer. Por la noche se convierte en un pub, con distintas salas, música y luces.
La comida es bastante buena, con un servicio excelente y cómodo. En mi opinión, lo único a lo que le pondría pega es a la iluminación, pues en la zona para comer era bastante tenue, yo lo iluminaría más. Éramos dos personas, y pedimos un entrante y dos platos principales, que venían con abundante comida, la cerveza típica y café. Salimos por unos 40 euros aproximadamente entre los dos, sobrando comida.
Dentro del edificio, aún se pueden apreciar las características principales que tiene una Iglesia, como la forma del techo, las vidrieras de las ventanas, el piso superior, que se abre en balcones hacia el de abajo.... He de decir que se trata de un lugar bastante curioso para comer, y recomiendo que si estáis por allí paséis para tomar algo.
Si queréis comer allí, tened en cuenta que tienen un estricto horario (como casi todos los pubs) para servir el almuerzo. El día que fuimos estaba bastante lleno, pero nos dieron mesa de inmediato. De todas formas, si sóis muchos, y para mayor seguridad, podéis reservar llamando, o a través de su página web.
Como dato curisoso, añadir que en esa misma Iglesia, donde al año se sirven miles de Guinness, fue donde, en 1761 se casó Arthur Guinness, el creador de esta cerveza.
En definitiva, es un lugar diferente, y lo recomiendo 100% si tenéis la posibilidad de pasar por allí. Buena comida, buen servicio.... y no todos los días se puede comer en un sitio así!