¡Hola! En esta ocasión os voy a hablar del que es probablemente el lugar más emblemático de Cuenca, el puente de San Pablo.
Se podría decir que no has visitado realmente la ciudad si no has estado sobre el puente de San Pablo, pues este es el lugar por excelencia desde el que observar la impresionante ciudad de Cuenca, es todo un símbolo del lugar. Eso sí, si tenéis vértigo, no lograréis cruzar el puente completo. Aun así tenéis que acercaros a él porque es una imagen única.
El puente de San Pablo tiene su origen en el siglo XVI. Fue primero un puente de piedra (del que aún quedan algunos restos) construido sobre la hoz del Huécar para poder comunicar el convento de San Pablo con el casco urbano de Cuenca.
El río Huécar es un afluente del río Júcar y tiene unos 15 kilómetros de longitud.
El puente sería construido en hierro y madera a principios del siglo XX. Su color rojizo destaca sobre el verde paisaje que observamos desde él.
Este puente es a su vez el mejor mirador de la ciudad. Es el mejor lugar para observar las famosas casas colgadas de Cuenca, el mayor atractivo turístico de la ciudad. Y además, desde él vemos y accedemos al convento de San Pablo. El precioso conjunto arquitectónico, que ahora es un parador, se encuentra en un entorno natural realmente increíble, creando un paisaje precioso y único.
El puente de San Pablo es un lugar realmente especial y un lugar único en el mundo. Muchísimas personas atraviesan este puente cada día (a pesar de que a veces nos pueda dar la sensación de peligro o fragilidad) para poder capturar las mejores vistas de la ciudad construida en el paisaje rocoso. Creo que es algo que hay que ver al menos una vez en la vida.
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