¡Hola viajeros! En esta ocasión os voy a hablar de un lugar que considero muy especial, y que conforma el centro de la ciudad de Cuenca, su Plaza Mayor.
Si vais a viajar a Cuenca, ya sea para unas horas, unos días o incluso unos meses, seguro pasaréis por su Plaza Mayor, y os voy a contar un poco cómo fue mi impresión al conocerla y cómo fue mi paso por este lugar tan característico.
Puede que la Plaza Mayor de Cuenca no sea una de las más famosas y populares de España, y no se compara con otras plazas de grandes ciudades de nuestro país, pero no me cabe duda de que es un lugar fascinante y para mí es una de las más características, es decir, aunque no se de a esta plaza una gran importancia, para mí tiene mucho valor, ya que me parece muy diferente a la de otras ciudades españolas, y quizás ahí está su mayor virtud. Sin duda el lugar tiene una configuración muy original, y creo que a nivel turístico también tiene muchísimo interés.
Para empezar, el elemento principal de esta plaza es la Catedral de Cuenca, que es la Catedral de Santa María y San Julián.
No sé si habéis tenido la oportunidad de ver alguna imagen de esta catedral (aquí os dejo alguna), pero os adelanto que es un edificio muy característico y su fachada llama muchísimo la atención, quizás también porque, al igual que la plaza en todo su conjunto, nos resulta diferente a otras catedrales.
La construcción de la catedral se inició en el siglo XII, por lo que es una de las primeras catedrales góticas de España. En esta obra tuvo especial importancia Leonor de Inglaterra o Plantagenet, esposa de Alfonso VIII, que había reconquistado la ciudad unos años antes.
Pero pude comprobar algo en la catedral de Cuenca, y es que es muy notable que el edificio ha experimentado diversas modificaciones a lo largo de la historia, y por ello se aprecia claramente que algunas de las partes del edificio son muy posteriores a otras. Aun así, la catedral no ha perdido su esencia, y vemos que tiene elementos de los inicios de la arquitectura gótica, inspirados en las catedrales francesas.
La catedral de Santa María y San Julián también se puede visitar, es decir, acceder al interior, aunque es verdad que el precio de la entrada me resultó un poco caro.
Hay que decir que, aunque la catedral de Cuenca destaque sin duda en este lugar, no es el único edificio de interés que hay en la Plaza Mayor. En ella encontramos también el Palacio Episcopal y el Convento de las Petras.
En otro lado de la plaza, encontramos el Ayuntamiento de Cuenca, que es también un edificio con muchísimo valor arquitectónico. De estilo barroco, época de Carlos III, se levanta sobre tres arcos que nos dan acceso a la plaza.
El encanto de la plaza no termina con estos edificios históricos, sino que algo que hay que destacar sin duda de ella son sus edificios de colores. De hecho, creo que el mayor encanto de la Plaza Mayor de Cuenca reside en el contraste que hay entre su catedral y las llamativas casas que hay junto a ella con colores muy llamativos. El conjunto de estos edificios forma una imagen realmente curiosa, única y que me parece de una gran belleza. En estos coloridos edificios encontramos tiendas de productos típicos, bares y restaurantes, donde poder tomar un refresco en sus terrazas y disfrutar de esa maravillosa vista, o probar y adquirir los productos típicos de Cuenca, que no os dejarán indiferentes. No os preocupéis por los precios, ya que nos son un problema en la Plaza Mayor de Cuenca, sino que podréis disfrutar de estos establecimientos sin por ello perjudicar a vuestro presupuesto.
Aunque este lugar me encanta, sí destacaría algo de esta plaza que me sorprendió y no es del todo positivo. Me llamó la atención que no está interpretada o valorada al igual que otras plazas importantes en otras ciudades españolas, sobre todo, podría decirse que existe una ausencia de interés por adaptarla al turismo o a los peatones. Resulta muy extraño que, en una plaza de estas características, pueda haber gran cantidad de coches, me parece un impedimento a nivel estético y también para comodidad de los viandantes, ya que se trata de un bonito casco histórico, aunque desconozco si se ha pensado hacer algo al respecto o si hay algún interés en que esto siga siendo así.
Es sólo un pequeño apunte que me llamó la atención en una plaza que ya de por sí es característica y diferente, pero sea como sea, es un lugar muy bonito donde podréis disfrutar de agradables momentos y de una belleza única. Así que es un sitio muy recomendable y que merece mucho la pena.
